Escala de Grises- Yo no fui, fue Teté

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises- Yo no fui, fue Teté

El pasado jueves, durante su conferencia de prensa, el presidente se dio el lujo de recordar a Francisco I. Madero y José María Pino Suárez de una manera particular: como víctimas de un linchamiento en los periódicos. “¿Saben qué llegó a decir Gustavo Madero?”, preguntó para después responder: “Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”.

Lo que pudo haber pasado como un homenaje a nuestros héroes nacionales, surgió en un contexto poco favorable para la imagen de AMLO: la cobertura del fallido operativo en Culiacán para capturar a Ovidio Guzmán.

Cuando un periodista le preguntó sobre el tema, López Obrador dijo que esa postura era un indicador de cómo estuvieron y permanecen los medios en general, pero que lo mejor era que cada quién asumiera su responsabilidad. “Esto es parte de la transformación que queremos para el país y hay que aprender de la maestra de la vida, que es la historia; eso decía Cicerón”, remató.

Al día siguiente, después de que las críticas y comentarios sobre la prensa libre y la libertad de expresión hicieran eco, el presidente salió a decir que no tenía intención de ofender a nadie. La frase no se trataba de “igualar a los periodistas con ningún animal, le tengo hasta respeto a los animales, a los perros; pero no era esa la idea”. ¡Ay, qué alivio! Gracias por la aclaración, señor.

Sin embargo, como usted habrá de imaginarse, ahí no terminó todo. Después de que AMLO aceptara que la expresión es muy fuerte y, otra vez, hiciera uso de la historia como justificante, las reacciones en plataformas como Twitter no salieron del todo bien.

Entre quienes intentaban defender al jefe de Estado con todas las letras y quienes criticaban sus palabras, surgieron tres etiquetas alarmantes: #PrensaSicaria, #PrensaProstituida y #PrensaCorrupta. Este ataque directo (y gravísimo) estaba dirigido no sólo a los periodistas que cuestionaron al mandatario, sino también a sus familiares y a los medios en los que colaboran.

Cuando se interrogó a Andrés Manuel sobre el tema, respondió que no consideraba la participación de ningún miembro de su equipo y que considera este fenómeno [los ataques] como una reacción genuina de la gente. “Sería interesante comenzar con una investigación en la que se conozca la realidad, siempre y cuando no nos cueste; porque no hay, no hay”. ¿Qué tal? ¿No le dije la semana pasada? La austeridad republicana aplica hasta en la seguridad para las y los periodistas del país. A eso no sé si llamarle compromiso con la causa o mero descaro.

El lunes resultó que la investigación sí se realizó y los resultados arrojaron que el 73% de los tuits fueron publicados por cuentas reales y 26% por bots o cuentas pagadas. “En estos tiempos, lo que duele más es pasar la vergüenza de utilizar estos métodos. No sólo es un asunto legal, es un asunto moral”, aseguró el presidente de la República. Yo respondería que lo más doloroso no es ni la vergüenza ni el cargo de conciencia, sino la situación en la que han dejado al periodismo en el país, pero cada quién.

Entre los nombres rimbombantes a los que se asociaron estas cuentas se encuentran Aurelio Nuño, Juan Carlos Romero Hicks y Luis Calderón Zavala, hijo de Felipe Calderón y Margarita Zavala. Por supuesto, estos personajes han declarado que utilizan sus redes únicamente para temas personales, que los señalamientos carecen de sustento, que son puras especulaciones y que yo no fui, fue Teté, aunque más formal, claro.

Empero, ahí no termina todo. Felipe Calderón y Margarita Zavala también entraron a la discusión para defender a su hijo y negar rotundamente que su bendición tenga relación alguna con los ataques a la prensa.

“Está usted utilizando el Poder del Estado a través de su rueda de prensa, para deslizar una mentira sobre mi hijo y exponiéndolo. Es una cobardía inadmisible. Si quiere distraer a la opinión pública de sus fracasos, hágalo de otra manera”, pidió el expresidente Calderón en un tuit. Además, resaltó que los tuits ofensivos vinieron de cuentas afines a AMLO y a su partido.

Por su parte, Margarita Zavala también pidió al presidente no utilizar a su hijo para esconder su fracaso. “Asuma su responsabilidad”, tuiteó. Posteriormente, la etiqueta #ConLosHijosNo empezó a circular en Twitter para no perder la bonita costumbre de querer arreglar todo en intervalos de 140 caracteres.

No obstante, lo que parecía una estrategia para apoyar a la expareja presidencial, se transformó en una tendencia en contra de la hipocresía:#GuarderíaABC, bajo la que miles de usuarios recordaron el lamentable incendioen el que fallecieron 49 infantes y 106 resultaron heridos durante el gobierno de FCH.

Como siempre, vamos por partes. El hambre de trascendencia que tiene López Obrador es casi palpable. Querer comparar el contexto de La Cuarta Transformación con el de la Revolución, no es más que un recurso desesperado en el que, además de pretender subirse al mismo piso que aquellos personajes que “nos dieron patria”, está descalificando a la prensa y ese es el verdadero problema; más allá de los bots y los hijos.

“Pero sólo fueron ataques en Twitter”, podrán pensar algunas personas. Lo que hay que tomar en cuenta no son las etiquetas que se volvieron tendencia, sino lo que hay en el fondo. El problema es la percepción que ese 73% de cuentas reales tiene del periodismo y, en un país con 153 homicidios a periodistas en los últimos 19 años, esto no debería pasarse por alto.

El bajo nivel de tolerancia para quien no aplaude todo lo que hacemos no es una virtud. Andrés Manuel ansía pasar a la historia, pero también hay que saber cómo pedir los deseos. Quedar plasmado en los libros ha sido muy diferente para personajes como Porfirio Díaz y Benito Juárez. El periodismo cuenta historias y le da voz a la verdad. Lo dije hace dos Escalas: También desde el pensamiento crítico se hace país.

 

 

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