Vibran 6500 corazones de maestros en Cuautla
Araceli García y Rodrigo Arredondo reconocen a quienes han entregado su vida a la docencia
Por tercer año consecutivo el Araceli García Garnica y Rodrigo Arredondo celebraron a las y los maestros en su día, asimismo lograron la convocatoria de 6500 docentes que hicieron vibrar el balneario El Almeal. Agradecidos por el reconocimiento expresaron que este gobierno ha sido el único que les ha festejado y pone en alto el nombre de aquellos que se han dedicado hasta 72 años a la docencia.
En un espacio natural abarrotado los maestros disfrutaron de una gran tarde de música y al ritmo de Los Giles, siendo esta agrupación morelense la que ya en dos ocasiones ameniza el evento logrando la simpatía del público.
Rodrigo Arredondo, alcalde de Cuautla, reconoció la importante labor que realizan los profesores a favor de la niñez, la juventud y en general de la sociedad de Cuautla.
“Maestras y maestros muchas gracias por sus enseñanzas, por darnos la oportunidad de conocer el mundo a través de la letras y por abrir nuestros ojos mediante la lectura”, enfatizó Rodrigo Arredondo.
Asimismo, Araceli García Garnica y Rodrigo Arredondo reconocieron a 8 docentes por 40 años de servicio: Fidel de Jesús Morales López, Víctor Pérez Flores, Lucía E. Bonola Rivera, Carlos Mendoza Flores, Armando Rodríguez Quintero, Jocabet Ramírez Morales, Alejandra Peralta Cervantes, Marco Antonio Tenorio Rodríguez; por 41 años de docencia a: Jesús Gama Velásquez y Felicitas Alejandra Arrieta Peralta; por 43 años de servicio a: Eva Mejía Vázquez, María del Rocío Genoveva Anzures, por 45 años a: Sabino Pérez Rodríguez, Maricela Barreto Sol, Damaris García Bustos, así como a Margarita María Dolores Garduño Contreras por 48 años, a Rafael Fonseca Sánchez y a José Guadalupe Garfias Pérez, por 52 y 72 años de labor en las aulas.
Y tan bueno que se puso el ambiente, que despues de la entrega de reconocimientos los maestros no se sentaron de tanto bailar y corear las canciones de los Giles, fue una tarde inolvidable tanto que a pesar de que tocaron el chínelo los docentes seguían en sus lugares esperando más música para seguir bailando, fue así que pasadas las nueve de la noche El Almeal continuaba abarrotado ya que deseaban desestresarse y pasar un rato en compañía de sus colegas.