Caricatura Política - La Nueva Escuela Mexicana
En opinión de Sergio Dorado
Ahora sí la educación nacional se voló la barda. El titular invita a los maestros, mediante redes sociales, a los talleres sobre la Nueva Escuela Mexicana, que estrena enfoque con base en valores para el ciclo escolar 2019-2020, como si esto fuera ingrediente nuevo del sistema educativo mexicano. Los panistas, cuando gobernaron Morelos del 2000 al 2012, hasta tenían una abejita que era muy bonita, y con su faldita bien portada, invitaba a los alumnos a imitar su comportamiento afuera de la escuela. Incluso su servidor, en ese tiempo coordinador del programa de inglés en primaria, asistió a un curso de 3 semanas en Bogotá, patrocinado por el British Council, para dar un giro a la enseñanza del inglés hacia programas y contenidos con valores. Pero fue solamente moda efímera que no prosperó tal como teóricamente se afirmaba.
La abejita salió ilesa de milagro junto con los panistas en el 2012, cuando entre balazos disparados por Felipe Calderón a los delincuentes y viceversa, se fue a esconder volando quién sabe dónde y no se ha vuelto a saber de ella. Preocupa que a lo mejor hasta sí le tocó un plomazo en el corazón para que formara parte de los “daños colaterales” estadísticos y que no siguiera predicando mamadas fuera de la realidad.
La labor del maestro mexicano se da en un ambiente totalmente contradictorio, de modo que lo que se intenta que los alumnos aprendan en la escuela no sucede en la realidad fuera de ella. Dentro del aula, el gobierno de la república quiere recargar la educación en el proceder cristiano de los alumnos y mediante ello extinguir la impunidad, el abuso de autoridad, el feminicidio, los vicios, la extorsión, el secuestro y agregue usted lo que guste en la lista del mal comportamiento para empeorar las cosas.
Los valores no son nuevos como enfoque educativo y sabemos el resultado: El crimen aumenta porque no hay justicia y el alumno aprende del ejemplo; y un país donde no hay justicia, quiebra moralmente porque es espejo de la cultura mexicana donde alumnos y criminales se miran y conviven mutuamente en una realidad teñida de sangre. Cualquier maestro sabe que la mejor enseñanza es el ejemplo, y el ejemplo que damos a los chamacos fuera de la escuela es una vergüenza.
Expresa también el titular de la educación nacional que el enfoque se contrapone al espíritu individualista, consumista y conservador que implantó el neoliberalismo a lo largo de 40 años. Lo que baja del pedestal a la educación por competencias de los neoliberales y eleva el evangelio. Por eso ahora el modelo se adivina constructivista cristiano, supongo, en el que el civismo vigilará la conducta de los alumnos y ciudadanos del futuro próximo. Y todo esto, desde luego, mediante el diálogo y el uso de la razón como condiciones para encontrar el kibutz educativo al final del largoviaje.
Sin embargo, pocas medidas funcionarán con la Nueva Escuela Mexicana sin castigo a la impunidad de los más encopetados, desde Enrique Peña Nieto hasta la “Gaviota”, porque la corrupción se barre como los escalones, de arriba hacia abajo y sin distinciones -dice el presidente de México, aunque habrá que verlo. Hay una condición infaltable para que la educación supere su situación, y esa es que los alumnos vean y vivan la justicia social, política y económica fuera de la escuela, para que se vuelva trascendente lo que en ella se aprende. De lo contrario, seguiremos viendo niños que prefieren ahorrarse el camino honesto y engrosar las filas del crimen, además de un salario del programa Chamacos Construyendo el Futuro si se puede sacar chueco.
Finalmente, el titular de la educación pública nacional presume que la Nueva Escuela Mexicana es el resultado de consultas ciudadanas y magisteriales; que han servido, por un lado, para construir precisamente el nuevo enfoque educativo; y por el otro, para hacer las modificaciones al artículo tercero constitucional que felizmente nos conducirá a competir con Finlandia en logro académico, que es el país más picudo del planeta en materia de aprendizaje.
¿Cómo la ve usted?