Serpientes y escaleras -Salto de fe

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras -Salto de fe

Salirse de Morena para competir por la oposición no es una decisión sencilla.

 

Salto de fe

A pesar de ser el partido con más negativos, el Revolucionario Institucional ha tomado las riendas políticas del Frente Amplio en Morelos; su dirigente es quien marca la agenda del bloque, el que define los temas y ahora le abre las puertas a los morenistas excluidos para que se incorporen a la oposición. Quizá en lo interno las decisiones se tomen de manera conjunta, pero hacia afuera quien luce es Jonathan Márquez. ¿Será capaz el PRI de llevar a buen puerto la campaña?

Hace algunas semanas el presidente estatal del PRI aseguró que en el FAM “estaban completos” y que no requerían de ninguna figura proveniente de Morena; el comentario surgió luego de que se conocieron los encuentros de la secretaria Sandra Anaya con la oposición y se especuló que no sería la única figura relacionada con el gobernador Cuauhtémoc Blanco interesada en competir por el frente.

Pero la semana pasada fue el propio Márquez Godínez quien lanzó la invitación a los diputados de Morena para que se vayan al Frente Amplio como candidatos; la oferta surge en el contexto de la exclusión de Paola Cruz, Alejandro Martínez y Macrina Vallejo de los planes de Morena, pero no considera al neomorenista Alberto Sánchez. Para él hay un mensaje distinto: no tiene cabida por traidor.

La construcción de las candidaturas opositoras en Morelos es menos compleja que en el Movimiento de Regeneración Nacional, pero no por ello será sencilla. En el PAN ya comienzan a aparecer reclamos a los hermanos Daniel, Adrián y Juan Carlos Martínez Terrazas porque, como siempre, se apartan para ellos las posiciones seguras en los cabildos y el congreso; lo mismo veremos en el PRI cuando en ese partido se den cuenta que los beneficiarios de las plurinominales serán Eliacib Polanco y Jonathan Márquez.

La oferta priísta a los morenistas confirma que contrario a lo que dice, no están completos aún; eso o están engañando a quienes invitan con la promesa de una candidatura. Dar el paso al Frente Amplio no es una decisión sencilla para alguien de Morena, porque implica bajarse del partido que va adelante y subirse a un proyecto que viene muy atrás en las preferencias electorales, conformado por partidos con poca presencia y manejados de manera discrecional. Pongámoslo de esta forma: se encontrarían con los mismos vicios que en la 4T, pero en un escenario de derrota.

En Morena muchos se quedará fuera porque hay demasiados aspirantes a todos los espacios y no hay manera de que los acomoden; a ello se debe agregar que en esta etapa hay grupos tratando de incidir en las candidaturas, todos con propuestas para ocupar posiciones y partidos aliados que deben ser considerados.

La coyuntura en la que están los aspirantes en Morena es clara, porque la mayoría se quedará sin poder participar y deberá decidir qué hacer: 1- Aguantarse el coraje y sumarse a quienes encabecen las candidaturas, 2- Retirarse molestos a su casa y dejar de apoyar al movimiento o 3- Irse a otro lado, en este caso el Frente Amplio, con la esperanza de que les den una candidatura, pero mucho menos rentable.

Veamos el caso Lucía Meza: en el 2018 saltó del PRD al senado en una candidatura de Morena, pero nunca se afilió a ese partido; durante cinco años atacó severamente al PRI y al PAN los cuestionó, los calificó de ladrones y los culpó de la inseguridad que hay en el país. Una y otra vez dijo que la oposición quería aprovecharse de la buena fama del presidente Andrés Manuel López Obrador y de los logros de este gobierno; hoy está del otro lado, hombro con hombro con quienes llamó corruptos y atacando una estrategia de gobierno que defendió a lo largo del sexenio.

Es obvio que la senadora no quería competir por la oposición, pero no le quedó de otra; su primer error fue tratar de imponerse a las reglas del partido y confundir a su enemigo. A quienes le preguntan responde que su salida de Morena es por culpa del gobernador Cuauhtémoc Blanco, pero quienes entienden de política saben que su exclusión vino de un nivel mayor, de un espacio en donde el futbolista no tiene voz ni voto.

