Serpientes y escaleras - La polarización de Morena

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La polarización de Morena

La guerra sucia está a todo lo que da en la contienda interna de la 4T

 

La polarización de Morena

Los golpes que reciben algunos aspirantes de Morena lucen como fuego amigo; la lucha interna se intensifica en la recta final del proceso, a días de que la dirigencia nacional de a conocer los nombres de quienes coordinarán la defensa de la 4T en los estados. El problema no radica solo en los efectos que la campaña negra provoca entre quienes observan desde afuera el desarrollo de las cosas, también impactará en la unidad que el partido requiere para ir a campaña. La pelea entre morenistas es por todo o nada.

La numeralia del proceso de morena es peculiar: a lo largo de un año fueron solo ocho actores políticos quienes trabajaron en busca de la candidatura, pero cuando la dirigencia nacional abrió la puerta para que cualquiera se inscribiera, el número de aspirantes se elevó a 31. Luego de una primera depuración quedaron seis contendientes y si la regla de género aplica en la entidad, solo tienen tres opciones entre las cuales elegir.

El problema no radica en el número de contendientes, sino en la forma como han conducido el proceso las dirigencias nacional y estatal: el CEN cambió las reglas del juego al llevar la primera depuración al consejo estatal, visiblemente dividido, enfrentado y controlado por dos grupos; luego se equivocó al dejar fuera a los personajes mejor posicionados sin ninguna justificación creíble y sigue errando al no actuar de manera imparcial, privilegiando la unidad.

En este momento el rompimiento de Morena no es total, pero eso no es gracias a los dirigentes; los pocos acuerdos que hay al interior del partido los han impulsado los propios aspirantes e interesados en el proceso, porque del lado del partido existe una evidente parcialidad y nula representatividad más allá del neomorenismo que se afilió para votar en el proceso interno.

A lo largo de varios meses los aspirantes a la candidatura se han reunido en una sola ocasión con la dirigencia y a decir de varios de ellos, los puntos de coincidencia que existen son producto del diálogo individual, es decir, nada tiene que ver con lo que hace el comité estatal de Morena. La belicosidad de la senadora Lucía Meza deriva de lo mismo: la dirigencia la excluyó del proceso interno y ha sido atacada de manera reiterada, lo cual la ha llevado al lado de la oposición, elevando la rentabilidad electoral del FAM y apareciendo como una figura antagónica a Cuauhtémoc Blanco. Pero veamos cómo están las cosas en Morena:

Los seis precandidatos de Morena han signado, según Juan Salgado Brito, un acuerdo de civilidad que los obliga a apoyar a quien resulte ganador o ganadora de la encuesta; mientras eso ocurre ya se han formado bandos: por un lado están Rabindranath Salazar, Margarita González y Rafael Reyes y por otro aparecen Víctor Mercado y Sandra Anaya, separados, pero ambos receptores del apoyo del gobernador Cuauhtémoc Blanco; luego está el solitario Juan Salgado Brito y Juan Ángel Flores, quien aún no define lo que hará en el futuro.

Los bloques internos anuncian lo que puede venir en el proceso electoral después de que se defina al futuro candidato (a): tres morenistas con estructura territorial caminarán juntos, han llegado a acuerdos y tratarán de posicionarse en los distintos espacios de competencia; mientras tanto los candidatos oficiales juegan por su lado, confiados en una negociación cupular, pero sin tender puentes con los morenistas clásicos. La historia del consejo estatal partido se repite en el proceso de selección de candidatos: hay dos bloques políticos distanciados y en algunos casos, abiertamente enfrentados.

El principal interesado en que no se polaricen más las cosas debe ser el gobernador Cuauhtémoc Blanco, en principio bajo la premisa de que alguna de sus propuestas podría ser seleccionada para competir por la gubernatura en el 2024, pero también porque en caso de que eso no ocurra necesita tener una buena relación con quien tendrá altas probabilidades de encabezar la próxima administración estatal y desde ahí ayudarlo o perjudicarlo.

Los ataques surgidos en los últimos días, sobre todo en las redes sociales, no cambiarán en nada la decisión nacional del partido, tampoco afecta significativamente la imagen de los aludidos, ni influirán en el ánimo del presidente López Obrador; lo que si provoca es enojo entre los atacados y más división dentro de Morena. Si esto se quedara solo en el terreno del partido o en la campaña electoral, Cuauhtémoc Blanco podría despreocuparse porque sería un enfado pasajero; el problema es que donde la guerra sucia sí incide es en el ánimo de los contendientes y ello podría provocar que la próxima administración estatal, si no queda en manos de uno de los precandidatos del gobernador, llegue con ánimo de desquite.

La prudencia no ha sido un elemento característico de esta administración, la personalidad del gobernador y su manera de enfrentar a sus críticos ha sido un aspecto difícil de manejar por su equipo; pero a esta altura del sexenio el cambio de estrategia es urgente y debe ir acompañado de acciones concretas y tangibles, que abonen a la unidad en el partido y a la reconciliación del estado, porque de ello dependerá la tranquilidad futura del mandatario y de su primer círculo, incluyendo su familia.

