Cuando sea demasiado tarde… - El costo de la Movilidad.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Muy buen día, apreciado lector. Una semana más que se nos va y en cosa de nada ya nos encontramos en marzo. Desde hace un par de semanas posiblemente sintió usted unos tintes de verano, por lo que esta primavera estará un poco más loca que de costumbre. No pasa nada, sólo son efectos del cambio climático que en menos de diez años dejará a la Ciudad de México inhabitable y estaremos viviendo en la joya del Cuauhnáhuac temperaturas cercanas a los 40° Celsius. Así que, si tiene usted hijos, abrácelos fuertemente, y si no los tiene, considere las opciones permanentes de anticoncepción porque la cosa se va a poner mucho peor antes de ponerse mejor y a final de cuentas este problema apenas va empezando. ¿Cuál es la naturaleza fundamental del problema? Somos demasiados.
La infraestructura que tenemos hoy en día data de más o menos por ahí de 1980, cuando se creó el libramiento de Cuernavaca, para que el tránsito que venía de la Ciudad de México en dirección a Acapulco pudiera transitar sin tener que atravesar Emiliano Zapata y Avenida Morelos de principio a fin. Cuarenta años más tarde, nos encontramos con que hay que hacerle un libramiento al libramiento, porque la estupidez del “Paso Express” que se fraguó entre el impresentable de Graco Ramírez (el pequeño), Richard Gerez Esparza, y Peña Nieto, sólo sirvió para sifonear alrededor de dos mil millones de pesos para arreglar 14 kilómetros de carretera que ya existían. ¿Sabe usted cuántos accidentes ocurren diariamente en tal tramo? ¿Aquél que en algún momento fue marcado como uno de los diez puntos negros más importantes de la accidentalidad en la gloriosa República Mexicana?
Cada día que pasa nos tenemos que enfrentar a condiciones de movilidad cada vez más desgastantes. Las motocicletas se han hecho dueñas del pavimento. No me importa que la gente circule, y si un individuo desea hacerlo sin el equipo protector necesario, ¿qué vamos a hacer para convencerlo de lo contrario? Al final de cuentas, ¿dónde se encuentra la computadora que opera en su totalidad cualquier vehículo automotor disponible hoy en día? He visto motocicletas con tres o cuatro pasajeros, jinetes (del vocablo “riders” en inglés) que prefieren proteger la integridad de su codo por encima de la importancia que tiene su cabeza, y padres que piensan que sus niños son indestructibles y no necesitan de equipo protector para garantizar su supervivencia en caso de tener un percance.
El costo de la movilidad es social, es de salud, y es de seguridad. La noche del jueves acudí a Lomas de Ahuatlán, y me encontré con que ya tenían dos grúas llenas de motocicletas decomisadas por la autoridad en virtud de la insuficiencia burocrática para cumplir con los requisitos indispensables para opera un vehículo automotor de dos ruedas. Conté alrededor de 30 motocicletas, e incluso pude observar un video en el que por la fuerza introducían a un repartidor de comida rápida en una patrulla por haberse resistido al arresto. Ya ve usted que la justicia en este país es pronta y expedita, al grado de que el individuo en cuestión se lleva un par de correctivos tradicionales de las fuerzas del orden en este país. Me pregunto, ¿ya tiene usted su tarjeta de circulación, apreciado lector?
Lamento mucho que haya individuos que no hayan podido cumplir con los requisitos necesarios para poder circular con tranquilidad por esta ciudad, pero aquellos que realizan tal actividad a bordo de un vehículo que no necesariamente sea de su pertenencia, se encontrarán con la dificultad de hacerse de otra unidad y continuar operando como siempre lo hacen. Aquellos que verdaderamente utilizan tal medio de transportación para cumplir con sus obligaciones de seres de bien, se encontrarán con la dificultad de enfrentar el laberinto kafkiano de la justicia cuernavacense. ¡Buen trabajo, Lic. Urióstegui! Ya estamos acabando con los malos.
El costo de la incompetencia de nuestras autoridades se está pagando, por un lado, en los efectos de la inflación. Si de por sí ya es irreal la idea de adquirir un bien inmueble que cuente con las condiciones dignas para poder habitarla, olvide usted la posibilidad de adquirir un vehículo automotor que pueda acomodar a más de una persona. ¿Cómo se soluciona tal cosa? Pagando con riesgo, cosa que ya es parte de la cultura mexicana. ¿Vas a llegar tarde? Circula en sentido contrario y métete en la fila. ¿Sólo te alcanza para una motocicleta de diez mil pesos? No te preocupes por los cascos, los guantes, las botas y demás, y sube a toda tu familia a la moto. Total, es hasta parte del folclor morelense ir de más de dos individuos en una motocicleta de baja cilindrada, y si tienes un bebé recién nacido, casi que mejor.
Mientras los negocios sobre Av. Emiliano Zapata, Av. Domingo Diez, o Av. Plan de Ayala, poco a poco van bajando sus cortinas permanentemente. Esta ciudad se va a morir, ya sea por la cantidad de gente que radica en ella que busca cómo ganarse le vida sin tener que trabajar, o toda la gente que simplemente ha decidido migrar a otro lado, buscando mejores circunstancias de vida.
Porque Cuernavaca no ha muerto, pero su final anda en motocicleta.