Serpientes y escaleras - ¿Quién manda aquí?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Quién manda aquí?

En Morelos la delincuencia está organizada y el gobierno está desorganizado.

 

¿Quién manda aquí?

La delincuencia arrebató la tranquilidad a los morelenses desde hace más de veinte años cuando Jorge Carrillo Olea arribó con un grupo de delincuentes que tomaron al estado por asalto y las instituciones como plataforma para cometer ilícitos. La inseguridad ha acabado con cuatro administraciones y va por la quinta, la violencia no solo hizo fracasar el proyecto político de los últimos gobernadores, socialmente los hundió junto con sus colaboradores y los dejó marcados de por vida.

Lo que vemos hoy en Morelos no es nuevo, pero es lamentable; la inseguridad que vivimos no es reciente, pero sin duda se ha agudizado al arrebatar la vida a más de mil personas en menos de un año. Lo que sucede hoy en el estado es atípico porque no solo se trata de una escalada de violencia, estamos frente a un escenario de impunidad sumamente complejo en el que convergen muchos elementos que agudizan la situación y ponen en peligro permanente a los ciudadanos.

Vivir en Morelos se ha convertido en un deporte de alto riesgo: las autoridades están ausentes, desconcertadas y profundamente divididas entre sí; la lucha contra la delincuencia no se da desde un mismo frente, es decir, no existe coordinación entre las tres instancias de gobierno ni entre los tres poderes; cada quien hace lo que quiere, como quiere, cuando puede y si quiere.

El panorama es desolador y la delincuencia se da cuenta de ello, por eso a Morelos han llegado nuevos grupos delincuenciales y se han multiplicado las células delictivas, todos decididos a ganar la plaza a sangre y fuego. La mayor parte de los muertos pertenecen a grupos de la delincuencia organizada o están relacionados con algún tipo de delito, son personas con antecedentes penales o vinculadas de manera directa o indirecta con este tipo de organizaciones, dicen las autoridades.

Pero lo anterior es solo una justificación ante lo evidente: la delincuencia opera a sus anchas porque no hay autoridad que les ponga freno; el número de muertos crece todos los días porque se trata de una guerra frontal entre grupos delictivos que saben que el gobierno es un cero a la izquierda y la pelea es entre ellos; la batalla es por el control de la plaza.

Hoy como nunca el gobierno se ha convertido en un simple espectador de las cosas, un objeto inerte que dice tener una estrategia, que aparenta hacer algunas cosas, pero que en realidad no hace nada para que la situación mejore. Peor: en algunos espacios se vuelve a hablar de complicidad oficial y del apoyo institucional hacia uno de los grupos que pelean el territorio. La historia se repite.

El gobernador Cuauhtémoc Blanco parece no estará enterado de lo que sucede a su alrededor o peor, estaría ajeno de las cosas porque no le interesa lo que pase. Este crecimiento exponencial de la violencia no es casual ni únicamente el resultado de la herencia que le dejó el gobierno anterior; lo que vemos hoy en Morelos tiene ingredientes nuevos, aspectos que no están valorando en el gobierno y que marcan una tendencia que puede agudizar la crisis y obligar al gobierno federal a intervenir más allá de la presencia de policías federales.

Al gobernador de Morelos le urge dar un golpe de timón para mostrar dos cosas: 1- Es él quien toma las decisiones del gobierno y 2- Sí le interesa lo que sucede en el estado. El descuido en estos dos aspectos han lesionado severamente su imagen y credibilidad, lo han alejado de la población a quien gobierna y ya lo enfrentaron con el presidente Andrés Manuel López Obrador. La división dentro de su gabinete es otra consecuencia de esta situación.

La inseguridad es un problema muy grave y sin control, ya no podemos hablar de una estrategia fallida porque simplemente no se ve ningún tipo de estrategia; el rio de sangre es asolador y expone a plenitud el tamaño del problema; en ocho meses del 2019 han sido asesinadas 1079 personas, lo que representa más de 4 muertes violentas al día. Las extorsiones también se han disparado y hasta los alcaldes se han convertido en víctimas. ¿Cómo pedirle ayuda a una autoridad cuando el gobierno mismo paga derecho de piso?

