El Tercer Ojo - Algunas Historias de Personajes Relacionados con la Tuberculosis, el Cólera y la Sífilis (Otras epidemias, Tercera parte).
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
La Sífilis es una enfermedad de transmisión sexual, de origen bacteriano. Ésta fue la causante directa de la muerte de cantidades impresionantes de personas a lo largo de una línea del tiempo y, hasta hace poco más de un siglo, fue descubierto el agente causal de la sífilis por un grupo de científicos alemanes.
Hacia el año de 1530 fue denominada Sífilis; según dicen algunos, como dato curioso, motivado por un poema de un médico italiano, Girolamo Fracastorius, en el cual un pastor, de nombre Siphilus, fue castigado por llevar una vida inmoral con la enfermedad. No obstante, a lo largo de la historia ha recibido denominaciones tales como: Lúes venérea, avariosis, mentulagra, pudendagra, enfermedad francesa o “morbus gallicus” (en latín).
Es importante reconocer que este médico italiano (Girolamo Fracastorius, 1478-1553) fue quien hizo la primera descripción seria de esta enfermedad (1546).
Prácticamente desde el Sigo XV, hasta el siglo XX, fue tratada con mercurio; sin embargo, a partir de los inicios de la Segunda Guerra Mundial se cambió por Bismuto, porque era considerado más eficaz que el primero. Con la aparición de la Penicilina (1943) se utilizó como primera opción, excluyéndose de los tratamientos el mercurio, el bismuto y el arsénico.
Según algunas apreciaciones históricas, a principios del siglo XV, aproximadamente un 15% de la población europea tenía sífilis, cuando Europa era poblada, aproximadamente por un total de 50 millones de habitantes. Es decir, aproximadamente siete millones y medio de personas padecía sífilis.
Ha sido una creencia que la sífilis hubo llegado a Europa, llevada de la mano por los españoles, particularmente por Cristóbal Colón y sus acompañantes, una vez que regresó de América y, a partir de ese momento y de manera sumamente rápida, se expandió por todo Europa; sin embargo, el origen geográfico y cronológico se halla en un profundo debate, sin que se haya llegado aún a un acuerdo al respecto. Pese a ello, según otros estudios de paleopatología, se sostiene que la sífilis no procede de América y que ya existía en Europa. Alguna referencias españolas manifiestan que: “Huesos encontrados al norte de Inglaterra presentaban cambios compatibles con el diagnóstico de sífilis epidémica, particularmente de los monjes de un monasterio, cuyos esqueletos hallados en Hull, al norte de Inglaterra, fueron datados entre 1300 y 1450, con claras lesiones de la enfermedad…”. (http://www.diariomedico.com/entorno/ent040900comtris.html).
De lo que no se tiene duda es que la dispersión de la enfermedad fue favorecida por el ejército del Rey de Francia Carlos VIII (integrado por soldados franceses, españoles, holandeses y suizos) que en las guerras por la conquista de Nápoles (1494-1495) la portaron y la transmitieron masivamente. En ese año de 1495 se detecta la primera epidemia de sífilis, entre los soldados franceses, en Italia y, a partir de ese suceso se responsabilizó al ejército francés de la propagación de la sífilis en toda Italia.
No son pocos los personajes que a lo largo de la historia han sido vinculados, con o sin evidencias sólidas, a tal enfermedad. Sólo por enunciar algunos que se mencionan en diversos textos: Cristóbal Colón, el Zar Iván “El Terrible”, el Papa Bonifacio VIII, el Papa Rodrigo Borgia (padre de Lucrecia), Enrique VIII (Rey de Inglaterra), Carlos (hijo con malformaciones de Isabel de Valois y el Rey Felipe II de España, a quien Giuseppe Verdi dedicó la ópera Don Carlo), el Rey Felipe IV de España, José Francisco I de Habsburgo, Maximiliano de Habsburgo y la Emperatriz Carlota, el Rey de Portugal Alfonso “El Loco”, el Zar Pedro I y Catalina de Rusia, el Marqués de Sade, Al Capone, Benito Mussolini, Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar, Abraham Lincoln, Adolf Hitler asimismo, personajes como Franz Shubert, Franz Lizt, Ludwig Van Beethoven o el filósofo Friedrich Nietzche han sido considerados portadores de ésta; escritores o poetas como William Shakespeare, Guy de Maupussant, Stendhal, Lord Byron, James Joyce, Arthur Rimabud, Charles Baudelaire, Heinrich Heine, Óscar Wilde, León Tolstoi o Paul Verlaine son claramente referidos; pintores como Francisco de Goya, Paul Gaughin, Vincent Van Gogh, también, para no seguir una enorme lista de personajes que fueron atacados por tal enfermedad o que murieron por la misma.
La Sífilis, antes que el SIDA, fue por excelencia, y quizás la “Locura” o la Lepra, una de las epidemias recurrentes que, además de provocar miedo, repulsión, angustia u otras consecuencias psicológica demostrables, como hoy lo elicita el SARS por COVID 19, exclusión y estigmatización.
Siguiendo a Erving Goffman: “Los griegos crearon el término estigma para referirse a signos corporales con los cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el satus moral de quien los presentaba. Los signos consistían en cortes o quemaduras en el cuerpo, y advertían que el portador era un esclavo, un criminal o un traidor (…) Más tarde, durante el cristianismo, se agregaron al término dos significados metafóricos: el primero hacía alusión a signos corporales de la gracia divina, que tomaban la forma de brotes eruptivos en la piel; el segundo, referencia médica indirecta de esta alusión religiosa, los signos corporales de perturbación física. En la actualidad, la palabra es ampliamente utilizada, con un sentido bastante parecido al original, pero con ella se designa preferentemente al mal en sí mismo y no a sus manifestaciones corporales”
Pues bien, el miedo al contagio, el carácter de ser una enfermedad de transmisión sexual, y el miedo a la condena moral por los demás, en este caso el estigma fue evidente. (Continuará).