Serpientes y escaleras - Violencia y gobernabilidad

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Violencia y gobernabilidad

Sin seguridad, lo demás no se nota. Sin confianza un gobierno no avanza.

 

Violencia y gobernabilidad

Una y otra vez el gobierno estatal ha llamado a la ciudadanía a que se involucre en el problema de seguridad, a que participe con su denuncia y confíe en el estado y sus instituciones. El problema delictivo en Morelos es enorme, más grande que en cualquier momento del pasado y se ha convertido en el principal reto de una administración que va a naufragar a causa de la incesante violencia. La inseguridad tiene que ver con muchos aspectos y todos coinciden en un punto: confianza. En Morelos no hay confianza de la gente en las autoridades, ni de las autoridades en su pueblo.

Los números que en materia de seguridad arroja el primer año de gobierno de Cuauhtémoc Blanco en Morelos son brutales; en este tiempo se ha superado el número de ejecuciones registradas en un año, se incrementaron exponencialmente los asesinatos de mujeres, se dispararon las extorsiones y los casos de trata de personas, aumentaron las violaciones a los derechos humanos, también los secuestros y se multiplicaron los robos en todas sus modalidades.

Con estas cifras (oficiales todas) es difícil ver las “cosas buenas” que ha hecho el jefe de la policía estatal y casi imposible aceptar que el estado no está rebasado por la delincuencia. Los números son fríos, los presentan diferentes instancias oficiales (SECNSP, INEGI, FGR, SEGOB, CNDH…) y cada uno de ellos va acompañado de una historia de horror: muertos, desaparecidos, secuestrados, negocios que cierran, familias rotas o que emigran, gente que se queda sin empleo o pierde a un ser querido o se queda sin su patrimonio.

Muchas cosas buenas se han hecho en este primer año de gobierno (Cuauhtémoc dixit) pero resulta imposible verlas porque también hemos padecido muchas y muy graves situaciones. Es verdad de Perogrullo: mientras la seguridad no mejore, nada de lo que haga el gobernador será apreciado.

Pero aunque el panorama es complejo e imposible de ocultar, al gobierno no parece importarle que la situación se complique cada día y que eso afecte la calidad de vida y la opinión ciudadana. Lo que se ve no se juzga: nunca antes un gobernante morelense lució tan desinteresado del problema delictivo, ni nunca antes tampoco tuvimos un jefe policiaco tan distante de la realidad y de los problemas de la entidad.

Morelos ya está considerado un foco rojo a nivel nacional por dos aspectos: violencia y gobernabilidad; en ambos temas las cosas no marchan bien y ello ha hecho voltear la vista de la federación. Hay aspectos que potencializan las cosas: 1- Casi todos los actores de la vida pública del país, políticos, artistas, deportistas, intelectuales, periodistas… tienen casa o familia en Morelos y 2- La fama de Cuauhtémoc Blanco y su meteórico ingreso a la política lo convierten en un referente de la 4T y objeto permanente de escrutinio.

Ambas situaciones incrementan la presión local porque cualquier problema político o delictivo crece de inmediato, se multiplica en foros nacionales y mete el tema a la agenda federal. No es casual que en los últimos meses Cuauhtémoc Blanco se encuentre en la mira de varios analistas nacionales y lo que sucede en su gobierno se replique permanentemente en medios de comunicación de la capital del país.

Andrés Manuel López Obrador enfrenta muchas críticas por el desempeño de su gobierno, por las historias personales de algunos de sus colaboradores (como Manuel Bartlett) y también por la situación que viven tres gobernantes de la 4T que ganaron las elecciones bajo su sombra: Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García y Claudia Sheinbaum. El presidente está cansado de tener que resolver los problemas de los demás y parece estar decidido a tomar cartas en el asunto, empezando por el gobernador del estado de Morelos.