A todo lo anterior hay que añadir un elemento nuevo que aparece de repente y como siempre tomó por sorpresa al gobierno: la psicosis. Van dos semanas consecutivas que en las redes sociales se comparten mensajes sobre supuestos toques de queda en distintos puntos de la entidad; son notas que se publican y luego se dispersan por diferentes medios, en ellas se habla de acciones violentas, de una purga social que se llevará a cabo en las calles a partir de cierta hora, por lo cual se pide a la gente que se esconda para no ser parte de la limpia.

Hasta ahora ninguno de estos llamados ha sido cierto, pero muchos han funcionado, es decir, no han ocurrido los actos de violencia que dicen los comunicados, ni tampoco los enfrentamientos que se anuncian, sin embargo la gente no toma riesgos, prefiere resguardarse y las actividades económicas, educativas y sociales se detienen. En algunos casos hasta el transporte público se suspende.

Los toques de queda han sido falsos, no así las consecuencias de los mismos; a alguien se le ocurrió lanzar estos mensajes y muchos los propagaron, lo que derivó en una psicosis colectiva que detuvo las actividades en distintos municipios y obligó a las autoridades estatales a salir al paso de los rumores. También en este rubro el gobierno va perdiendo la batalla, porque fueron más creíbles los mensajes anónimos que la comunicación oficial; de ese tamaño es el miedo y también la falta de confianza que hay actualmente en Morelos.

Son muchos aspectos los que coinciden hoy en un mismo punto y todos van en contra de la sociedad; vivimos tiempos de miedo, de psicosis, de enfado colectivo y de una falta absoluta de confianza en las autoridades. Una y otra vez se ha dicho que la salida a la crisis es la Guardia Nacional, pero ni la llegada de algunos elementos de la nueva policía nacional han parado el baño de sangre en el estado y en el país.

El problema es mayor para todos: los ciudadanos nos estamos acostumbrando a vivir con miedo e impotencia ante la cada vez más impune actuación de los grupos delictivos y la falta de resultados de las autoridades; el ejecutivo está contra la pared, cuestionado, sin credibilidad y cada vez más debilitado por la incesante crisis de violencia. Con tantos muertos y hechos delictivos, ninguna acción que lleve a cabo el gobierno en otras áreas será apreciado.

A la administración estatal le urge hacer un alto para replantear las cosas, necesita involucrar a todos en el gravísimo problema de inseguridad y hacer un frente común contra la delincuencia. Le toca a Cuauhtémoc Blanco convocar a ello porque es el gobernador del estado, porque él decidió controlar la seguridad a través del Mando Coordinado, porque es lo que prometió en campaña y sobre todo porque es su responsabilidad legal.

Si las situación se sigue deteriorando en el estado en materia de seguridad pronto veremos movimientos sociales que justificarán lo que ya se contempla en los pasillos de poder del gobierno federal: desaparición de poderes. A todos los que forman parte de la clase gobernante actual les debe preocupar que el panorama no se deteriore más porque si la crisis se agudiza, ninguno de quienes hoy tienen una responsabilidad ejecutiva o legislativa en los tres niveles de gobierno quedará libre de culpa.

La violencia ha hecho naufragar a las últimas cuatro administraciones estatales, pero la arrogancia y la falta de toma de decisiones hizo detonar la crisis.

¿Cuánto más tardará Cuauhtémoc Blanco y su equipo en darse cuenta del tamaño del problema que enfrentan? O dicho de otra forma ¿En qué momento van a hacer algo para que el problema no les explote en las manos?

  • posdata

Puede ser producto de la casualidad, puede ser una broma de mal gusto, puede ser la ocurrencia de alguien o quizá se trata de una estrategia bien planeada; el caso es que los falsos toques de queda han dado resultado: generan psicosis colectiva, provocan enfado hacia el gobierno y causan un gravísimo daño a la imagen y credibilidad del gobierno estatal.

El origen de este tipo de mensajes es incierto, lo evidente es que se multiplican por cientos o miles en las redes sociales y a través del WhatsApp. Pero no son solo los supuestos toques de queda, sino las historias de horror que hablan de ejecuciones, balaceras y actos de violencia.

