Serpientes y escaleras - Gobernadora

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Gobernadora

A mediados del próximo mes habrá claridad sobre quién ganará la elección estatal

 

Gobernadora

En unas semanas los morelenses conoceremos a quien será la próxima titular del ejecutivo estatal, la primera gobernadora constitucional de Morelos. Las opciones son dos: Margarita González Saravia y Lucía Meza Guzmán: una representa a Morena y al proyecto de la Cuarta Transformación y la segunda capitanea a la oposición local, aunque su origen es de izquierda. El primer reto de ambas es ganar la elección, el segundo es hacer un buen gobierno.

Si las proyecciones del equipo morenista se confirman y su victoria en las urnas es arrolladora, la siguiente administración estatal tendrá mucha fuerza política, respaldo social y calidad moral para implementar las acciones de gobierno que considere mejores para el estado; si eso no sucede y el triunfo electoral es por poco margen, el escenario político venidero demandará a quien gane un enorme esfuerzo de conciliación, acuerdos y manejo de imagen. Explico:

Si González Saravia vence a su rival por más de 30 puntos, como afirma su equipo, su administración será cómoda porque esa diferencia implica que también lograrán una mayoría aplastante en el congreso local y tendrán de su lado a muchos presidentes municipales. Entendamos que el llamado al voto de la 4T en todos sus actos políticos es en cascada, o sea cruzar todo Morena, para que la futura titular del ejecutivo pueda gobernar sin presiones. Ese panorama no aparece del lado de Lucía Meza: si la senadora gana la elección, será por la mínima diferencia.

Supongamos que quien se alce con la victoria en la siguiente elección, Margarita o Lucía, lo haga por un dígito: si el triunfo es por una diferencia menor a cinco puntos el resultado del proceso se judicializará, intervendrán los tribunales y la definición de la ganadora se prolongará hasta que las autoridades correspondientes emitan una sentencia definitiva, muy cerca del día de toma de protesta.

Si la victoria es por un dígito, pero mayor a cinco puntos las cosas avanzarán más rápido a pesar de que se impugne: con esa ventaja no es factible hablar de fraude, pero sí quedará comprometida la gobernabilidad del estado. Supongamos que Margarita o Lucía ganan por entre siete y nueve puntos, en ese escenario la victoria será indiscutible, pero la estabilidad de la siguiente administración quedará comprometida y la gobernadora requerirá de muchos aliados para salir adelante, porque seguramente no tendrá mayoría legislativa y habrá muchos alcaldes opositores.

Un triunfo por más de quince puntos concedería tranquilidad a la siguiente administración y calidad moral para no dejarse presionar por la oposición; en el caso de Morena la victoria proyectada tendría que ser con al menos veinticinco puntos de diferencia porque según ellos aventajan por más de cuarenta a su rival, algo que nadie cree.

Suponiendo que los números de la 4T son ciertos, es decir, que Margarita González Saravia supera en este momento por cuarenta puntos a Lucía Meza, cualquier victoria por menos de veinte puntos implica que perdieron la mitad de la ventaja en un mes y eso, por donde se vea, representa un fracaso absoluto del equipo de campaña de Morena. Más claro: si en este momento van 40 puntos por delante el único trabajo que deben hacer los estrategas de Margarita es administrar la ventaja.

Pero seamos serios: ninguna de las dos candidatas tiene una ventaja abrumadora sobre su adversaria; es probable que Morena esté diez puntos arriba del FAM o que como afirma la oposición, ya se colocaron cinco puntos adelante de la 4T, pero en ninguno de los dos escenarios es factible una victoria arrolladora. ¿Entonces?

La conformación del próximo congreso estatal va a ser similar a la actual: Morena podría tener entre seis y ocho representantes populares y ello implica que deberá echar mano de sus aliados y recurrir a un trabajo permanente de cabildeo con sus adversarios para avanzar en todos los temas. Si los votos favorecen a Lucía Meza la historia será igual: no tendrá el control de la cámara de diputados y requerirá de toda su habilidad política para conciliar.

Luego está el panorama social: si no hay un triunfo aplastante de ninguna de las dos candidatas, desde el principio de la administración el gobierno requerirá de un intenso trabajo de comunicación para generar estabilidad y ganarse a la opinión pública. La proyección es que Morena puede tener más o menos la misma representación legislativa que hoy y perdería varios municipios, entre ellos Cuernavaca y Cuautla, lo cual obligará a la siguiente gobernadora a tratar de convencer a los ciudadanos de su proyecto desde el primer día.

