Serpientes y escaleras - Villalobos tras las rejas
En opinión de Eolo Pacheco
Lo que parecía imposible sucedió. ¿Quién es el siguiente?
Villalobos tras las rejas
La detención del exalcalde de Cuernavaca por el desvío de 9 millones de pesos del erario forma parte de una historia de corrupción, torpezas, abusos, arbitrariedades y arrogancia. El imputado eludió por mucho tiempo la justicia y hasta el último momento recurrió a todo tipo de argucias para no enfrentar la ley; al final ni el montaje de un accidente le sirvió y lo detuvieron en un hospital. Antonio Villalobos Adán es solo uno de los tantos que saquearon la comuna.
Anoche el exedil capitalino durmió en la cárcel, las imágenes de su captura fueron ampliamente difundidas y hasta ahora nadie, ni su valiente hermano, salió a defenderlo; tras hacerse oficial su detención las redes sociales se llenaron de comentarios aplaudiendo el hecho y a lo largo de las horas siguientes diversos actores de la vida pública celebraron y exigieron que los demás culpables también sean procesados y que el daño causado a Cuernavaca sea reparado.
Aunque en el video donde se observa caminar esposado al expresidente municipal no se aprecia su rostro, el andar del otrora arrogante personaje deja claro que ya no tiene la seguridad que lo caracterizaba. Cabizbajo, arrastrando los pies y con los hombros caídos, Antonio Villalobos refleja el peso que carga alguien que nunca pensó que habría justicia en su persona, porque estaba convencido que contaba con el apoyo necesario para vivir impune.
Hagamos memoria: Antonio Villalobos Adán no ganó la elección, asumió el cargo porque el candidato de Morena fue removido por un tribunal y en su calidad de suplente tomó protesta como presidente municipal en la avenida Morelos, con el respaldo total de la dirigencia nacional de su partido. “Será el mejor presidente municipal de Cuernavaca” decía en el micrófono Yeidckol Polevnsky.
Con el apoyo total de la presidenta nacional del Movimiento de Regeneración Nacional el nuevo edil de la capital morelense formó un gobierno sui géneris, integrado por figuras de mala reputación, con amigos y en primer plano con su familia; es secreto a voces que Antonio Villalobos nunca gobernó solo, lo hizo al alimón de su hermano Pablo, quien ocupó un papel preponderante en la comuna.
El expresidente municipal es un personaje ignorante, sin cultura, pero ambicioso y afecto a los placeres carnales; muy temprano en su administración surgieron historias de frivolidad, acciones que reflejaban un nulo respeto a la ley y una belicosidad pública promovida por su consanguíneo. No estamos solos, presumía Villalobos, tenemos el apoyo total del Morena y del gobierno federal; “Además Miguel Lucia es nuestro asesor, nuestro socio: nos orienta sobre la manera como debemos hacer las cosas y nos dice cómo y con quien operar los contratos” presumía el Lobito.
Paso a paso el gobierno de la capital se convirtió en la cueva de Alí Babá; además de la dupla Villalobos, en esa administración nada se hacía sin el consentimiento de la secretaria de la presidencia Laura Mendizabal, del tesorero José Quiñonez y del secretario del ayuntamiento Erick Santiago Romero; otra pieza interesante del rompecabezas de poder municipal fue el secretario particular del edil, Héctor Ordoñez, hombre de todas las confianzas de Villalobos y dicen, prestanombres en muchas de sus compras.
La administración de Morena en la capital morelense destacó por muchas cosas, malas casi todas, pero llamó la atención por dos: las burlas que desataba la ignorancia del presidente municipal y el cínico robo que cometían diariamente muchos de quienes formaban parte de ese proyecto político.
Desde el arranque se encendieron los focos de alerta en ese municipio, porque la conducción era por ocurrencias: como alcalde electo se inventó un atentado y como edil repitió la historia en forma de complots políticos en su contra; genio y figura, el día de su audiencia de vinculación a proceso Antonio Villalobos fingió un accidente de tránsito para evitar presentarse ante un juez, pero la parodia no evitó que la autoridad mandara detenerlo al nosocomio.