Como candidata de la oposición y militante del PRI, Lucía Meza vive un momento determinante en su carrera política: si gana la próxima elección se convertirá en la primera gobernadora de Morelos y concederá al PRI la posibilidad de regresar al poder estatal después de un cuarto de siglo; si eso no sucede su escenario es sumamente complicado: será la candidata perdedora de un partido con amplias posibilidades de perder el registro en la entidad. Es el juego del todo o nada.

Pocos de los que amagan con dejar Morena para irse a la oposición si no les dan oportunidad de competir realmente se atreverían a irse del partido; quedarse fuera del juego del 2024 debe ser muy, sobre todo para quienes han invertido mucho tiempo, recursos y esfuerzo en construir una estructura, pero la política no es justa y esto sucede todo el tiempo, en todas las campañas y a todos los que participan en política.

La oferta opositora de abrir espacios a los morenistas no es de buena voluntad, se trata de una estrategia para captar liderazgos que ellos no tienen, figuras con rentabilidad que no existen de su lado y que les podrían otorgar los votos necesarios para conservar el registro. Detrás de la arrogancia de Jonathan Márquez hay un partido erosionado, sin liderazgos, sin estructura, sin empatía social ni rentabilidad electoral; en el 2021 el PRI estuvo a pocos votos de perder el registro y fue gracias a los sufragios de Alberto Sánchez en Xochitepec, el mismo al que hoy llaman traidor por haberse ido a Morena, que el PRI no tuvo el mismo destino que el PRD.

Para algunos personajes, como los tres diputados morenistas del G15, su única posibilidad de competir en la contienda electoral del 2024 es a través de otro partido; el Frente Amplio les ofrece esa posibilidad, su problema es que en el 2021 ganaron gracias al impulso de la 4T, a la fuerza de esas siglas y al voto obradorista. Ninguno de los tres tiene capital político ni rentabilidad electoral; ergo: por cualquier partido que compitan que no sea Morena van a perder.

Lucía Meza y los dirigentes de los partidos que conforman el frente opositor morelense andan movidos desde hace meses tratando de convencer liderazgos morenistas; trataron de llevarse a Juan Ángel Flores y buscaron a otros personajes que tienen estructura propia, pero hasta ahora ninguno ha aceptado.

La ampliación del periodo para designar a los candidatos locales en la 4T es una oportunidad para que el FAM se lleve a algunos personajes de Morena, hay muchos nerviosos porque sienten que no serán postulados, pero solo el tiempo dirá si dan el salto a la oposición.

Quedarse en Morena y no ser postulado puede ser duro, pero es mantenerse en el partido ganador; irse y perder una elección implica quedarse fuera de la jugada por mucho tiempo, porque si no es en esta ocasión con Lucía Meza, se ve muy lejano que el PAN o el PRI recuperen la gubernatura.

Irse a la oposición es un salto de fe.

·         posdata

“Existen pruebas documentales de que como procurador de Morelos José Luis Urióstegui tenía nexos con grupos del crimen organizado”.

“Al segundo año de mi gobierno lo cesé porque confirmé que estaba coludido con delincuentes de alta peligrosidad”.

“Descubrí que, desde la PGJ, Urióstegui Salgado y algunos abogados de Cuernavaca liberaron a secuestradores, a robacoches, a delincuentes fuertes; por eso lo cesé. Nunca renunció, lo separé del cargo porque tenía y tengo la documentación bien fundamentada de las fechorías en las que incurrió… él era parte de los enemigos en lugar de los amigos; le pedí su renuncia y él se fue”.

Las anteriores son afirmaciones públicas hechas hace apenas dos años por Sergio Estrada Cajigal durante su campaña por la presidencia municipal de Cuernavaca.

Si no sucede otra cosa, en unos meses competirán juntos, uno por la reelección en la alcaldía y el otro por el primer distrito federal, ambos en Cuernavaca.