Cuauhtémoc Blanco debe empezar a ver las cosas diferentes después de su primer año; ya se acabó la luna de miel y la paciencia ciudadana, ya se agotó el discurso de echar culpas al pasado y se terminó la simpatía que provocaba su trayectoria deportiva. Hoy es gobernador y no futbolista, ahora está a cargo de un estado y es responsable del futuro de miles de personas, su prioridad ya no puede ser la farándula ni el futbol, debe enfocarse a los temas que corresponden a su responsabilidad como jefe del ejecutivo y a atender los múltiples conflictos que tiene la entidad bajo su mando. Para eso fue electo y por eso protesto el cargo.

La situación en la entidad es sumamente complicada en materia delictiva, está enrarecida en lo político y luce muy mal en lo referente a violencia. Blanco Bravo tiene que replantear las cosas en su gobierno, necesita involucrarse en la administración estatal y tiene que hacer ajustes de fondo en su equipo antes de que todo se le vaya de control. Pero primero tiene que poner calma dentro de su equipo, detener los enfrentamientos internos y establecer una sola línea de mando; después necesita replantear su relación con los otros poderes y comenzar a trabajar en un mismo sentido. En resumen: le tiene que tomar cariño al estado y gusto a gobernar.

Pero eso es solo el primer paso para que las cosas comiencen a cambiar; de manera urgente el jefe del ejecutivo necesita modificar su actitud, dejar de ser un mandatario ausente y lejano de la gente, tiene que comenzar a dialogar más con su pueblo y confiar en quienes le rodean.

El problema de violencia e inseguridad que enfrenta el estado es mayor y no se resolverá solo; los tres poderes que conforman el estado deben caminar juntos y la gente tiene que estar de su lado. Hoy eso no es posible porque las tres instancias (Judicial, Legislativo y Ejecutivo) cargan con una enorme desconfianza producto de una muy mala imagen y el descrédito que ello trae consigo.

Después de un año de gobierno las cosas no han mejorado en Morelos, Graco Ramírez dejó sembrados muchos problemas al nuevo gobierno y la administración actual ha sido incapaz de superarlos.

La constante en el estado que administra Cuauhtémoc Blanco es la desconfianza de todos contra todos.

  • posdata

¿Por qué alguien querría ser policía en Morelos?

Económicamente no es rentable, porque en el mejor de los casos un policía estatal especializado gana menos de 7 mil pesos mensuales y en algunos municipios ganan menos de 3 mil 500 pesos al mes.

Personalmente no es satisfactorio porque tiro por viaje se estigmatiza a los uniformados y se les coloca a la par de los delincuentes.

Socialmente no es atractivo porque a pesar de lo riesgoso del oficio y de que en muchos casos se expone la vida, una y otra vez los delincuentes son liberados por un juez y la gente le echa la culpa a la policía.

¿Olvido algo?

  • nota

Ayer se cumplió el primer año de Cuauhtémoc Blanco como gobernador de Morelos y el día paso como cualquier otro: no hubo informe de resultados ni mensaje político, no hubo ceremonias ni tampoco cambios en el gabinete; fue un día más, otro cualquiera en la agenda de un hombre al que solo le interesan las fechas conmemorativas del club de sus amores.

Pero más allá de momentos en el calendario, ojalá y luego de un año el gobernador se de cuenta de las cosas que suceden a su alrededor y de lo que por todos lados reclama la gente. Para que eso suceda debe ver y hablar más allá de su entorno, tiene que salir de la burbuja en la que lo tienen metido y abandonar el espacio de confort que habitan todos los gobernantes.

Insisto: el primer año es buen momento para hacer cambios, empezando por los cambios de actitud.

  • post it

No les tengo que pedir permiso: es un acto de autoridad.

Así habla el alcalde Antonio Villalobos a propósito de la reubicación de comerciantes.

Hablar fuerte le sale natural, veremos si sabe y puede ejercer el poder.

  • redes sociales

La siguiente reflexión me llega al teléfono; el mensaje viene a colación de la reciente detención de dos jóvenes de Santa Fe que golpearon y asesinaron a un taxista por no pagarle un viaje de 80 pesos. Lo escrito por Verónica G. Mier y Terán es duro pero cierto y lamentablemente se repite muchas veces por errores que cometemos los padres en casa. Lo reproduzco:

José Luis Olascoaga Hardy, es un alumno ejemplar de la carrera de Negocios Internacionales del Tec de Monterrey campus Santa Fe, miembro activo del equipo de golf de la misma universidad y dos veces campeón nacional de golf de torneos interuniversitarios. Habla Inglés y francés, proviene de una buena familia con padres amorosos y semi-presentes. Que futuro tan prometedor le espera a este apuesto joven.