Lo hecho por la familia Villalobos Adán en la capital de Morelos es muy grave, pero lamentablemente no es la única que podemos contar en este estado; lo mismo se ha visto en otros municipios como Jiutepec, con Manuel Agüero, quien a pesar del evidente abuso de autoridad y saqueo de recursos, se pasea despreocupado por las calles y expone sus “cualidades” como comediante de TikTok. Obvio: el perredista se ha dado cuenta que el gobierno actual no tienen la capacidad o el interés de juzgarlo.
La sanción interpuesta a Antonio Villalobos representa un logro de la Fiscalía Anticorrupción, no del gobierno actual de Cuernavaca; el proceso jurídico que derivó en el encarcelamiento del expresidente municipal corresponde a la oficina de Juan Salazar, en ello nada tiene que ver la administración de José Luis Urióstegui, aunque ahora presuma que “hay 32 denuncias más en su contra”.
No es claro cuánto tiempo estará recluido Villalobos, porque el desvío de 9 millones de pesos le puede permitir salir sí repara el daño; tendremos que esperar para conocer si los otros procedimientos en su contra tienen consistencia jurídica y en ese caso abonan a que el inculpado se mantenga tras las rejas. Es obvio que el encarcelamiento del morenista ocurre por el menor de sus delitos, pero podría ser la primera de varias acciones que las autoridades lleven a cabo en su contra y contra los demás personales que forman parte de la gran corrupción municipal. Y eso sí lo mantendría en la sombra por mucho tiempo.
Ahora que la Fiscalía Anticorrupción ha logrado la detención de Villalobos crece la esperanza de que la oficina de Juan Salazar actúe contra otros personajes de la vida pública local; la del morenista no es la única querella presentada en la FECC, se sabe por voz de los propios funcionarios de la dependencia que existen más quejas contra otros servidores públicos de diferentes municipios y de los dos niveles de gobierno, por actos de corrupción cometidos en el pasado y en el presente.
Sancionar a los corruptos es urgente porque Morelos lleva años sumido en la impunidad, gobiernos cambian y el actuar de los servidores públicos se repite porque todos saben que nunca hay consecuencias. Digámoslo como es: quienes llegan al gobierno con el único interés de robar, lo hacen; aunque se vayan desprestigiados ese fugaz paso por la administración pública les resuelve la vida en lo económico o, al menos, les permite vivir años de bonanza.
Durante mucho tiempo Juan Salazar ha sido acusado de proteger la corrupción del gobierno de Graco Ramírez, lo señalan por el hecho de que trabajó con él y de que fue él quien lo propuso como fiscal anticorrupción; el proceso contra Antonio Villalobos es el más llamativo de la FECC y, esperemos, sea el primero de varios que lleve a cabo la dependencia contra figuras que abiertamente han abusado del cargo y dañado las finanzas públicas.
El reto de fondo en esta historia no es meter a la cárcel a un personaje mediocre, corrupto y engreído como Antonio Villalobos, lo verdaderamente importante es ponerle un freno a la impunidad que se ha hecho común en nuestro estado, que se replica en todos los gobiernos sin distingo de partidos políticos y ha colocado a Morelos a la zaga del crecimiento nacional.
Si combate la corrupción, se acaba la impunidad.
- posdata
Todavía hace unos meses Antonio Villalobos se sentía intocable, presumía el apoyo de Rabindranath Salazar, la complicidad con Miguel Lucia Espejo y un acuerdo con su sucesor José Luis Urióstegui. A la par de ello se consideraba protegido por un periódico local, su casa, presumía, porque le había dado a ganar muchos millones de pesos.
El Lobito se paseaba tranquilo por Cuernavaca, presumía su colección de autos de lujo y los fines de semana “rodaba” son sus cuates en alguna de las muchas motocicletas Harley Davison de su colección. Antonio Villalobos ya no era el personaje modesto que por injerencia directa de Miguel Lucia Espejo obtuvo la candidatura suplente al gobierno de Cuernavaca, lejos estaban esos tiempos de campaña en los que se movía a bordo de una discreta motocicleta Italika con miles de kilómetros recorridos y estacionaba en el patio del modesto departamento de interés social que rentaba en el centro de Cuernavaca.