Dios los hace y la oposición los junta.

·         nota

La semana pasada el periodista Héctor De Mauleón abordó la historia de la exdirigente del partido Redes Sociales Progresistas de Morelos, conocida también como La Jefa y detenida por la Marina en el 2021 en un fraccionamiento de Oaxtepec.

No es la primera vez que el columnista aborda el tema y como siempre la publicación generó polémica, porque coincidió con el reclamo que los dirigentes de la oposición hacían al gobierno estatal por la inseguridad.

Esto es parte de lo publicado por De Mauleón:

“Labores de inteligencia la habían identificado (a Esther Yadira Huitrón Vázquez o Rosario Herrera, La Jefa), como operadora en Morelos del grupo criminal Guerreros Unidos/Cártel Jalisco Nueva Generación y habían señalado sus vínculos con altos jefes criminales de este grupo.

Al momento de su detención Huitrón era pareja sentimental del senador priista Ángel García Yáñez, expresidente municipal de Zacualpan de Amilpas, exdiputado local y federal, y líder moral del partido Redes Sociales Progresistas, a quien se ha relacionado varias veces con grupos de crimen organizado y cuyo nombre ha aparecido en innumerables ocasiones en narcomantas abandonadas en distintos puntos del estado.

En distintos momentos a miembros de la delincuencia organizada detenidos por las autoridades se les hallaron credenciales metálicas que los acreditaban como asesores de García Yáñez. Fue el caso de José Arturo Zamarrón Castro, el Maytuli, operador de Francisco Javier Rodríguez Hernández, alias el XL o El Señorón.

Reportes de inteligencia militar ubicaron a García Yáñez y Yadira Huitrón en una reunión celebrada en Oaxtepec en diciembre de 2020. Ahí se pactó una alianza entre jefes criminales y se decidió apoyar el triunfo electoral de diversos candidatos que iban a contener en las elecciones de junio 2021.

… La red de presidentes municipales favorecidos por los acuerdos de García Yáñez son los de Ocuituco, Coatlán del Rio, Yautepec, Cuautla, Tetela del Volcán, Emiliano Zapata, Xochitepec, Yecapixtla, Ayala, Jantetelco, Totolapan, Tlayacapan y Tlanepantla.

García Yáñez ha sorteado durante años toda clase de acusaciones y señalamientos. En septiembre pasado anunció su intención de contender por la gubernatura de Morelos: “Me he preparado durante 14 años en los diferentes cargos que mis amigas y amigos morelenses me han conferido para representarlos”.

Las cosas no se le dieron, pero ha anunciado que se registrará nuevamente como aspirante al Senado, cobijado, nada más y nada menos que por Fuerza y Corazón por Morelos: el flamante frente opositor.

Su registro, dicen en Morelos, es la señal más clara de que el estado algo se ha podrido: la señal de que la narcopolítica permanece intocada.”

·         post it

Antes de que los expulsaran, la secretaria de organización de Morena y Arnulfo Montes Cuén renunciaron a Morena; al día siguiente se incorporaron a la campaña de la oposición.

Ninguno de los dos personajes es valioso por su liderazgo o por la estructura que manejan; en el caso de Montes Cuén, de hecho, se trata de alguien que como Fernando Martínez Cue, ha estado en muchos partidos y de todos ha salido mal.

La suma de Arnulfo Montes Cuén al proyecto de Lucía Meza no es nada nuevo, ya estaba con ella desde hace tiempo; dicho sea de paso: el propio equipo de la candidata lo vincula al robo que sufrieron en el pasado informe de labores de la senadora.

La decisión de Luz Villa Figueroa y Arnulfo Montes Cuén ayuda a Morena y perjudica al FAM.

·         redes sociales

Morena le cerró el paso a Paola Cruz, Macrina Vallejo y Alejandro Martínez por traidores. El PRI hizo lo mismo con Alberto Sánchez por traidor.

En política la traición depende del ángulo desde donde se le vea.

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