Serpientes y escaleras - La mina de Tetlama
En opinión de Eolo Pacheco
La inversión es millonaria y el proyecto es sustentable. Hay que apoyarlo.
La mina de Tetlama
Hace unos días el presidente de México habló de la importancia que tienen las inversiones privadas en el crecimiento del país; de manera específica se refirió a aquellas que detonan el desarrollo, respetando el medio ambiente y remunerando bien a sus trabajadores. “Son las inversiones que queremos, que necesitamos y que impulsaremos” dijo el jefe del gobierno federal.
Andrés Manuel López Obrador se refirió a los proyectos mineros que hay en curso en distintos sitios de México, todos de ellos importantes y varios a punto de iniciar operaciones. “Lo más importante es que cumplan con la norma, que sean respetuosos con el medio ambiente y le paguen bien a la gente” dijo el presidente al tiempo de señalar que no permitirán chantajes de caciques o de políticos que pretendan boicotear los proyectos para obtener un beneficio personal.
El comentario viene bien a Morelos, porque aquí la empresa Esperanza Silver de México, subsidiaria de la canadiense Alamos Gold, desarrolla un proyecto cuya inversión superará los 10 mil millones de pesos en una mina ecológicamente sustentable y respetuosa del entorno en todos los sentidos.
A decir de la empresa, las acciones que realizará Esperanza Silver en torno a la mina de oro y plata ubicada en la comunidad de Tetlama, en el municipio de Temixco Morelos, contempla acciones de remediación ambiental en zonas como el que fuera el tiradero de basura más grande de la entidad, así como el apoyo directo a la comunidad con acciones integrales en diversas zonas protegidas del estado, acorde todo a la política de desarrollo y sustentabilidad impulsada por el gobierno de Cuauhtémoc Blanco.
El proyecto minero planeado para la zona de Tetlama es importante por muchas razones, no solo por la enorme derrama económica que traerá a toda la entidad; la inversión que plantea el grupo canadiense Alamos Gold influirá de manera directa en el PIB estatal, impulsará el crecimiento de todos los sectores poblacionales y moverá de inmediato la economía, porque la gran mayoría de sus proveedores e insumos serán locales. Pero de manera paralela podría ayudar a cambiar la imagen que hay de Morelos como una entidad en donde todas las inversiones públicas y privadas se atoran, porque siempre surgen grupos políticos que manipulan a la gente, generan presión y boicotean el desarrollo; por eso el sobrenombre de Norelos.
Hay distintas versiones y opiniones sobre las minas, hay historias que justificadamente hablan de procesos dañinos para la naturaleza y operaciones que afectan de manera directa el entorno ecológico; en el caso de la mina de Tetlama, asegura la compañía, el proyecto caminará por tres vías: el consenso social, el respeto ambiental y el cumplimiento de todas las leyes y normas en la materia.
Sobre esto último hace unos días el Presidente de México refirió que “Donde hay una mina que está produciendo, tenemos que cuidar la fuente de trabajo y cuidar el medio ambiente y cuidar que le paguen bien a los trabajadores; hay que vigilar también aquellas situaciones en donde líderes se aprovechan de la ocasión para extorsionar a las empresas… eso no se va permitir, piden que cierre una minera y luego solicitan dinero para reabrirla. ¡Eso no lo vamos a permitir!”.
En el proyecto minero de Esperanza Silver en Morelos se caracteriza por la implementación de un nuevo Modelo de “Minería Social y Ambientalmente Responsable”, cuya esencia es el respeto a los derechos humanos, el bienestar de las comunidades y las mejores prácticas en materia ambiental, lo que significa que en sus procesos industriales privilegiará los aspectos técnicos que minimicen los impactos ambientales y al mismo tiempo se implementarán técnicas novedosas en la restauración de los impactos ambientales derivadas del trabajo minero.
La Mina de Tetlama es sin duda el plan de inversión más grande que se ha proyectado en Morelos en los últimos años y el más importante que existe en la agenda del gobierno actual. El gobierno de Cuauhtémoc Blanco debe ver en la mina de Tetlama una oportunidad para abrirle las puertas a la inversión privada, para mostrar que el ejecutivo estatal tiene sensibilidad social y visión, que fomenta proyectos de inversión sustentables y sobre todo, que impulsa la inversión privada responsable para reavivar la aletargada economía local.