Tres años hicieron la diferencia en la familia Villalobos, en ese lapso la fortuna se incrementó exponencialmente a grado de que los hizo poseedores de múltiples propiedades en la capital morelense, en el puerto de Acapulco y en una de las principales ciudades de la unión americana.
La torpeza mental de Antonio Villalobos lo convenció de que el poder era eterno, que en política las amistades eran reales y sobre todo que su familia lo estaba ayudando. La discreta personalidad del alcalde se transformó en unos meses en arrogancia, en beligerancia y frivolidad; a la par de sus negocios, el edil presumía conquistas, se sentía galán y suponía que con ponerse un sobrero y operarse los glúteos ganaba simpatías.
La derrota en las urnas no cambió la forma de pensar de Villalobos, por el contrario, su fracaso electoral se presumió como “una estrategia política”, como la petición “de México” para que ayudara al PAN o un acuerdo personal con su sucesor. La ignorancia de Villalobos es infinita, ni los hermanos Lelos se han atrevido a hacer lo que sus similares hicieron.
Ahora que se encuentra tras las rejas comienzan los problemas para el exalcalde, la denuncia que lo recluyó en el penal de Atlacholoaya es una, pero en fila hay más de 30, según lo ha dicho el presidente Urióstegui. El reto de la Fiscalía Anticorrupción era meterlo a la cárcel, ahora las cosas pueden ser mucho más sencillas.
Dos escenarios se vislumbran en esta historia: 1- Que además de la pena corporal, el inculpado sea obligado a reparar el daño cometido, es decir, que lo fuercen a regresar parte del dinero que malversó. Y 2- Que ante el cúmulo de acciones que se sumen en su contra y contra otros personajes más de su administración, alguien recurra al Criterio de Oportunidad para disminuir su pena, lo cual implicaría aportar pruebas de más delitos o de la forma como se operaba en ese gobierno; en este caso, incluso los que no firmaron nada tienen que preocuparse.
A Villalobos nunca le alarmó enfrentarse con la opinión pública, estaba convencido que con la cuenta de Twitter de su hermano bastaba.
Hoy paga las consecuencias.
- nota
La directora del Instituto de Crédito para los Trabajadores de Morelos Fabiola del Sol Urióstegui opinó respecto a la detención del expresidente municipal de Cuernavaca:
“Yo celebro mucho que se haya dado el primer paso por parte de la fiscalía, por parte del poder judicial, que fue quien ha vinculado a estas personas y esperemos que respecto a los demás se haga lo propio con los demás.
- ¿Cuántos funcionarios? ¿Cuáles? ¿Los ex directores del sistema de Agua Potable?
Todos los exdirectores, estamos hablando mínimo de cinco exdirectores del SAPAC que sabían del tema, que tenían conocimiento y sin embargo no ordenaron o instruyeron a sus áreas a no estar enviando el recurso a otro lado; tuvieron que haber ordenado el pago al instituto, esa retención tuvo que haber llegado con nosotros. ¡También deben imputar a otros directores del Sapac! ”.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…
- post it
Parece broma, pero no lo es: la secretaria de seguridad de Cuernavaca Alicia Vázquez Luna pide a los ciudadanos que dejen de subir videos de violencia a las redes sociales; “Mejor denuncien y auxilien a las víctimas”.
¿Querrá también que los ciudadanos patrullen, capturen criminales y combatan la incidencia delictiva?
Nueva estrategia de seguridad en la capital: “Cierra los ojos y voltea para otro lado”.
- redes sociales
Las elecciones del 2024 en Morelos no se ganarán solo con la marca, dice el alcalde de Jojutla Juan Ángel Flores; hay que trabajar, hay que buscar la unidad…
El llamado del edil es el más inteligente que al respecto se ha hecho en el Movimiento de Regeneración Nacional.
El lunes hablaré de ello.
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
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