Cuando sea demasiado tarde… - Morelos, el infierno en motocicleta.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Pues henos por aquí nuevamente, apreciado lector. Otra semana más que se nos va, y 2022 está a un suspiro de terminarse. Primero que nada, quiero agradecer todos los comentarios que me hicieron llegar a lo largo de la semana, pareciera ser que el problema es generalizado ¡a todo el país! Derivado de ello que decidí volver a abordar el tema esta semana, pues pareciera que todavía no se ha agotado y hay más aristas por explorar, por lo menos por ahora, así que vamos allá. Si usted tiene más comentarios al respecto, le ruego no dude en contactarme. Ya sabe usted dónde encontrarme.
La arista principal de la discusión de esta semana se centra en los domingos, el uso que los moteros le dan a la autopista México-Cuernavaca, lo que nos permite poner otra carta sobre la mesa al respecto de cómo el fenómeno abona a ejemplificar el vacío de gobernabilidad que hay en la gloriosa República Mexicana. Pues bien, no es noticia que la autopista se usa a manera de pista de carreras para probar los corceles de acero y uno que otro vehículo deportivo. Si usted radica en las inmediaciones del libramiento, escuchará los motores de los vehículos el domingo desde temprano. Si usted ha circulado por la autopista o el libramiento en dicho horario, habrá visto el fenómeno que aquí les presento. De lo contrario, se puede usted dar una vuelta por el Youtube, donde encontrará una gran cantidad de videos con dichas experiencias. Estimo que un motero promedio recorre el tramo de la caseta de Tlalpan a Tres Marías en alrededor de 10 minutos, aunque desconozco si hacen el recorrido varias veces de ida y de vuelta. Además, tampoco le debe ser muy difícil encontrar las noticias y videos que hay sobre los accidentes mortales que ocurren todas las semanas. Estimo que, cada domingo, al menos tres personas pierden la vida en las carreras de la autopista.
Antes de pasar al cierre del argumento, me gustaría abordar un pequeño detalle que no conocía. Un lector me hizo llegar un video en el que un grupo de moteros restringe la circulación de los vehículos sobre la autopista en dirección a Cuernavaca, con el fin de dar oportunidad a sus colegas de poder disfrutar de la pista sin tener que preocuparse por los molestos obstáculos que pueden llegar a ser los conductores que cometen la arbitrariedad de entorpecer las actividades moteras del domingo en su necedad de usar dicha vía en dicho horario. Este pequeño hecho fue el que me motivó a volver a abordar el tema de las motos esta semana. ¿Con qué facultad un grupo de particulares restringe la movilidad? Ya deje usted el fin de ello, ¿cuántas veces al mes se cierra la caseta de Tlalpan a manera de manifestación por un grupo u otro?
¿Recuerdan que hace algunos meses un grupo de más de 50 individuos se apersonó en la Fiscalía Antisecuestros para impedir que arrestaran a alguien? Tal acción devino en que, hasta donde tengo entendido, un importante porcentaje de dichos individuos pasó algún tiempo a la sombra. Al parecer ya no alcanzan patrullas de la Guardia Nacional para patrullar la México-Cuernavaca los domingos por la mañana. A veces pienso que permiten que los moteros hagan sus desmanes porque al final del día dos o tres van a perder la vida por gusto propio. El sistema de salud de este país ha vivido el fracaso de su estructura desde hace más de dos décadas, incluso hicieron todo lo posible por esconder alrededor de dos terceras partes de los fallecidos por coronavirus ahora en la pandemia. ¿Por qué habría de preocuparse gobierno por gente que hace todo lo posible por perder la vida? No se puede sentir que se está a una equivocación de perder la vida, si no se está a una equivocación de perder la vida. Lo que más necesita gobierno hoy en día es menos población, ya ve usted las penurias que está sufriendo, nada más hablando del presupuesto, para cerrar el año.
¿Cuánto tiempo cree usted que falte para que la gente se organice con otros fines? Los supermercados se saquean cada que hay un desastre natural. Yo le pregunto, apreciado lector, ¿no vivimos ya en un estado de desastre? Durante este semestre una estudiante me señaló en repetidas ocasiones que Ucrania (quien está en guerra abierta contra la invasión rusa) reporta menos bajas por fierro y plomo ¡que nosotros! Morelos poco a poco va llegando a los 100 muertos semanales; si eso no es un estado absoluto de desastre meramente antrópico, ¿entonces qué es lo que está pasando? ¿Cuánto tiempo cree usted que falte para que 50 personas se pongan de acuerdo para saquear un supermercado? ¿Qué se los impediría? La gobernabilidad y el orden social en México eran una nube de vaho, y ahora sólo es cuestión de que la gente equivocada se percate de ello. ¿Recuerda usted que hace no mucho señalé que los puentes comenzarían a caerse? Pues esta semana ya se cayó uno en Sinaloa, y el responsable se justificó con un “es muy normal en este tipo de obras que de vez en cuando se caigan”. También se cayó un puente en la Ciudad de México, ¿recuerdan la línea 12? No vamos a llegar a 2030.
Así que como siempre, apreciado lector, si no tiene usted a qué salir, le ruego no lo haga, porque el estado de derecho no ha muerto, pero sólo porque es posible que nunca existió desde un principio.