Serpientes y escaleras - La clase media

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La clase media

Este sector es muy importante y podría ayudar a la oposición a recuperar el gobierno estatal.

 

La clase media

Las candidatas de Morena y del frente opositor compiten en un proceso electoral inédito, con reglas electorales claras pero sujetas a la interpretación y un ambiente político que dependiendo el ángulo favorece a una o a otra. Las dos dicen que van a ganar, ambos equipos confían que alcanzarán la victoria y coinciden en que el problema más fuerte que enfrente hoy la gente es la inseguridad. La que transcurre no es una batalla sencilla para nadie.

Margarita González y a Lucía Meza expresan confianza al hablar, tienen argumentos sólidos a partir de los cuales suponen que ganarán y aspectos que indudablemente favorecen su causa. De un lado la fuerza está en la marca y la estructura que dicen tener lista para llenar las urnas y cumplir la doble tarea de vencer y alcanzar la cuota de votos que les ha fijado la candidata presidencial. Del otro el empuje lo da la candidata, su discurso y su manejo mediático que, se quiera o no, la colocado a la vista de muchos en la pelea por la gubernatura.

El contexto en el que se desarrollará la elección local es interesante porque no favorece a un solo lado: Morelos es una entidad obradorista, con un voto fiel al presidente Andrés Manuel López Obrador y consecuentemente encaminado a votar por los candidatos de la 4T. Pero también hay un sector enfadado con Morena y con sus gobiernos, desilusionado de la situación en la que se encuentra el estado y decidido a ir en contra del régimen.

En el Movimiento de Regeneración Nacional confían en lo que ven en tierra, “más allá del círculo rojo”; ahí, afirman, la gente está totalmente convencida de apoyar al proyecto y no influye el manejo mediático de la oposición. Y tienen razón: en ese sector, el popular, los programas de apoyo del gobierno federal pesan mucho y han conseguido una lealtad casi absoluta. El problema es que eso no siempre ha sido suficiente para ganar. Explico:

Desde su nacimiento hace algunos años Morena ha tenido de su lado a “los pobres” como ellos mismos definen a sus simpatizantes; de hecho, ese núcleo poblacional ha estado con López Obrador en todos los momentos en los que ha ido a campaña y en el caso particular de Morelos, lo ha hecho ganar localmente las tres elecciones presidenciales en las que ha participado. Item más: en el 2021 cuando el presidente llamó a sus seguidores a votar en cascada por Morena en los espacios para el Congreso de la Unión la gente le respondió y les dio el triunfo en los cinco distritos federales. Pero votó diferenciado en las posiciones locales.

La lealtad electoral de la base simpatizante morenista está fuera de duda, es la que hoy arropa a Margarita González en todos sus eventos y como bien lo señala en el equipo de la 4T, no se mueve a partir de la guerra sucia, del manejo mediático de su rival o de la percepción que hay en el círculo rojo. Pero sí puede cambiar por otras razones.

El voto duro de la 4T es lo que tiene a Margarita González como puntera en la carrera por la gubernatura, pero no es el que la convertirá en la próxima gobernadora; es más, considerando que la morenista asuma la jefatura del ejecutivo el próximo primero de octubre, no son “los pobres” los que darán gobernabilidad a su administración, sino el círculo rojo. Sin menoscabo de la importancia del sector popular, la clave para el triunfo de Morena y para la estabilidad del siguiente gobierno está en la clase media.

En el 2018 Andrés Manuel López Obrador enfocó su campaña en un sector que no era suyo, pero con el cual podía conectar a partir de los errores de las administraciones panistas y priístas. El abanderado de la 4T no soltó ni descuidó a su base, la amplío con la clase media, con empresarios, comerciantes y profesionistas a quienes les planteó un gobierno distinto, de oportunidades, a partir de la atención a temas prioritarios para todos los sectores productivos, sin dejar de lado nunca la ayuda a los más necesitados. La sociedad le respondió y ganó.

En este 2024 la clase media es clave para el triunfo de Morena, de ahí que su abanderada presidencial dedica mucho tiempo a ella en sus discursos, en sus reuniones y en el manejo de su comunicación. Localmente Margarita González está haciendo lo propio, pero es en ese espacio donde la candidata opositora se ha metido y está logrando un apoyo creciente.

Lucía Meza sabe que no puede quitarle a Morena su base electoral porque es fiel al presidente; el camino para minar al morenismo de base es a partir de la suma de líderes enfadados, de gente que se está quedando fuera de la jugada en la 4T y a quienes Morena no atiende y el equipo de campaña en lugar de apapacharlos para mantenerlos dentro del proyecto, los desprecia, como si fuera su obligación sumarse.

La candidata del FAM conoce perfectamente a Morena y a sus liderazgos, sabe que romper la estabilidad de la 4T es un punto fundamental de su campaña, de ahí que entre sus aliados formales e informales hay figuras que controlan algunas estructuras morenistas en el estado, como Rufina Solorio, madre de Rabindranath Salazar, quien aseguran, opera desde hace mucho tiempo para Lucía Meza.

El discurso de campaña del frente opositor está enfocado en el convencimiento de la clase media, al sector más informado que sí se puede mover a partir de la percepción; numéricamente Lucía Meza ha hecho bien sus cuentas y tiene claro que a pesar del desprecio que en el equipo de Margarita González le tienen al “círculo rojo”, este sector representa muchos votos, tantos que la pueden meter a la pelea por la gubernatura,

La clase media, conocida también como el “círculo rojo”, está distanciado de la 4T y enfadado con los gobernantes federal y estatal; hacia ellos están dirigidos los reclamos sobre inseguridad, las acusaciones de corrupción y el supuesto padrinazgo de Cuauhtémoc Blanco hacia Margarita González Saravia. En la base morenista el FAM actúa distinto: ahí operan a través de líderes enojados, con los que romperán al no tener una candidatura y podrían ayudar a Lucía Meza aún sin renunciar a su militancia, ni dejar de votar por la 4T en lo federal.

En este momento el juego de cada candidata es claro: Margarita González domina la tierra, recibe el apoyo del sector popular, tiene más estructura y recibe ayuda formal e informal de los gobiernos de Morena; Lucía Meza avasalla en la percepción, define la narrativa de la campaña y está ganando adeptos entre la clase media.

Para la candidata opositora es muy complicado entrar a las bases de Morena, por eso no critica al presidente Andrés Manuel López Obrador ni al partido, enfoca sus golpes en el gobernador Cuauhtémoc Blanco y trata de enlazar su figura con la de su adversaria para provocar un voto diferenciado. En el equipo de Margarita parecen estar entendiendo que soltar el manejo de la percepción ha sido un error, sobre todo porque tienen todos los argumentos para competir y la candidata puede fácilmente conectar con la clase media.

Los ajustes en cada equipo de campaña de cara a la elección se hacen todos los días. Nadie ha ganado aún.

·         posdata

Esta semana, dicen, podrían conocerse los resultados de la encuesta de Morena para elegir a quien será su candidato (a) a la presidencia municipal de Cuernavaca; para llegar a la definición el partido aplicará dos estudios: el primero de conocimiento en donde se medirán a todos los aspirantes, para reducir la lista a seis contendientes y luego una segunda encuesta para medir la intención de voto.

Sea cual sea el resolutivo es claro que habrá enojo, porque todos se sienten con los merecimientos para representar a la 4T en la capital; obviamente están enterados que Morena aventaja por al menos ocho puntos al PAN en Cuernavaca.

La ruptura morenista en la Ciudad de la Eterna Primavera es inminente, inevitable, porque aunque todos se han comprometido a respetar los resultados, ninguno está dispuesto a hacerlo si la decisión no los favorece. Quien encabeza la rebeldía y desde la penumbra amenaza con boicotear a otro candidato que no sea él es el senador Sergio Pérez. Esa la línea que siguen también los candidatos de Ulises, los que con su autorización o sin ella están decididos a pelear, aunque eso afecte el proyecto estatal y la candidatura de Margarita González.

Sergio Pérez Flores, por cierto, no ganaría la contienda en Cuernavaca. De hecho nunca ha ganado una elección, porque nunca ha sido candidato.    

·         nota

Los días que faltan para la elección son también los últimos días de poder que le quedan a los funcionarios actuales; desde que comenzó el proceso electoral y se definió la candidatura de Morena, empezó el ocaso de la administración de Cuauhtémoc Blanco y el principio del final de su periodo.

Durante cinco años hemos visto a hombres y mujeres poderosos, funcionarios que han aprovechado el poder que les concede el cargo para mejorar su situación y en algunos casos, para cambiar su vida. Algunos están listos para el final del ciclo, están conscientes de que el poder era prestado y que su futuro será diferente sin todos los beneficios inherentes al cargo.

Otros andan preocupados por lo hecho y dejado de hacer, por lo que implica el proceso de entrega recepción, porque extrañarán el poder que han tenido y porque saben que en el camino dejaron a muchos enemigos.

No importa lo que digan, todos caerán en nostalgia porque de manera natural su vida será diferente como ciudadanos comunes, sin el roce constante con la autoridad ni la posibilidad de resolver problemas solo con una llamada. No es cuestión de dinero, sino de poder y estatus.

Casi todos los funcionarios regresarán a la vida cotidiana en la que vivimos la mayoría, pero algunos tendrán que experimentar, además, lo que implica haber sido distantes, descorteses y en algunos casos groseros con la sociedad, con sus opositores y con la prensa.    

Dice el clásico: no hay poder que dure seis años, ni pueblo que lo aguante.

·         post it

Una vez más una mujer acusó al exgobernador Sergio Estrada Cajigal de violencia. “Son acusaciones electoreras, pagadas, oportunistas porque saben que será candidato” me comenta una dama a quien respeto y aprecio.

Puede ser; no conozco a quien acusa, ni tampoco los antecedentes de ella, que me comparte quien defiende al exgobernador. Lo que sí sé es que no es la primera vez que acusan a Estrada Cajigal de violencia de género, ni tampoco es el único escándalo en lo que lo han involucrado por el mismo motivo. Las historias negras del exgobernador vienen desde que estaba en la presidencia municipal, fueron constantes durante su mandato en el gobierno estatal y lo han seguido después de que dejó el poder.

Puede ser, como me dicen, que la dama que acusa no sea una “paloma blanca”, pero ello no justifica que sea agredida.

No tengo pruebas de que Sergio Estrada Cajigal sea un golpeador de mujeres, pero tomando en cuenta todo lo que han dicho de él, tampoco tengo dudas de que sea capaz de hacerlo.   

·         redes sociales

El marcador se empata en cuanto a violencia de género: Morena 1, FAM 1.

Hagan sus apuestas ¿Mantendrá el frente opositor a Sergio Estrada como cadidato a diputado federal después de este nuevo escándalo?

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