Escala de Grises - Una grieta más

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Una grieta más

Dos semanas después de que se reportara la desaparición de Debani Escobar, se localizó el cuerpo de una mujer en un motel de Nuevo León. A partir de ese momento la Fiscalía General del estado inició los protocolos pertinentes para identificarlo y determinar la causa de muerte. Las conclusiones se dieron a conocer poco tiempo después.

Se confirmó que dicho cuerpo pertenecía a Debanhi y, según el fiscal Gustavo Adolfo Guerrero, la causa de muerte fue un fuerte golpe en la cabeza. Sin embargo, esa conclusión no bastó para la familia Escobar Bazaldúa, misma que solicitó un segundo informe forense cuyos detalles se dieron a conocer el 13 de mayo.

Según lo publicado por El País (medio con acceso a dicho documento), la joven de 18 años fue víctima de abuso sexual para después ser asesinada; por lo que el dictamen descarta la hipótesis oficial, donde se apuntaba a un posible accidente. Como si su actuar durante la búsqueda de Debanhi no fuera suficiente, la negligencia por parte de la Fiscalía de Nuevo León quedó expuesta una vez más.

Y es que, en la primera autopsia, no se mencionaron todas las lesiones que presentaba el cuerpo de Debanhi, lo que implica que no se consideraron en primera instancia. Aunque la causa de la muerte coincide en ambos documentos, las conclusiones del segundo análisis cambian completamente el rumbo de la investigación y evidencian los errores constantes del sistema justicia nacional.

Fue Mario Escobar, padre de la joven, quien insistió en que su hija había sido asesinada y, además, denunció los errores por parte de la Fiscalía (como la ausencia de videos registrados por las cámaras de seguridad o las cuatro ocasiones previas en las que se buscó a Debanhi en las instalaciones del motel).

Las críticas al gobierno de Samuel García fueron tales que se optó por destituir al fiscal Antisecuestros y al de Personas Desaparecidas; aunque poco se solucionara con esta decisión. Tras constantes señalamientos, las autoridades neolonesas han reportado algunos avances en la investigación, como la retención de vehículos sospechosos.

Desde que se dio a conocer su desaparición, el caso de Debanhi ha conmocionado a la sociedad nacional e internacional, pues se ha convertido en un ejemplo claro de la violencia feminicida que se vive en México; así como una muestra del torpe actuar por parte de las autoridades en todos los niveles.

Sin embargo, los errores que ha evidenciado este caso no corresponden únicamente a las fiscalías o a la administración de Samuel García. Durante todo el proceso de búsqueda, los medios de comunicación decidieron abordar el caso de formas tan insensibles como poco éticas, colocando encabezados en donde se criminalizaba a Debanhi o dándole voz a las personas involucradas que solo buscaban deslindarse de ciertas responsabilidades.

Aunque pueda resultarle inconcebible [o perfectamente visible], permítame recordarle que los medios de comunicación también participan en discursos machistas, misóginos y violentos. Las razones pueden variar: ignorancia, un afán por ganar mayor audiencia, nula empatía, falta de interés por abordar el tema con perspectiva de género o todas las anteriores.

Demostraciones de lo anterior tenemos muchas: el periódico que decidió criminalizar a los papás de Debanhi por no ir por ella a la fiesta, las entrevistas realizadas a las amigas que la dejaron sola en la fiesta; el espacio que se le concedió al chofer que la acosó para después abandonarla en medio de la carretera y, recientemente, la filtración de información entre cierta periodista y la Fiscalía de Nuevo León.

¿Cuál es el objetivo de los medios, entonces? ¿Informar sobre la violencia de género que se padece a nivel nacional o revictimizar? ¿Contrastar los datos que se brindan sobre el caso o asumir que las mujeres son culpables de sus propios feminicidios? ¿Denunciar las grietas dentro del sistema de justicia o ser una más?

Precisamente a esto me refiero cuando le digo que la violencia de género es un problema estructural, pues ninguna esfera queda exenta de ejercerla, de perpetrarla y, en este caso, también de difundirla. Ahora, usted podría pensar que la solución está en no consumir el contenido de esas empresas e informarse únicamente a través de ciertos espacios.

Sin embargo, la solución implica mucho más que cambiar de canal o de hora para ver las noticias. Así como en este espacio se ha solicitado a las instituciones protocolos eficaces para abordar la violencia de género, se extiende la petición para que los medios de comunicación tradicionales y digitales contemplen implementar un protocolo con perspectiva de género eficaz.

Por otra parte, como consumidores de la información, analicemos a fondo cada ángulo de lo que se nos presenta como verdad absoluta, cuestionemos y denunciemos los errores por parte de un medio [o de todos]. Seamos responsables de llenar nuestras manos, nuestros ojos y nuestro juicio con las herramientas necesarias para sellar las grietas en donde se esconden el machismo y la injusticia.

Por Debanhi y por todas:

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter