El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (Octava Parte)
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
“En la mayoría de las provincias murió más de la mitad de la población (…) a montones, como chinches”
Fray Toribio de Benavente (Motolinía), Acerca del impacto de la epidemia de viruela en México, Siglo XVI.
Dando continuidad a nuestra exposición, con el descubrimiento y conquista de América por parte de los europeos; con la llegada de los españoles a la región Mesoamericana e Inca, llegaron también enfermedades desconocidas para estos pueblos y comunidades, entre ellas, la viruela. Según se refiere por Luis CavazosGuzmán y José Gerardo Carrillo Arriaga, en su libro Historia y Evolución de la Medicina (2009): “en 1520 una expedición española comandada por Pánfilo de Narváez ingresó al territorio por el Puerto de Veracruz y tras algunos combates con los pobladores de la villa recién erigida arribaron a Zempoala (…) La historia documenta que un soldado de origen africano fue el portador inicial de la gran epidemia de viruela que azotó en América en la época de la conquista y que se ha considerado aliada de los españoles; los pobladores del nuevo continente no tenían protección contra esta nueva y contagiosa enfermedad por lo que sucumbieron en gran número. El mismo emperador Cuitláhuac murió de la enfermedad. Los españoles sitiaron Tenochtitlán cortando el suministro de agua y alimentos, lo cual condujo a la rendición del pueblo. En el Códice Florentino aparece este relato que habla de cómo sufrieron los naturales la epidemia de la viruela”.
Por su parte, Steve Parker en su hermoso libro Medicina, la Historia Visual Definitiva, en su capitulo Intercambio de Epidemias con el Nuevo Mundo (2016) refiere: “La enorme mortalidad se debió sobretodo a que la población nativa carecía de inmunidad ante estas nuevas enfermedades (…) algunas de estas enfermedades eran la peste bubónica, la difteria, el sarampión, la viruela, el cólera, la gripe, el tifus, la varicela, la escarlatina, la fiebre amarilla, la tosferina y la malaria (…) entre cinco y ocho millones es el número estimado de aztecas que murieron por enfermedades europeas entre 1519 y 1520”.
Como podemos apreciar, queridos lectores, mucho más que las alianzas establecidas entre los pueblos y grupos contrarios al Imperio Azteca fueron las grandes epidemias las que favorecieron sigilosamente la etapa militar de la conquista; una vez consumada ésta, en el año de 1521, sobrevino la conquista cultural, lingüística y religiosa.
Para finalizar su descripción, Steve Parker expresa, para nuestro asombro, que cinco siglos más fueron necesarios en América Central y el Sur de América para recuperar su diezmada población tras la llegada de los primeros europeos.
Es importante destacar que el fenómeno de la vacunación, desarrollado por Edward Jenner, hacia el año de 1796, se orientó hacia la prevención de la viruela que, por lo demás, fue la primer vacuna desarrollada y, a partir de ésta, su amplia difusión.
Por su lado, el Imperio Inca, que hubiera surgido en el siglo XII en Sudamérica, desarrolló una serie de conceptos en salud y enfermedad, así como en la práctica de la medicina que considero necesario resaltar. La medicina practicada por este imperio se encontraba íntimamente relacionada, como en los Imperios Azteca y Maya, con la magia y la religión; sin embargo, de manera semejante, se encontraba ya un sector social dedicado a la práctica de la medicina, que fue distinguiéndose por su especialización. Entre estos niveles de organización de la práctica médica podemos referir el Hampi Camalloc, especializado en plantas medicinales y en la práctica empírica de la medicina incaica; asimismo, es de destacar el hecho de que sus servicios estaban disponibles únicamente para el emperador y los nobles.
El Soncoyol era un curandero que servía al pueblo; el Sirkak era el especialista en procesos quirúrgicos consistentes en reducción de fracturas, luxaciones, curación de heridas y, esencialmente, realizar trepanaciones. El Ichuri era quien realizaba las entrevistas. Finalmente, el Macsa era el médico brujo. (Continuará)