Serpientes y escaleras - La peor legislatura

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La peor legislatura

La superioridad numérica de la oposición no ha servido para nada, salvo para mostrar que tan malo es el congreso.

 

La peor legislatura

Este día inicia el tercer y último periodo de sesiones del congreso local; es el último año del parlamento más ineficiente, caro, vulgar, corrupto y sospechoso de la historia moderna de Morelos. Durante veinte años los ciudadanos hemos visto muchos congresos malos, cada tres años se repite la frase de que se trata de “la peor legislatura de la historia”, pero el tiempo nos ha confirmado que las cosas sí se pueden poner peor. Cada cámara ha incluido entre sus filas a personajes de mala reputación e historial sospechoso; en la actualidad lo difícil es encontrar quién no lo es.

Se ha vuelto cosa común que en el congreso sus integrantes pierdan de vista que su poder es temporal y el costo de sus excesos son permanentes; parece que fue ayer cuando los representantes populares electos se reunían para ponerse de acuerdo en la distribución de los órganos de control, proponían cambios en el manejo de la vida parlamentaria y prometían un enfoque municipalista y totalmente social.

Este viernes se cumplen dos años desde que los legisladores asumieron el cargo y comenzó una de las peores historias legislativas de la época moderna; la esperanza con la que inició este grupo de diputados se desvaneció muy rápido, quedó hundida en escándalos, peleas internas, asesinatos y descalificaciones lanzadas desde el interior de la propia cámara.

La defensa de este congreso no existe ya ni siquiera entre sus miembros; hace unos meses los diputados afirmaban que la mala fama que los rodeaba era resultado de ataques políticos, de la lucha de poder y la fuerza de gobierno estatal que los hacía quedar mal. De un tiempo a la fecha ya ni eso: los legisladores decidieron callar y dejar que la información corriera libremente a su alrededor, se dedicaron a los negocios personales, a chantajear a los alcaldes, a lucrar con el nombramiento de los nuevos magistrados y a gastarse los más de 500 millones de pesos que se auto asignaron como presupuesto anual.

Pero aunque los diputados tiraron la toalla y se dieron por vencidos en la tarea de salvaguardar su imagen pública, hay algunos que todavía piensan que tienen futuro político. Su error de cálculo es evidente: durante dos años han descuidado su imagen y su relación con los medios de comunicación, se han confrontado con muchos sectores y con los otros dos poderes, además de que dejaron crecer la idea que el actual es un congreso vulgar, caro, corrupto e incompetente.

Para algunos actores de la clase política local la narrativa en la siguiente elección debe ir en contra del gobernador Cuauhtémoc Blanco, resaltando su desgaste público y asumiéndose como los defensores de la libertad en el estado. La premisa es falsa porque aunque el jefe del ejecutivo cerrará su mandato con números negativos, los legisladores no podrán sacar provecho de ello, porque son peores. Item más: pase lo que pase el futbolista ya no volverá a competir por un cargo de elección popular en Morelos y los diputados sí.

Entendamos algo: la lucha entre los poderes estatales no tiene que ver con ideales, convicciones, ni puntos de vista sobre cómo se debe ejercer el gobierno; se trata de una pelea callejera, corriente y convenenciera en donde lo único que sobresale es la mediocridad de la clase política morelense y la corrupción que mueve a las partes en conflicto. Digámoslo con todas sus letras: es un pleito de malos contra peores. Y los legisladores son los peores.

Electoralmente hablando los integrantes del parlamento local han hecho mal sus cuentas, porque aunque el jefe del ejecutivo local tiene una mala calificación como jefe del ejecutivo, esos números solo impactan en el estado: en la Ciudad de México y en el resto del país Cuauhtémoc Blanco sigue siendo un ídolo, una figura apreciada por la gente y por ende, un activo político para Morena, por eso lo cuida el presidente y lo procura la 4T.

Cualquiera de los veinte diputados locales que aspire a un nuevo cargo de elección popular lo hará en Morelos, no importa si buscan repetir en el cargo, ir tras una curul federal o una alcaldía, en todos los casos tendrán que salir a pedir el voto en esta tierra. No será así para Cuauhtémoc Blanco: si él decidiera participar de nueva cuenta en una elección no lo haría en Morelos, lo cual resta importancia a la calificación que le dan las encuestas.

La lucha entre poderes ha dañado severamente a las dos partes, tanto el gobernador como los diputados la han pasado mal en esta historia, resienten el costo de los conflictos y pagan con su imagen todos y cada uno de los escándalos en los que han quedado envueltos. La diferencia es que Blanco Bravo ya no tiene ningún interés político en Morelos, cualquier cosa que haga en lo personal y en lo profesional estará allende las fronteras estatales y políticamente hablando tendrá el apoyo total de la 4T.

El último año de sesiones de esta legislatura será muy rápido, se trata de un periodo electoral que transcurrirá en medio de una intensa lucha de poder y enfrentamiento político por el control del estado en el 2024. En términos prácticos a los legisladores actuales les quedan unos meses, porque cuando inicie el 2024 a nadie le interesará lo que ocurra en el congreso ni lo que haga cada uno de ellos; todas las miradas estarán puestas en la elección.

Quienes salgan de la cámara de diputados a campaña enfrentarán un escenario complicado, con un morenismo controlado por el gobernador a través de su hermano y una oposición desorganizada en donde, además, está presente la figura de Graco Ramírez. Aquí se equilibrarán las cosas en términos de percepción, porque frente al desgaste del americanista estará la pésima reputación de Ramírez Garrido. Y sin duda es mucho peor.