El tema se tiene que ver completo y en conjunto, atendiendo la importancia de promover este tipo de inversiones y trabajando de manera paralela en la socialización del tema, para que un plan empresarial de este tipo no resulte contraproducente para nadie y en lugar de representar una buena noticia para todos se vuelva un conflicto social, como sucede recurrentemente.
Las autoridades deben exigir a la empresa que cumpla con la norma, que respete las leyes, que cuide el medio ambiente y el ecosistema, que pague bien a los trabajadores, que invierta con proveedores locales y socialice el proyecto con todas las comunidades, que atienda las sugerencias que mejoren el proyecto y que coadyuve a la remediación ambiental de otras zonas.
Si lo inversionistas cumplen con todo lo anterior, el gobierno también debe hacer su parte: debe ser facilitador, no entorpecedor, debe socializar la inversión y acompañar a la empresa en el diálogo con la gente y las comunidades; los funcionarios estatales que intervienen en el tema no pueden ser simples observadores de las cosas ni apostar por el fracaso anticipado del proyecto; si la mina se desarrolla con la simpatía de la gente, el éxito no será solo para la empresa, lo será para el estado en su conjunto y de manera directa para el gobierno y para su titular.
Hace muchos (pero muchos) años que Morelos no estaba considerado en una inversión privada de esta magnitud. Es importante que el proyecto se lleve a cabo con todas las de la ley, con respeto al medio ambiente y con el aval ciudadano.
Pero que se lleve a cabo.
- posdata
El asesinato de Paul Vizcarra cimbró a la sociedad morelense, porque su muerte no fue una más en la larga lista de homicidios cometidos en Morelos en lo que va del año; el asesinato del empresario y su acompañante echa por tierra la versión de que solo los delincuentes son ejecutados. Vizcarra no era delincuente, por el contrario, era un ambientalista morelense respetado y querido.
Según cifras oficiales en lo que va del año alrededor de 800 personas han sido víctimas de homicidio; los números cambian si se observan desde la contabilidad periodística que se hace a partir de todos y cada uno de los hechos violentos ocurridos y publicados, ahí el número se dispara y supera las 1 mil 200 ejecuciones.
Pero el punto a reflexionar hoy no son las cifras oficiales y extraoficiales, ni siquiera el contenido de un discurso de justificación que pretende minimizar el problema porque “solo se matan entre ellos”. Lo importante, lo de fondo, es tratar de entender lo que está pasando para salir adelante juntos.
La semana pasada el delegado Hugo Erick Flores expuso una hipótesis según la cual Morelos es un estado violento, pero no inseguro; luego planteó que en Morelos ni te roban ni matan, para finalmente expresar que el problema delictivo está focalizado en homicidios que se cometen solo entre delincuentes.
Esta semana el gobernador Cuauhtémoc Blanco aseguró que en cuestiones de inseguridad Morelos no está tan mal como otros estados y por ello descartó cambios en la estructura de seguridad, porque Guarneros está haciendo muy buen trabajo y en México lo respaldan. El vicealmirante le entró al tema y añadió: Morelos no está en llamas como algunos dicen, el noventa por cierto de los homicidios que se cometen es entre delincuentes pertenecientes a grupos que llegaron antes de que iniciara esta administración.
Es evidente que la narrativa oficial no ayuda a mejorar el estado de ánimo de la gente, porque aunque se conceda que los funcionarios hablan con verdad y buena fe, una y otra vez equivocan el mensaje y provocan reacciones adversas. La estrategia contra la inseguridad y la violencia tiene que incluir varios aspectos, no solo el policial, necesita entre otras cosas una buena estrategia de comunicación, mensajes claros y sensibles que acompañen las acciones y decisiones oportunas en hechos que sobresalen por sobre los demás.