En los últimos meses la incidencia delictiva se ha disparado y los actos de los grupos criminales son constantes a cualquier hora del día, pero también hay cosas que no son ciertas, que se inventan y que se divulgan. Pongo un ejemplo:

El viernes pasado ocurrió un incidente de tránsito en la avenida Lázaro Cárdenas, al norte de Cuernavaca; un sujeto atropelló a un vendedor de paletas y huyó; metros más al sur una mujer también fue atropellada. Como resultado del primer hecho la policía cerró la vialidad en el Puente Cuernavaca que comunica las avenidas Domingo Diez con Lázaro Cárdenas.

A través de una cuenta (@Gato_Samm) comenzaron a circular imágenes del hecho señalando que se había tratado de una balacera que dejó como saldo una persona muerta y otra herida; los agresores dispararon contra la pareja y por esa razón la policía cerró el tránsito entre Walmart y Bella Vista, decía la cuenta de ReporteMorelos.

El mensaje comenzó a compartirse por varios lados y comenzaron las llamadas (el lugar de los hechos está a pocos metros de nuestras oficinas) ¡Otra balacera; ahora cerca del periódico! Pero nunca hubo tal.

Como esta hay muchas historias que han circulado en los últimos tiempos, son historias que se cuentan sin tener precisión de lo ocurrido, que se platican de oídas o simplemente se inventan. Todo se suma a una bolsa de psicosis que nos tiene en medio del caos y que generalmente se cree, porque en verdad están pasando cosas muy malas en nuestro estado.

Diferenciar entre algo real y algo ficticio en las redes sociales resulta muy complicado, porque la realidad permite la especulación y en muchas ocasiones se utilizan imágenes de otros hechos para ilustrar un incidente irreal. ¿Cómo distinguir entre una noticia falsa de una cierta?

Esto es también un problema muy serio para todos: para el gobierno porque tiene que lidiar con un enfado popular que crece con este tipo de mensajes y para la gente porque queda en medio de historias, algunas reales y otras inventadas, que al final le afectan y lo dejan como víctima del miedo colectivo.

Tratar de resolver este tema solo con manejo de comunicación es imposible para el gobierno; primero tienen que resolver los graves problemas de inseguridad. Mientras la incidencia delictiva no disminuya y la sociedad perciba una mejoría, ninguna estrategia de comunicación va a funcionar.

La otra lucha que libra Cuauhtémoc Blanco como gobernador es contra la psicosis y la falta de credibilidad en el gobierno. En todos los gobiernos.

  • nota

Muchas veces Gerardo Becerra aseguró que Graco Ramírez pisaría la cárcel. Como activista social, como ciudadano y como asesor anticorrupción del nuevo gobierno Becerra dijo que existían elementos de prueba suficientes para castigar al ex gobernador ya su familia, para meterlo a la cárcel y hacerlo que devolviera lo que se robó.

Así lo dijo con todas sus letras en las calles, en entrevistas o en charlas; siempre parecía seguro de lo que  afirmaba y entendía el peso de sus palabras como funcionario estatal.

Quizá por ello la semana pasada el gobernador Cuauhtémoc Blanco se animó a decir lo que había evitado declarar como jefe del ejecutivo; tal vez animado por la postura de su consultor anti corrupción y otrora anti graquista el ex seleccionado nacional lo dijo con todas sus letras: el ex gobernador Graco Ramírez irá a la cárcel.

Entonces apareció Gerardo Becerra y contradijo al gobernador: “No hay elementos legales suficientes para encarcelar al gobernador; NO pisará la cárcel; los delitos que se le imputan no ameritan pena corporal.”

¿Entonces para qué lo dijo tantas y tantas veces?

¿O es acaso que, como lo cuentan algunos, Gerardo Becerra ya pactó con el ex gobernador?

  • post it

Lo dicho: Alejandra Flores se sacó la rifa del tigre

  • redes sociales

Tania Valentina, la morena con valor y Javier López Chabelo. ¡Vaya dupla política!

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