La mayoría de los integrantes de la legislatura 55 están viviendo sus últimos días de poder, para casi todos ésta será la última etapa de su carrera política y el mejor momento económico de sus vidas. Como ha ocurrido en congresos pasados, quienes ahora son importantes por el cargo que ostentan regresarán al ostracismo, se convertirán en figuras del montón y en todos los casos con la mancha indeleble de haber sido parte del congreso más corrupto, vulgar, ineficiente y pervertido de la historia moderna.

No hay mal que dure tres o seis años. Ni pueblo que lo aguante.

·         posdata

“El pronunciamiento hecho a favor de mi candidatura fue para dañar mi imagen” dice Lucía Meza casi dos meses después de que el fiscal Uriel Carmona Gándara la destapó como su favorita a la gubernatura de Morelos.

“Lo hizo en un acto fuera de contexto, no era el lugar ni el momento… fue un exabrupto del señor, creo que para tratar de dañar mi imagen” insiste la senadora en un enésimo y desesperado intento de desmarcarse de todo lo que tenga que ver con el exgobernador Graco Ramírez.

Pero aunque hoy la dama reniegue de esa expresión, en el momento que Carmona la destapó se veía contenta, sonreía y notoriamente disfrutaba las palabras del fiscal. “Yo no lo elegí como fiscal, no es de mi equipo político y solo mantenemos una relación de respeto”, afirma descompuesta Lucía Meza a reporteros.

Fue el día del abogado cuando Uriel Carmona se pronunció a su favor: “Me siento en casa, me siento seguro senadora, y esto que voy a decir no se lo digo como fiscal, se lo digo como abogado, como profesionista del derecho, pero sobre todo como su amigo: no me sorprende que la senadora Lucía Meza esté aquí dándoles la mano y no lo digo como fiscal, lo digo como digo como abogado y lo digo como barrista: yo voy a votar por ella”

Unos días más tarde Uriel Carmona fue detenido.

Fue el beso del diablo, dicen.

·         nota

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México solicitó al juez encargado del proceso contra el fiscal de Morelos la ampliación del plazo de investigación, de uno a cinco meses. Y la autoridad judicial lo concedió.

Derivado de esta decisión Uriel Carmona continuará en prisión al menos hasta que se cumpla ese plazo, a menos que su defensa logre revertir la decisión desde una instancia federal.

La situación que enfrenta el aún fiscal morelense es sumamente compleja, afronta varios delitos y la fuerza del estado mexicano a través de dos fiscalías: la de la capital y la general de la república.

Lo que vive Uriel Carmona Gándara puede considerarse una persecución política, pero fue él mismo quien se metió a esa situación cuando decidió participar como en la lucha entre poderes del estado. Amigos y colegas del fiscal destacan la necedad de Carmona Gándara, la arrogancia con la que se manejaba y su incapacidad para escuchar. “Muchas veces le dijimos que por ese camino iba a perder, su propio padre le pedía que dejara de pelear y nunca hizo caso, estaba seguro de que le podía ganar la batalla a todos, incluido el presidente”.

En algún punto de esta historia, hace un par de años, Uriel Carmona Gándara había negociado su salida, puso varias condiciones para dejar el cargo y un precio altísimo. Y se lo concedieron.

Pero antes de que el acuerdo se formalizara se atravesó Graco Ramírez, lo convenció de no abandonar el cargo y de encabezar la pelea contra el gobernador a través del bloque de diputados de oposición. Hoy el fiscal está en la cárcel y el tabasqueño lo observa tranquilo desde la comodidad de su casa.

Como muchos, estoy convencido de que al fiscal Carmona Gándara le están cargando la mano, lo están haciendo sentir el poder del estado mexicano y enfrenta una batalla que no podrá ganar, aunque legalmente pueda tener la razón. También me queda claro que nada de lo que le ocurre al robusto abogado es casualidad: él se lo buscó e hizo todo lo que estuvo a su alcance para quedar en esta incomodísima posición; sus amigos, sus colaboradores y su familia le pidió en innumerables ocasiones que ya no peleara. No hizo caso.

Lo que sigue es evidente: Uriel Carmona dejará de ser fiscal y si lo sentencian, perderá hasta su notaría.

Todo gracias a su temperamento y a los consejos de Graco.

·         post it

El destape de la senadora como candidata a gobernadora en el evento de los abogados, me cuentan quienes estuvieron con ambos ese día, no fue una ocurrencia; antes del destape Lucía Meza charlaba animada con Uriel Carmona, bromeaban y en algún punto el abogado le externó su simpatía política. “Pero hazlo público” retó la dama al fiscal. Y el fiscal lo hizo.

Fuimos varios los que presenciamos cuando Lucía le pidió a Uriel que se pronunciara públicamente por ella “porque en privado no servía de nada”, me dice una persona que participó de esa charla. “Observa su cara cuando la destapa, está muy contenta y sonriendo a todos”. Es mentira que la tomó por sorpresa… ¡Ella le pidió que la destapara!, me asegura el abogado que fue testigo de los hechos.

En ese momento el destape le gustó a la senadora porque nadie sabía que unos días más tarde el fiscal iba a ser detenido y encarcelado. Casi dos meses después de aquella expresión Lucía Meza ya no quiere su apoyo.

Pero lo hecho, hecho está.

·         redes sociales

La legislatura 53 fue conocida como la legislatura graquista. Pero resulta que la 55 también es de Graco.

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