Cuando sea demasiado tarde… - Alec Baldwin
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Pues henos aquí de nuevo con mi amada columna semanal. Ya me dijeron de la editorial que, si quiero publicar la Bitácora del Capitán a manera de novela, deje de andar poniendo extractos en el periódico, así que ya no habrá más adelantos hasta la publicación, que espero sea a principios del siguiente año (cosa que siento en gran medida). Todavía me falta acomodar algunas cosas y me quiero dar mi tiempo para no estropear el proceso creativo, pero estoy muy emocionado de montar una idea que tenía caniqueando en mi cabeza desde hace ya varios años, como 4 o 5. Dudo mucho que me cuenten la novela como producto para el SNI, pero es un cuento que traigo en la cabeza y demanda salir constantemente. Diría que hay veces que hasta sueño con el Capitán, la Teniente y el Navegante, y las peripecias de luchar con un mundo dominado por pejezombies.
Así que, para esta semana, me tuve que buscar un tema que también me apasionara, como es el cine hollywoodense. No sabría explicar por qué me apasiona tanto, y como dice mi amigo Iván “no hay cine de arte y cine comercial, sólo hay cine bueno y cine malo”. Encuentro extremadamente interesante ver cómo Hugo Weaving puede ser Elrond, V (Hugo Weaving es V en V for Vendetta, por si no lo sabían), el Sr. Smith, y la Calavera Roja en un lapso no mayor a diez años. Incluso interpreta a una mujer de avanzada edad en Cloud Atlas, junto a Tom Hanks. Gabriel García Márquez escribe sobre la absurdidad de ver al mismo actor interpretar diferentes personajes, cosa que a su servidor fascina en gran medida.
Pues resulta que Alec Baldwin, actor conocido por sus papeles en un chorro de títulos que no he podido observar en su totalidad (IMDB, 2021), entre los que sobresalen The Departed con Leonardo DiCaprio (que curiosamente hay un comic excelente de G.I.Joe que emula y mejora dicha aventura), y una flatulencia muy satisfactoria en Friends, estaba rodando un western en el condado de Santa Fe, en el estado de Nuevo México, en el país vecino del norte, cuando accidentalmente terminó con la vida de la directora de fotografía Halyna Hutchins por accionar un arma de fuego mal supervisada.
Resulta que el uso de las armas que se utilizan para rodar un filme en Hollywood debe tener cierta rigurosidad. Vamos, ¿quién lo hubiera dicho? Pero en verdad tiene lo suyo, al grado de que, a mi parecer, emula muchos principios éticos que se viven en la investigación con participantes humanos hoy en día. ¿A qué me refiero? Pues he leído notas (no me voy a exceder en las citas, una búsqueda rápida por el internet le debe de dar a mi apreciado lector una gran variedad de notas que lo puedan informar tanto como a mí) que hay una persona dedicada exclusivamente a la seguridad de dichos artefactos en el rodaje de películas. La semana pasada estuvo sonando mucho el accidente que ocasionó la muerte de Brandon Lee, hijo de Bruce Lee, durante el rodaje de la película The Crow.
Dicha película fue muy importante en mi adolescencia, por motivos que no son relevantes a este texto. Sin embargo, durante el rodaje de dicho filme murió en circunstancias muy oscuras dicho actor. Para poder terminar dicha película, se requirió de un gran esfuerzo de edición, al grado de que un personaje quedó por completo fuera de la película en virtud de que Lee no pudo rodar las últimas escenas con el mismo, por lo que se decidió eliminar el personaje, el Skull Cowboy. Resulta que las armas de utilería de una película no son completamente de utilería, en realidad son armas verdaderas que son tratadas de tal manera que su operación se asegura como no-letal. En el caso del arma que termina con la vida de Brandon Lee, ocurre que en algún momento es usada para rodar una secuencia que muestra directamente a la cámara que el arma está cargada, lo cual requiere que el arma tenga la punta de una bala alojada en el cañón. El encargado de vigilar las armas no tiene la precaución de revisar todas las armas involucradas en la escena en la que Top Dollar ordena acribillar a Eric Draven, y Brandon Lee pierde la vida por tal error. Al final las armas de fuego funcionan a través del gas que se genera a gran velocidad debido a la combustión de la pólvora dentro del casquillo, y la punta de la bala alojada en el cañón sale disparada por la pólvora de la bala de salva accionada por uno de los actores que sostiene el revolver y ultima al actor arriba mencionado.
En el caso de Alec Baldwin, acaecido la semana pasada, resulta que el arma activada por el actor (dicen las notas) había sido utilizada como arma de entrenamiento para los actores, al grado de que llegó a portar munición viva. Ahí es donde, apreciado lector, la porcina enrolla el rabo. La poquita experiencia que tengo en metodología de la investigación me indica que un arma de utilería NUNCA debería de ser usada para disparar munición viva. Es cuestión de lógica, ¿cierto? Dado que, como dice Stephen King, las armas de fuego están controladas por la primera ley del viejo pezuña partida (si hay algo que pueda salir mal, va a salir mal), uno nunca pone munición viva en un arma de utilería. Diría que es una cuestión de procedimiento.
La acción tiene múltiples errores, al grado de que hay seres humanos vivos en la dirección en la que se dispara el arma, lo cual viola nuevamente los principios de la lógica metodológica en la cual se tienen que operar tales artefactos, de tal manera que la dirección en la que es apuntada el arma pasa por varios trabajadores del rodaje de la cinta. Tal equivocación resulta en la muerte de una persona y la lesión de una más, constituyendo una secuencia de errores garrafales de procedimiento que no son observadas en el proceso creativo.
He llegado a leer algunas notas al respecto de la culpabilidad del mismo Baldwin, pues pone sobre la mesa el cuestionamiento al respecto de la experiencia que debe tener el actor al respecto de las armas de fuego. Tengo entendido que Keanu Reeves es experto en tales labores, pues las secuencias filmadas en The Matrix requirieron de acciones en las que decenas de armas de fuego son accionadas al unísono, por lo que es necesaria una cierta rigurosidad metodológica para tales menesteres. La conclusión es que, si Alec Baldwin accionó el arma, tendría que haber sido él la última persona en revisar el arma. Se alegan constantes deficiencias al respecto del presupuesto del rodaje de dicha película, lo cual ocasiona la deficiencia procedimental que resulta en la pérdida de vida.
Pareciera que el cine hollywoodense está viviendo un momento de crisis al respecto no sólo de el dinero que se invierte, sino de la calidad humana de varias de los personajes principales que figuran en la realización de la labor. Con esto me refiero desde Harvey Weinstein, quien llegó a pisar la isla de Rikers en su camino a cumplir la condena que se le ha impuesto. Tal hecho me recuerda a Carlito’s Way, filme estelarizado por Al Pacino, que en una pequeña secuencia muestra un poco sobre la vida en tal institución penitenciaria. Desconozco el destino que le espera a Alec Baldwin, pues él es quien acciona el arma de fuego que termina con la vida de una persona, pero la película “Rust” pasará a engrosar las filas de las películas que se hacen famosas por haber terminado con la vida de uno de sus principales participantes.
IMDB. (2021). Alec Baldwin. International Movie Database. Disponible en línea: https://www.imdb.com/name/nm0000285/ Consultado 28-10-2021 22:00.