Serpientes y escaleras - Percepción
En opinión de Eolo Pacheco
Las encuestas cambian de un momento a otro; no es lo mismo el arranque que el segundo mes
Percepción
El contraste entre la figura de Cuauhtémoc Blanco y Margarita González Saravia como gobernante fue suficiente para que la morenista sacara al estado del último lugar en el que se mantuvo durante casi todo el sexenio pasado. Con el futbolista como jefe del ejecutivo Morelos ocupó los últimos lugares en confianza, crecimiento económico, desarrollo regional, empleo… y encabezó la lista de las entidades más violentas, inseguras y corruptas. Octubre fue el primer indicador de la gobernadora.
Esta semana se dio a conocer la medición de noviembre de gobernadores de México y aunque en términos de confianza la mandataria morelense mantuvo su posición respecto al mes anterior, la percepción de inseguridad en el estado creció, es decir, el cambio de administración gustó, pero no ha logrado hacer que la población se sienta más segura.
Las encuestas son herramientas confiables, pero no infalibles y muchas veces responden al interés de quienes las pagan. Las que se han levantado en estos primeros dos meses no son la excepción, hablamos de estudios que se han hecho en las primeras semanas de la nueva administración y cuyos resultados pueden ser cuestionados por distintas razones; pero a pesar de que pueden ser inexactas, sirven para establecer el punto de arranque del nuevo gobierno, como parámetro para ver cómo se percibe la nueva administración desde el inicio.
Lo primero que llamó la atención de las encuestas de octubre fue que Morelos dejó de ocupar el lugar 32 del ranking nacional de gobernadores y los indicadores de confianza, y aprobación mejoraron con la sola presencia de Margarita González Saravia como jefa del ejecutivo. El relevo en la administración mostró que los morelenses querían un cambio, pero se requiere de un esfuerzo mayor para que la ciudadanía mantenga su confianza en la gobernadora.
Objetivamente hablando se trató de una mejora por contraste, no por desempeño, ergo, la gente vio con optimismo el relevo gubernamental, consideró que la dama podría ser buena y que haría un mejor trabajo que su antecesor. Esta consideración es consecuencia directa de la percepción.
La encuesta de noviembre puede ser la primera que valide el trabajo, desempeño y actuación del régimen más allá de la primera impresión. En la más reciente medición la jefa del ejecutivo mantiene su nivel de confianza, aunque disminuye en cuanto a aprobación; el dato duro en este estudio está en el renglón de la seguridad, porque notoriamente la población considera a Morelos como un estado inseguro, más de lo que era cuando Cuauhtémoc Blanco gobernaba.
Los estudios de opinión siempre son polémicos porque depende de lo que digan habrá opiniones encontradas; en este caso particular, cuando se hicieron públicas las mediciones de octubre muchos gobiernícolas festejaron anticipadamente, sin considerar que era una mejoría por contraste, no por desempeño y el punto de arranque de la nueva administración.
Ahora que aparece una secunda encuesta con números no tan halagüeños habrá quien afirme que no son datos reales, que se trata de encuestas pagadas o que la firma que lleva a cabo la medición carece de credibilidad. Por cierto, hablamos de la misma casa encuestadora que en octubre colocó bien a la gobernadora González Saravia.
Con todos los asegunes que se quiera, la encuesta de noviembre expone números más cercanos a la realidad estatal: sin duda la figura de Margarita González Saravia como gobernadora genera más empatía y mejores opiniones que la de Cuauhtémoc Blanco, pero también es claro que con más de 200 muertos en menos sesenta días de administración es imposible defender la estrategia de paz.
Era obvio que la transición no resolvería el problema delictivo, ni que la transformación de la Comisión Estatal de Seguridad en Secretaría de Seguridad aminoraría la violencia que prevalece en prácticamente todo el territorio. Peor: la falta de una buena estrategia de comunicación dentro de la dependencia policiaca ha hecho que el miedo crezca, que la percepción empeore y que el fiscal se asuma como el único que está dando la batalla a los delincuentes.
Frecuentemente los encargados de la seguridad apuestan a los indicadores para tratar de defender su trabajo, pero pasan por alto que la estadística siempre juega en contra de Morelos, porque aunque aquí se cometan menos delitos que en otras entidades, proporcionalmente siempre estaremos colocados en los primeros lugares.
El manejo de la percepción es clave en cualquier gobierno y se ha convertido en una herramienta de primera necesidad en los gobiernos de la 4T. El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy bueno en la materia, se encargó personalmente de fijar la agenda todas las mañanas y con un equipo muy eficiente logró colocar su mensaje por encima de todos los demás, incluidos aquellos momentos en donde las cifras de su propio gobierno no le beneficiaban.
López Obrador gobernó con liderazgo y comunicación, montó su figura en una estrategia de prensa muy sólida que lo mantuvo de principio a fin con altos niveles de aprobación. Y siendo claros no se trató del mejor gobierno, ni el que entregó mejores resultados, pero sí del que mejor conectó con la población, de ahí la enorme confianza que aún sigue teniendo.
En Morelos esa línea no se sigue ni se entiende, suponen que mantener a la gobernadora “en territorio” es suficiente y confunden un plan de campaña con un plan de gobierno. En dos meses la presión hacia la nueva administración está creciendo, las críticas comienzan a surgir de muchos lados e incluso en aquellos espacios donde Margarita González Saravia es aplaudida comienzan a surgir opiniones críticas porque se está perdiendo mucho tiempo en cosas que no funcionan.
