Juego de Manos - El nuevo

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - El nuevo

El análisis del proceso electoral del próximo año se centra en las dos punteras de la contienda: Claudia Sheinbaum, de la 4T, y Xóchitl Gálvez, del FAM. No obstante, es importante dar seguimiento al impacto que tendrá la tercera pieza del rompecabezas, Samuel García, de MC, en el tablero.

Primero, hay que comprender que la fuerza de Movimiento Ciudadano como institución política no se centra en las personalidades que tienen su interior. Es un conjunto de estrategias de comunicación política que, aunadas a perfiles llamativos y, sobre todo, a las circunstancias en el que se desenvuelve, generan una fórmula que resulta efectiva para el contexto.

En ediciones anteriores del Juego de Manos, platicamos sobre la prioridad del dirigente nacional de movimiento, ciudadano, Dante Delgado, de impulsar el crecimiento de su partido sobre su participación en el Frente Amplio por México. Así, anteponiendo los intereses propios de su institución sobre las aspiraciones del bloqueo opositor. Esto puede parecer un acierto o un error —dependiendo de la perspectiva— pero es un hecho es que la meta de posicionar a su partido como una opción política que trasciende la de un partido satélite; tiene altas posibilidades de concretarse en 2024.

Y es que, a pesar de que la figura de Samuel García está aún muy verde para competir en una contienda por de Presidencia República, tiene la capacidad de atraer votos de diferentes fuentes. Vamos por partes. Un sector objetivo para MC y su candidato es el de los votantes indecisos quienes, cansados de los partidos hegemónicos o viejos, podrían optar por una tercera opción a manera de castigo (o escapatoria) de las instituciones ya establecidas. La campaña de “El nuevo”, no es ocurrencia.

Por otro lado, MC se destaca por la creación de contenidos atractivos para redes sociales que sobresalen de los de sus opositores, que se mantienen en una línea convencional, segura y aburrida. Este es un gran acierto que podría resultar llamativo para un público joven.

Cualquiera puede subir un video político en plataformas digitales —y, de hecho, son muchos quienes lo intentan— pero la ciudadanía, saturada de estos contenidos (y aún más en este adelantado proceso electoral), opta por saltarlos para continuar con aquellos que sí son de su interés. Es decir, los mensajes aburridos, grises y repetitivos; son discursos al aire sin un destinatario final. Hay que adaptarse a lo que buscan los usuarios.

Veamos un ejemplo concreto: los primeros impactos en redes sociales de los mensajes de arranque de las y el precandidato presidencial. La candidata única de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum, obtuvo el menor número de vistas, seguida de cerca por Xóchitl Gálvez del Frente y, en un distante primer lugar, Samuel García supero por centenas de millares de vistas. Aunado a ello, el video propio de Mariana Rodríguez retomando los tenis fosfo fosfo, superó ampliamente a las candidatas. Está claro que las redes sociales son el campo de batalla predilecto del movimiento naranja y sus candidatos, aunque, ojo, los likes no votan.

Lo que nos lleva al siguiente punto: la participación activa de Mariana Rodríguez en la campaña presidencial de Samuel García. La también influencer y empresaria tiene un nombre establecido por sí misma, carisma por encima del propio candidato y una habilidad para el manejo de redes sociales y medios de comunicación sobresaliente. Así, los mensajes que lanza el candidato naranja se potencializan por el soporte que brinda Mariana. Y el partido lo sabe, por lo que le da amplia visibilidad dentro de los videos del candidato.

Finalmente, un sector que no puede perderse de vista es aquel que no está dispuesto a dar su voto a una mujer. ¿Qué ocurre cuando un país históricamente machista, se encuentra una elección entre dos mujeres y un hombre? Durante los últimos años movilizaciones sociales, colectivas feministas y figuras públicas, han empujado la agenda por la igualdad de género en el país, pero es innegable que existe el machismo en México y sigue influyendo sobre las conductas sociales. El partido naranja reconoce esta circunstancia y apuesta por acentuar el Samuel de su candidato.

Ahora, ¿a quién le quita votos García? El principal bando perjudicado por la participación del fosfo fosfo en esta contienda es el Frente opositor, puesto que su voto se divide con el de Movimiento Ciudadano, a quien, a su vez, le conviene la derrota de los partidos opositores.

Movimiento Ciudadano va a ganar en el 2024, no con la presidencia de la República, sino por el desarrollo de esta institución política para deshacerse de la etiqueta de partido chico o satélite y, gracias a la coyuntura actual, podrían convertirse en la tercera o la segunda fuerza política a nivel nacional. En la actualizad, MC ya es la tercera fuerza política más importante en el Senado de la República. Si juegan las cartas bien, podríamos ver un tablero completamente distinto en las elecciones consecuentes. Aguas.

 

Por cierto

Esta contienda se ha caracterizado por ser una carrera de resistencia. El adelantado proceso de precampaña (o pre-pre-campaña) ha servido para dar legitimidad a las y los contendientes y a sus partidos políticos; pero, en este ánimo de posicionar y nutrir perfiles electorales, los egos han crecido de manera considerable y todas y todos creen tener un espacio asegurado y bien merecido en la mesa de las candidaturas.

Ello, ha generado diversas rupturas al interior de los partidos políticos que, en el mejor de los casos, implica una separación de perfiles que saltan a otros barcos o, en el peor de los casos, lleva a fracturas cantadas y perjudiciales para las instituciones, como el caso de Sandra Cuevas en la Ciudad de México, quien ha hecho una denuncia pública en contra de los dirigentes nacionales del Frente Amplio por México.

En Morena, esta situación no es diferente. Hay perfiles que, al no ser beneficiados por los procesos internos partidistas para la designación de candidaturas, han optado por cambiar de bandera y, a su vez, descalificar a sus siglas anteriores de desleales, corruptas y parciales.

El bando que triunfe en este proceso electoral —entiéndase triunfo no solo por la victoria la presidencia de la República, sino también por una posición privilegiada en el Congreso de la Unión y el triunfo en la Ciudad de México— será aquel que cuente con candidatos rentables, mensajes comunicativos llamativos, tenga el poder de movilización y, a su vez, pueda mantenerse en una sola pieza (o, por lo menos, que pueda maquillar sus grietas).

 

Caballo que alcanza:

diegopachecowil@gmail.com