Las cosas ya no están saliendo como quiere Cuauhtémoc Blanco y conforme avance el tiempo el panorama se volverá más complejo para él y para todos los que lo acompañan, porque los intereses políticos del régimen cambian, igual que las prioridades. El golpeteo entre morenistas no es bueno para ninguno de los contendientes y debe aclararse para que los aspirantes no confundan su origen y los sentimientos se salgan de control, porque la revancha llegará en la próxima administración.

Recordemos la máxima: “A los amigos justicia y gracia. A los enemigos justicia a secas”.

·         posdata

El fiscal Uriel Carmona está en medio de mucha presión luego de la detención de uno de sus funcionarios más cercanos, justamente quien tiene a su cargo el mano financiero de la institución.

La captura de Homero Fuentes Ayala no es un tema menor, se trata de una acción concatenada a todo el proceso que rodea al titular de la FGE y apuesta a su destitución del cargo.

La presión contra Carmona Gándara viene de muchos lados: en lo político empieza con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la coordinadora nacional de Morena Claudia Sheinbuam y la secretaria de gobernación Luisa María alcalde; legalmente los procesos surgen de la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, rebotan en la Fiscalía General de la República y recientemente se operan desde la Fiscalía Anticorrupción de Morelos.

Poco a poco las autoridades federales han ido cercando al fiscal de Morelos y esta presión comienza a hacer mella en el congreso, entre algunos diputados que ya se dieron cuenta el tamaño de enemigo que tienen enfrente y la posibilidad de resultar afectados si continúan en la misma línea.

Reitero: la lucha de Uriel Carmona no es solo legal, ni tampoco se ganará con valentía.

·         nota

La postura de los diputados locales respecto al proceso contra el fiscal Uriel Carmona y el presupuesto 2024 forman parte del jaloneo político de Morena.

La línea del partido es clara en ambos casos y a partir de como actúen los legisladores, sobre todo los representantes de la 4T, veremos el futuro político que les depara.

Los legisladores rabinistas han sido rebeldes a los lineamientos del partido y ello sin duda afectó la carrera de su líder en la contienda por la gubernatura.

Es tiempo de definiciones: obedecer al Movimiento de Regeneración Nacional o seguir los pasos de la senadora Lucía Meza.

·         post it

Durante la conferencia mañanera del martes pasado un reportero preguntó al presidente Andrés Manuel López Obrador su opinión respecto a algunos personajes que estarían al lado de Margarita González Saravia, en su equipo de campaña. La interrogación fue capoteada por el jefe del ejecutivo, quien hábilmente evitó criticar a su excolaboradora y actual aspirante al gobierno de Morelos. Lo llamativo fue no defendió a los aludidos y previno de aquellos que “quieren colarse”. Así respondió el mandatario:

-          ¿Qué piensa de que se traten de infiltrar estos personajes señor presidente, cuál es su opinión?

“Ya hiciste tu pregunta y hasta ahí la dejamos, la gente sabe de lo que estamos hablando, sabe muy bien quien busca llegar a un cargo para servir y quien busca llegar a un cargo para servirse, ya no es el tiempo de antes, entonces es una falta de respeto al pueblo estar pensando de que no van a darse cuenta de que quieren “colarse”, oportunistas, arribistas, corruptos… ya no, eso ya no funciona, eso ya cambio, eso es lo que le pasa a muchos que están en los medios y también a muchos de la llamada clase política que no ha entendido que ya es otra realidad, que no se puede poner vino nuevo en botellas viejas, tienen que irse formando de nuevo, reeducando, empezando por respetar al pueblo, el pueblo sí existe en política, el pueblo es el que manda en política porque se pensaba que el pueblo no existía, que la política era asunto de los políticos, pero no, la política es asunto del pueblo, es asunto de todos y en ese viaje, en ese camino, en ese proceso pueden llegar también porque todos los seres humanos estamos llenos de sentimientos. No solo es tenerle respeto al pueblo, si no querer al pueblo y cuando esto se logra ya se está hablando de que hay un político, ya hay un dirigente, ya un servidor público. Yo le tengo mucha confianza a los jóvenes… “

·         redes sociales

Entre los nombres “cuestionables” que relacionan con Margarita González Saravia está “Víctor Ramírez”, a quien en la conferencia mañanera describieron como alguien que hacía negocios en el gobierno de Graco Ramírez.

Obviamente la referencia es hacia Víctor Sánchez Ayala, el de Jardines de México; el personaje en cuestión es propietario de laboratorios farmacéuticos y durante varios años fue el principal proveedor de medicina del gobierno perredista de Graco Ramírez.

Pero el Víctor Sánchez que acompaña a Margarita González no es ese, es otro. Se trata de Sánchez Trujillo, “El abuelo”, exdiputado federal y exsecretario de agricultura en el gobierno de Sergio Estrada Cajigal. Nada que ver uno con el otro.

Los golpes contra Margarita González son directos, pero les falta precisión.

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