Serpientes y escaleras - Las primeras semanas
En opinión de Eolo Pacheco
Es pronto para hacer un juicio de valor sobre el nuevo gobierno, pero el tiempo corre.
Las primeras semanas
Las primeras semanas de una administración son de acomodo y de reconocimiento, para ir transformando la estrategia diseñada en el papel en hechos tangibles, en favor de la sociedad. Cualquier valoración que se haga en este momento del gobierno de Margarita González Saravia es subjetiva, dependerá del ánimo con el que se le vea y la trinchera política desde que se analice. El tiempo corre.
El vigor personal de la mandataria es la única constante en estas primeras semanas de trabajo: la jefa del ejecutivo mantiene el mismo ritmo de campaña, con jornadas largas, agotadoras para quienes la acompañan y llenas de promesas que elevan las expectativas de la gente.
Es muy temprano para poder apreciar algo más allá del buen ánimo de la jefa del ejecutivo y su involucramiento en todas las áreas del gobierno, supervisando personalmente el trabajo de los secretarios y entrando al detalle en temas que anteriormente solo eran vistos a lo lejos por los mandatarios.
De cerca la marcha del ejecutivo luce bien, con una dama que verdaderamente es ejecutiva en su actuar, pero sin perder la relación directa con la gente; la agenda de la gobernadora combina reuniones públicas y privadas, encuentros con ciudadanos, reuniones con grupos y trabajo de escritorio con todos los integrantes de su gabinete, para dar seguimiento a los temas.
De fuera la imagen no es tan clara, se reconoce que hay una mujer activa que comienza a trabajar antes de que salga el sol y concluye sus jornadas muy avanzada la noche, pero más allá de eso todavía no existe claridad sobre lo que intenta hacer en este gobierno, hacia donde se perfila el esfuerzo institucional y de qué manera comenzaremos a ver cambios.
Ese es el reto inmediato para una administración que apuesta por el humanismo y que en este momento, dadas las precarias condiciones económicas en las que dejaron las arcas públicas, debe priorizar los pasos que da. Prácticamente todas las dependencias están en números rojos, sin suficiencia presupuestal y juntando los pesos para salir adelante con los compromisos operativos.
Margarita González Saravia no se mueve de su línea, quiere provocar un cambio mayor en el estado y predica con el ejemplo: se acabaron los tiempos de los vehículos último modelo, las camionetas blindadas de alta gama y los escoltas para funcionarios y sus familias; ella misma tiene un equipo de seguridad muy discreto que lucha contra la personalidad de una dama que insiste en andar sola y no cambiar su forma de vida, pero que hoy es gobernadora.
Los primeros meses de una administración son claves para definir la percepción que de ella tendrá la sociedad; aprovechar el impulso que otorga el triunfo electoral y en este caso, el buen ánimo que ha generado la primera jefa del ejecutivo es clave para que la gente entienda que estamos frente a un gobierno distinto, opuesto a lo que hemos tenido y empeñado en provocar el cambio que quieren los ciudadanos.
El esfuerzo personal y permanente de Margarita González Saravia es loable, pero insuficiente para cambiar la percepción; hasta ahora se le reconoce su entusiasmo y la sencillez de su trato, su capacidad de escucha y buen trato, pero eso no alcanza para borrar el enfado colectivo que provoca el desastre que heredó del gobierno pasado. Justicia es algo que reclama de manera inmediata la gente.
Con todas sus letras: o comienzan a fincar responsabilidades y a demostrar con hechos que se castigará la corrupción o muy pronto la simpatía comenzará a perderse y empezará a nacer la idea de que la historia se repetirá y que los pillos nuevamente quedarán cubiertos por el manto de la impunidad.
La jefa del ejecutivo ha marcado una línea muy clara al respecto, lo ha hecho en lo público y en las reuniones de gabinete, “no tengo compromiso con nadie” insiste al tiempo de refrendar su promesa de que, sin que se trate de una persecución, se actuará en los casos donde amerite hacerlo.
La presión social viene de la percepción pública, deriva de la convicción colectiva de que Cuauhtémoc Blanco superó en corrupción a Graco Ramírez y podría evadir la justicia por la protección de Andrés Manuel López Obrador. “Nada va a pasar” es la expresión generalizada que, a la vez, refleja un enojo contenido que podría volverse en contra de la nueva administración sí, como siempre, no pasa nada.
Corresponde a los titulares de las diferentes áreas hacer valer la ley o asumir las consecuencias legales de su omisión. La norma es clara al respecto y en caso de no denunciar las faltas, traslada la responsabilidad: o presentan las denuncias pertinentes o responderán los actos cometidos por quienes se fueron.
El ritmo de la política obliga a las autoridades a aprovechar todos los momentos y es lo que la jefa del ejecutivo está haciendo cada día en su agenda personal; atrás quedaron tres sexenios de jornada inglesa, de actividades gubernamentales de lunes a viernes y en horarios de oficina. Hoy la gobernadora tiene agenda diaria, a veces en días festivos.
El equipo de Margarita González Saravia tiene que aprovechar la personalidad de su jefa, sacar ventaja del momento y construir una narrativa que hable de cambio, pero también de justicia, porque esa es la gran demanda ciudadana.