La inseguridad ha sido y sigue siendo un punto crítico para las administraciones estatales; la gente confía en que la gobernadora hará un mejor trabajo que su antecesor, pero no está dispuesta a esperar mucho tiempo hasta que los resultados comiencen a llegar.
Hechos como el de Jiutepec, en donde ejecutan a nueve personas es una llamada de alerta sobre la grave situación de violencia que hay en el estado, la presencia cada vez más notoria de grupos criminales y la falta de coordinación entre autoridades municipales y estatal.
Como siempre se trata de minimizar los hechos bajo el argumento de que eran personas relacionadas con la delincuencia, que se trató de un ajuste de cuentas y que este tipo de situaciones forman parte de la guerra que hay entre grupos criminales. Pero se trata de una salida fácil que, además, está muy gastada porque llevamos cuatro sexenios escuchando lo mismo.
Los números de Margarita González Saravia aún son buenos, pero comienzan a bajar como consecuencia directa de una percepción que contrasta con el discurso optimista de la gobernadora. Todos los días escuchamos a la gobernadora hablar de diversos temas y reiteradamente prometer que atenderá a los sectores vulnerables, a las comunidades indígenas y rescatará el patrimonio histórico, pero aún no dicen nada respecto a los ríos de sangre, la impunidad con la que actúan los grupos criminales, la poca confianza que existe en la policía y la corrupción que se comienza a replicar en algunas áreas del gobierno actual.
A la jefa del ejecutivo la tienen entretenida con múltiples actividades que la hacen olvidarse una tarea fundamental: gobernar. Es imposible que con tantas actividades en las calles, la mayoría superficiales, le quede tiempo y fuerza para revisar el desempeño de su equipo, para definir una buena estrategia de gobierno y darse cuenta que la realidad del estado no es la que le están contando
Margarita González Saravia es una mujer sensible y cabal a toda prueba. Como gobernante hace falta que escuche a más de una persona.
El gabinete no está ayudando mucho a la gobernadora y se nota. Frente al enorme esfuerzo personal de la jefa del ejecutivo destaca un equipo de claroscuros, con figuras que replican el vigor de la mandataria, pero también donde hay personajes que nadan de muertito, que ven la administración pública como un negocio o que llegaron a aprender.
La luna de miel del nuevo gobierno está por terminar, los hechos de violencia y la soledad informativa en la que tienen a Margarita González Saravia están pasando factura y provocan daños que serán muy difíciles de revertir.
La actitud, personalidad y empatía de la jefa del ejecutivo con la ciudadanía tiene que ir más allá de sus eventos, necesita colocarse como el estandarte de la nueva administración y por encima de los hechos cotidianos, para marcar la agenda y controlar la narrativa.
No hay forma que en el corto plazo el gobierno revierta la inseguridad, ni disminuya la violencia, pero sí podrían colocar más temas en la mesa, destacar las acciones que realizan y posicionar una actitud distinta. ¿Por qué no lo hacen?
Digámoslo con todas sus letras: a las Margaritas las están dejando solas, pareciera que desde algunas oficinas se recrea la vieja estrategia política de generar problemas para después vender soluciones, pero eso ya no funciona y el costo de dejar sola a la gobernadora es muy alto. Se llama traición.
De todos los funcionarios que conforman el gobierno estatal solo algunos tienen clara la idea de gobierno de González Saravia y comparten su filosofía; hay otros que están con ella desde hace años y dicen estar dispuestos “a meter el pecho por ella”, pero con su actitud la desamparan y la abandonan a su suerte.
En Morelos Margarita González Saravia es la mejor carta que tiene Morena y la están desgastando muy rápido.
· nota
El regidor electo de Cuernavaca Oscar Cano Mondragón solicita que se reactiven las 40 investigaciones penales que hay en contra del exalcalde Antonio Villalobos.
Como diputado de la pasada legislatura el panista pudo presionar a la fiscalía anticorrupción y como miembro del G15 pudo colocar el tema en la agenda parlamentaria, pero no lo hizo.
A pesar de ello el llamado es válido, necesario y digno de tomarse en cuenta porque independientemente del quebranto que el morenista causó a las finanzas de la capital, la manera cínica como lo hizo representa una ofensa para todos los ciudadanos y expone del grado de complicidad que existe entre las instituciones encargadas de impartir justicia.
El alcalde José Luis Urióstegui ha pedido varias veces a la FECC que actúe en el caso de Villalobos, que no permitan que la impunidad prevalezca, pero no le hacen caso; lo mismo ocurre cuando los llamados van hacia el Tribunal Superior de Justicia, donde su presidente Jorge Gamboa está más interesado en incrementar su participación en el sector restaurantero que en impartir justicia.
Morelos es un estado con muchas carencias, una de las más llamativas es la justicia.
· post it
Este día el secretario de seguridad presentará un informe sobre las bandas delictivas que operan en el estado, informó la gobernadora.
Cada cierto tiempo los jefes de la policía nos recuerdan cuáles y cuántos grupos criminales tienen presencia en Morelos, pero no hacen nada al respecto.
¿Hoy será diferente?
· redes sociales
Ganar una elección no es igual que gobernar. Tener votos no es lo mismo que tener gobernabilidad.
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