Tribunal Electoral federal revoca sentencia por violencia de género contra caricaturista "Beto Gato"

La Sala Regional Xalapa del TEPJF determinó que sus caricaturas políticas están protegidas por la libertad de expresión; sin embargo, ratificó sanciones contra dos periodistas.

Tribunal Electoral federal revoca sentencia por violencia de género contra caricaturista "Beto Gato"

En un fallo que reafirma los límites entre la crítica política y la violencia de género, la Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó la sentencia emitida por el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) en contra del caricaturista Alberto Morales García, "Beto Gato", quien había sido acusado de violencia política de género por la diputada local Elizabeth Morales García (PT, exalcaldesa priista de Xalapa).  

El caso surgió a raíz de una serie de caricaturas en las que "Beto Gato" satirizó el desempeño público de la legisladora. El TEV había considerado que dichas ilustraciones constituían un acto de violencia de género, pero el caricaturista impugnó la decisión mediante un Juicio para la Protección de los Derechos Político-Electorales. 

Tras un análisis exhaustivo, el TEPJF determinó que las caricaturas están amparadas en la libertad de expresión y el ejercicio periodístico, sin que representaran un ataque contra la integridad de la diputada. "No se configuró una conducta que vulnere el derecho a una vida libre de violencia", señaló el fallo. El TEV acató la resolución.  

Mientras el caricaturista fue exonerado, el mismo tribunal ratificó las sanciones contra los periodistas Pablo Jair Ortega y Rigoberto Suárez, cuyos casos fueron evaluados bajo otros criterios. La decisión ha reabierto el debate sobre los límites de la libertad de prensa y la protección contra la violencia de género en el ámbito político.  

Defensores de la libertad de expresión celebraron el fallo a favor de "Beto Gato", argumentando que "la crítica política, incluso cuando es ácida, no debe confundirse con agresión de género". Por otro lado, colectivos feministas insistieron en la necesidad de "delimitar cuándo el discurso satírico puede convertirse en un mecanismo de desprestigio basado en género".  

El caso sienta un precedente sobre el equilibrio entre libertad de expresión y derechos de las mujeres en la esfera pública. ¿Dónde debe trazarse la línea?