En casi todas las dependencias gubernamentales hay problemas muy serios, actos de corrupción inocultables y desvíos de recurso que se cuentan por millones. Hasta hace poco hablábamos del desfalco cometido en la DGPAC, en el sector Salud, en Obras Públicas y CEAGUA; ahora se conoce que lo mismo ocurrió en prácticamente todas las dependencias: Desarrollo Económico, Agricultura, Medio Ambiente, Hacienda, Seguridad y el Fideicomiso Lago de Tequesquitengo.
Antes de concluir su periodo de gobierno y después de la elección, Cuauhtémoc Blanco ordenó a su gabinete gastarse el presupuesto para complicar el arranque del nuevo gobierno; ahora sabemos que esa es solo una de las muchas faltas que se cometieron en su administración, mezcladas con la postura retadora de los cuauhtemistas que siguen siendo arrogantes y confían que la protección presidencial continuará y el robo colectivo quedará como anécdota.
Si la actitud de los funcionarios anteriores y del extitular del ejecutivo fuese otra, prudente y discreta, la administración de Margarita González Saravia podría llevarse las cosas con calma, pero el estilo retador de los exfuncionarios y la beligerancia del cuauhtemismo obliga al gobierno a actuar, so pena de que al no hacerlo fomentarán la idea de que una vez más no pasará nada.
Justicia es la demanda colectiva; sin ella no importa que la gobernadora sea buena persona.
· posdata
Si ponemos atención a algunos detalles, la idea de que la impunidad prevalecerá en el caso de Cuauhtémoc Blanco puede estar equivocada. Explico:
La confianza de los cuauhtemistas radica en la protección absoluta que durante seis años recibió el futbolista del presidente; fueron muchas las ocasiones que el mandatario morelense quedó expuesto por escándalos, acusaciones, ausencias o corrupción, señalamientos hechos algunas veces por sus propios correligionarios y hasta el obsceno momento en el que se divulgaron sus fotografías al lado de líderes de grupos criminales.
La respuesta presidencial siempre fue la misma: son ataques políticos, acusaciones sin fundamento, mentiras, golpes bajos… para López Obrador Cuauhtémoc Blanco era un gobernante ejemplar, modelo de honestidad y referencia como ser humano. “Es el mejor gobernador que ha tenido Morelos” se atrevió a decir en una ocasión el presidente de México.
Hace un par de semanas Claudia Sheinbaum Pardo fue cuestionada en sus conferencias mañaneras sobre los casos de corrupción cometidos en el sexenio de Cuauhtémoc Blanco y la denuncia por un intento de violación. La respuesta de la presidencia fue corta, pero contundente: “que lo investiguen”.
Atrás quedó la época en donde el jefe de la nación metía al cuerpo por el gobernador, donde no había espacio para la crítica, ni duda de la honestidad del futbolista; AMLO atajaba todo y a todos, desechaba las críticas hacia su amigo y ordenó que se archivaran los expedientes por actos de corrupción que su propio gobierno a través de la Marina y la UIF elaboraron sobre el futbolista, su familia y sus colaboradores más cercanos.
La nueva presidenta de México parece no estar en esa misma línea; si así fuera el exgobernador y su equipo deberán enfrentar las consecuencias de sus actos sin el manto protector del gobierno federal.
El tiempo dirá si la fortuna sigue del lado del tepiteño.
· nota
Hablando de suerte: parece que las cosas se le están complicando a la diputada Tania Valentina. Lo que parecía un proceso ficticio que no derivaría en nada, amenaza con volverse una acción punible contra la representante del PT.
Y no es para menos, hablamos de acciones concatenadas que derivan del deseo presidencial de remover al fiscal de Morelos.
La gobernadora ha pedido paciencia en el caso de Uriel Carmona, no quita el dedo del renglón y mantiene su postura de que se necesita un cambio profundo en esa dependencia para que las cosas caminen mejor.
Para remover al titular de la FGE se requieren 14 votos y la 4T tiene en este momento solo 12. Si quitan a Tania Valentina el escenario se puede modificar porque cambiarían los equilibrios.
El mensaje es claro: la presidenta va contra el fiscal de Morelos… y contra todos los que se pongan en su camino.
Al tiempo.
· post it
Hace unos días el secretario de seguridad pública Estatal informó que poco más de 130 elementos de la Comisión Estatal de Seguridad, comisionados como escoltas personales se habían reincorporado a la dependencia y serían asignados a labores de prevención del delito.
Algunos creímos que eran guaruras de diputados, funcionarios y amigos del primer círculo de poder. No era así.
Los más de 130 elementos estaban asignados sólo a Cuauhtémoc Blanco Bravo y a su familia. El futbolista y los suyos tenían comisionados de manera personal más elementos de los que tienen muchas corporaciones de seguridad municipales de Morelos.
“Otros policías de la CES se desempeñaban como trabajadores en los negocios personales de exfuncionarios”
¡Hágame el recabrón favor!
· redes sociales
Las documentales exponen que en el manejo del Fideicomiso Lago de tequesquitengo existen irregularidades que podrían derivar en acciones penales contra diversos personajes del ámbito público y privado, empezando por quien durante tres años fue titular del Filateq.
Los malos manejos incluyen la compra de terrenos muy por debajo de su precio y la falta de entrega de utilidades a los ejidatarios. Algunos de los beneficiarios de las transacciones fueron funcionarios del gobierno anterior.
Puede ser que los procesos de compraventa se apeguen a derecho, pero sin lugar a duda se trata de actos inmorales, susceptibles de considerarse tráfico de influencias, que beneficiaron a funcionarios públicos que compraron lotes muy por debajo de su valor comercial.
El lunes hablaré del tema.
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