Eso era lo que cualquier persona hubiera dicho de José Luis, pues todo esto es cierto, hasta la madrugada del pasado miércoles 4 de septiembre del 2019.

El nuevo futuro de este chico son 20 años en prisión por homicidio calificado y más de dos familias destrozadas; la del taxista al que mató a golpes en contubernio con su amigo David y la de él mismo. Enfrente queda una madre que no entiende qué sucedió, un padre que aún no puede justificar la travesura de su primogénito y hermanos que cargarán con el peso de un hermano asesino.

Él sin duda no era un delincuente, no era un asesino; un estúpido arranque de ira y valentía combinada con alcohol y seguramente otras drogas llevaron a esta promesa del futuro al fracaso y al dolor.

Nadie quiere ese futuro para un hijo. Necesitamos cambiar, necesitamos estar, necesitamos sermonear a nuestros hijos hasta que se aprendan la lección porque llegará el día en que nosotros no podamos estar ahí para llevarles la lonchera olvidada, comprarles el cuaderno perdido o arreglar el pleito con el amigo.

Porque no es "primero Dios a mi hijo no le va a pasar", pues ya ves que, SI PASA.

Podría atreverme a decir que no importa la familia del taxista, que no importa la familia de José Luis, que no importa que vaya a la cárcel. Pero el alma, la mente, la vida de José Luis, nunca será la misma aún si su familia logra sacarlo de la cárcel y pagar los gastos de la familia del taxista. Cargar con una muerte a cuestas es pesado para cualquier ser humano.

¿Que hacía un joven de 24 años en la calle desde la una de la madrugada del miércoles hasta las seis veinte en un antro? ¡Ah Claro! Es un chico responsable, deportista, que nunca ha dado problema, que merece divertirse.

Por su puesto que si, pero ¿hasta las seis de la mañana, en un sitio con música que altera los sentidos y donde sólo venden (legalmente) bebidas alcohólicas?

¡Despertemos papás! ¡Nada bueno se consigue después de las 2 de la mañana en un antro! No es cuestión de estar a la moda, es cuestión de sentido común.

Quizá José Luis sólo quería hacerse el héroe golpeando a un señor de sesenta y tantos años por haberle cobrado 80 pesos por un viaje de taxi, pero las substancias que lo hicieron sentir tan bien dentro del antro adormecieron sus sentidos y su conciencia dentro de aquel taxi. No es que no tuviera dinero para pagar el taxi, apuesto que en el Sens pagó una cuenta de varios miles de pesos.

Si te importa tu hijo háblale de consecuencias, de horarios; no importa si es mujer u hombre, no importa si de todas formas esto puede pasar a las 3 de la tarde o de la mañana; sólo ayuda a la estadística, no sólo es burlar el alcoholímetro y que papá me pague el amparo para no irme al torito.

Son otros chicos que al igual que tu hij@ al calor de las copas podría herir a alguien o salir heridos, es enseñarles que todos los actos buenos y malos tienen consecuencias.

No se trata de ser amig@ de tu hijo, él tendrá muchos a lo largo de la vida; es ser su padre, su madre, es enseñarles que la vida se rige por reglas, así no le gusten.

Protegerlo es también decirle NO! No es esperar a ver que pasa, es joderlo, caerle gordo de tanto repetirle las cosas. No tengamos miedo de hacerlo; tengamos miedo de no hacerlo y terminar con un hijo@ muert@ o encarcelad@.

Si hoy permites que tu hijo menor de edad tome alcohol porque "es mejor en casa", fume porque "sólo es cigarro electrónico" ¿Qué cosas verás normales en unos años? Dejemos de excusar nuestra falta de ganas para educar y contener a nuestros hijos y empecemos a actuar. 

Habla, actúa, corrige, hoy.”

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