Complicar las cosas

En opinión de José Román

Complicar las cosas

Los actos legales del presidente en sus propuestas legislativas, parece manía, busca y disfruta de que la sociedad entre en conflicto constantemente. Aunque me atrevo a pensar que quizá en alguna parte sea un poco de buena fe y no de descomponer el camino hecho por la sociedad para dejar al final del sexenio todo un caos que volvería llevar años en volver a enderezar.

Ahora le tocó a algo que ya había anunciado, la Reforma Electoral. No es perfecta la ley que nos rige, pero es la ley que nos dimos producto de lo que somos: tramposos, ventajosos, abusivos y como se decía del antiguo PRI, que cuando no ganaba, arrebataba.

Bajo esos antecedentes se creó el IFE en los años 90s para independizarlo del poder ejecutivo, sobre todo del manoseo que constantemente hacía el gobierno federal y estatales en los procesos electorales. Claro en contubernio de lo que AMLO llama, La Mafia del Poder, que eran en esencia los derivados del PRI, la CTM, la CROC, etc., que ahora bien podríamos titular “La nueva Mafia en el Poder”. La lucha costó vidas, costó principios de revolución con las guerrillas como antecedentes en el estado de Guerrero, aquí de alguna manera, las víctimas fueron Rubén Jaramillo, asesinatos de empresarios y secuestros en varias partes de la nación y solo por contar un ejemplo, los Garza Sada de Nuevo León, etc.

Llegar adonde llegamos con las reformas y el nacimiento del IFE no fue fácil y sí un avance. Pero, como sabían cómo desde el gobierno se las gastaban, la ley nueva de ese entonces tuvo que buscar protecciones y candados contra ese manoseo que el gobierno perversamente y desde el PRI y Gobernación (sobre todo Bartlett) hacían. Así nació en esencia la democratización real (o medio real) de la nación. Hacer ciudadano el IFE era y fue buscar las mejores mentes y los mas versados e imparciales ciudadanos que se tuvo que sacar de Universidades y de donde fuera dentro de la sociedad porque de otra manera, de no haberlo creado independiente estábamos ya condenados por la inconformidad social a un gravísimo conflicto cuyas consecuencias el gobierno de aquél entonces valoró decidió dar paso a la creación del Instituto que hoy nos rige en materia electoral

Podemos por lo tanto y con todo derecho, reformarlo, actualizarlo, modernizarlo, etc., pero lo que no podemos ni debemos es dejarlo NUNCA EN MANOS DIRECTA O INDIRECTAMENTE del gobierno. Nada tiene que ver, excepto ser observador el gobierno y los legisladores dentro del INE. El Instituto actual nos da la garantía del respeto a la voluntad del pueblo sin los manoseos tradicionales que antes se daban. Por lo mismo, es nuestro derecho defenderlo porque eso nos ha permitido transitar con cierta paz y tranquilidad los procesos electorales, lo que antes no era posible porque, repito, la inconformidad era tal que hubo temor a que se generalizara con estallidos de violencia.

El PRI fue inteligente y dio paso a lo que hoy tenemos y el gobierno de aquel entonces emanado del PRI, sopesó y permitió el cambio. No debemos olvidarlo.

Costó muchos lustros de lucha para arrebatarle al gobierno ese manoseo y es por eso que es absurdo que AMLO, originario de esas luchas y beneficiario de ese Instituto cuyo nombre actual es el INE quiera volver al pasado y manosear con su intervención bajo el rubro de propuestas al nuevo Instituto que pretende que se elabore. NO, el gobierno no puede ni debe y tampoco los legisladores ni el poder judicial, nombrar, proponer o sugerir a los nuevos consejeros si es que se llegara a cambiar al actual INE que no   creo que haga falta. El INE es y debe seguir siendo, reducto donde los ciudadanos se dan así mismos un gobierno a través de un partido político. Podemos, eso sí, hablar de la segunda vuelta para no dejar en duda quien gano las elecciones, podemos incluso y pienso que debe ser obligatorio el voto como en PERU y sancionar al que no asista a votar sin justificación y porque de esa forma evitamos el acarreo y la compra del voto. Podemos eliminar y es correcto a los plurinominales que a nadie representan porque nadie votó en específico por ellos, sino que son una designación arbitraria de su partido. Podemos y creo es correcto, eliminar prerrogativas o sujetarlas al mínimo, o sea solamente para tiempo de elecciones y controlar rigorosamente las aportaciones privadas mediante un límite en las cantidades y las formas de la aportación. Podemos muchas cosas, pero NO PODEMOS NI DEBEMOS dejar en manos del sistema, o sea del gobierno en sus tres niveles, ni remotamente el posible o indirecto manejo o designación del actuar y del designar sus órganos de gobierno, en este caso, los consejeros.