Ante un escenario tan complejo como el que tenemos enfrente, los servidores públicos tienen que ser muy cuidadosos en sus comentarios, deben salirse de los espacios cotidianos en los que han entrado y apostar por reconstruir la narrativa a partir de un discurso más sensible, más empático y sobre todo más oportuno.
Entiendo que cuando Hugo Erick Flores dijo que Morelos es violento, pero no inseguro, no trató de banalizar la crisis, sino de explicar que existe un problema muy focalizado, con características particulares y acciones concretas… pero lo dijo mal y luego lo defendió peor.
Lo mismo podría decirse cuando el gobernador ha tratado de expresarse de manera coloquial diciendo que “hay un chingo de delincuentes” y cada ves que le echa la culpa al pasado; en ningún caso puedo suponer que Cuauhtémoc Blanco se pitorreaba de la situación o se sumergía en la demagogia para evitar entrarle al tema, más bien escuchamos al ciudadano común que se desespera, que habla de manera llana y no alcanza a entender que su investidura le obliga a ser mucho más cuidadoso al expresarse.
¿Y qué decimos del vicealmirante? ¿Le tomamos a mal cuando se refiere al oficio más viejo o cuando insiste en la matanza entre gente mala? No, simplemente habló claro y le ganó la lógica de lo “políticamente incorrecto”.
El punto, insisto, es superar el debate mediático para entrar a una dinámica distinta que nos permita a todos avanzar en un camino sumamente complejo, que nos ha dividido como sociedad, que ha roto familias y puso a pelear al pueblo con su gobierno.
Mientras continuemos por esta vía, mientras las autoridades y los ciudadanos sigamos en un conflicto permanente entre nosotros por una mala declaración o por la intolerancia a la crítica, las cosas van a seguir empeorando porque los únicos que ganan con esto son quienes viven de la ilegalidad.
El llamado institucional tendría que ser a la formación de un frente común contra la delincuencia, a cerrarle el paso a la violencia y actuar de manera coordinada contra todos aquellos que delinquen.
El primer paso lo tiene que dar el gobierno y sus representantes y la primera señal de cambio debe ser la tolerancia, la empatía y la humildad.
Nadie pone en duda la fuerza y la representatividad del gobernador, del delegado o del comisionado, pero para que las cosas avancen y la situación mejore, los tres requieren del acompañamiento ciudadano, de un voto de confianza que les conceda un margen de maniobra más amplio y les quite un poco de la mucha presión pública que arrastran.
Acabar con la violencia y la inseguridad es un reto enorme que comienza con un cambio de actitud de todos.
- nota
La diputada Tania Valentina recibió un revés jurídico cuando un juez rechazó su solicitud de amparo; nada más hay que hacer. El resolutivo es claro y la expulsa de una oficina que ya no es suya, porque su periodo concluyó y además no cuenta con los requisitos legales estar al frente de la Junta Política.
El fallo legal da confianza a los demás diputados y representa un duro mensaje al club de Tania; sin el manejo de la Junta Política la movilidad de Valentina Rodríguez cae drásticamente, lo mismo que las estrategias porriles de Javier López, un operador político que solo sabe moverse con dinero.
Entramos a una nueva era legislativa con Alejandra Flores al frente de ese importante órgano legislativo. Veremos si son tiempos mejores o continúa la tragedia con personajes diferentes.
Morena está a prueba.
- post it
La deuda de Cuernavaca, informa el alcalde Villalobos, es superior a los 2 mil 100 millones de pesos, eso sí, incluyendo los pasivos del Sapac.
Hace algunas semanas Antonio Villalobos afirmó que la deuda del sistema local de agua (alrededor de 100 millones) era impagable.
¿Qué piensa hacer con pasivos por más de 2 mil millones de pesos?
- redes sociales
La diferencia entre la cifra oficial de personas asesinadas en Morelos en 2019 es enorme: para unos hablamos de 800 muertes y para otros la suma rebasa las 1,200. Puede ser que la CES contabilice de manera diferente los casos y separe las ejecuciones de los asesinatos violentos y los feminicidios. Al final, ahí están publicados todos los muertos de forma violenta.
Las cifras pueden ser diferentes, pero la realidad es la misma.
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