La expectativa de la candidata de la 4T en esta campaña puede convertirse en su peor enemigo en las próximas semanas; Margarita González Saravia está convencida de los números que le da su equipo, cree a ciegas en las encuestas que le presentan y confía plenamente en su estructura. Obvio: la experiencia de la dama en campañas es muy poca, nunca ha ganado una elección, ni había participado en un proceso estatal como ahora. Por eso su confianza en su equipo es absoluta y por lo mismo peligrosa, porque algunos de quienes están cerca de ella están operando para Graco Ramírez.

La proyección teórica del voto puede ser distinta el día de la jornada electoral, porque así ha sucedido ya en otras ocasiones. Descuidar el trabajo de Lucía Meza ha sido un error de la 4T: la senadora es más hábil en el manejo político, electoral y de comunicación que el equipo de Margarita y tiene la motivación personal de que se está jugando todo en esta elección.

Personalmente no veo una victoria aplastante de ninguna de las dos candidatas; en este momento la ventaja parece estar del lado de Margarita González Saravia por la fuerza de la marca y porque a pesar del enfado social que provoca la administración saliente, el rencor que aún existe hacia Graco Ramírez es mayor.

Aún así las cosas no parecen estar definidas, salvo el hecho que la siguiente legislatura no será controlada por ninguna de las dos aspirantes y en los municipios veremos una pulverización del voto.

En castellano: quien gane la elección deberá hacer mucha política y tener una muy buena comunicación.

·         posdata

La conformación de la próxima legislatura implica un reto enorme para la siguiente gobernadora; las figuras que se perfilan tienen intereses distintos y personalidades que obligarán a la jefa del ejecutivo a echar mano de toda su habilidad para alcanzar acuerdos.

Doce de los veinte integrantes del congreso llegarán por voto directo, de ellos seis pueden representar a Morena y seis se dividirían entre las demás fuerzas políticas. Del lado de la 4T la figura más experimentada y quien seguramente coordinará los trabajos morenistas será el exalcalde Rafael Reyes, hábil en lo político, pero con un carácter que a veces no soporta ni él mismo.

Del lado opositor seguramente repetirá en el cargo el diputado panista Francisco Sánchez y el expriísta y exmorenista Alberto Sánchez, quien en este segundo periodo entraría por el PT; también estará la diputada de Movimiento Ciudadano Luz Dary Quevedo, que buscará un escaño por la vía uninominal, pero está amarrada en la primera posición plurinominal.

El aliancista Agustín Alonso, patriarca de la actual legislatura, ya no estará en el congreso local pero dejará su espacio a su incondicional Alexis Ayala; también veremos por tercera ocasión a la petista Tania Valentina, nuevamente registrada como diputada plurinominal, ahora representando a los grupos afrodescendientes.

En los espacios pluinominales resalta la figura de Jonathan Márquez, dirigente estatal del PRI y amigo cercano de Alejandro Moreno; el joven tiene habilidad política y seguramente construirá contrapesos en el congreso. Daniel Martínez Terrazas, Mario Luis Salgado, José Manuel Tablas e Isaac Pimentel también llegarán a través de PAN, Nueva Alianza, Morelos Progresa y Morena.

Naida Josefina Díaz Roca, esposa de Julio Yáñez, Alberto Martínez González, yerno de Rosario Robles y Marco Antonio Martínez Dorantes, incondicional de Hugo Eric Flores, fueron registrados por el PRD, RSP y PES, pero su llegada al parlamento no es segura.

Controlar la siguiente cámara de diputados será un reto para quien gane la gubernatura porque en ningún escenario existe la posibilidad de que una sola fuerza política controle las cosas; Morena y sus aliados podrían ser mayoría, pero sin los votos suficientes para avanzar solos.

Del lado opositor seguramente se armará un bloque legislativo que bajo ningún ángulo será controlado por quienes hoy manejan la cámara; por habilidad hay que observar a Jonathan Márquez, aunque por representación partidista también puede tomar un rol preponderante Daniel Martínez Terrazas.

El reto de la siguiente gobernadora es cambiar la relación que durante años han mantenido los poderes ejecutivo y legislativo de sumisión o confrontación; el diálogo entre ambos debe ser respetuoso y propositivo, sin dejar de lado la personalidad de cada actor político o la ideología que representan.

Para que eso se logre se requiere de un buen coordinador en la cámara y de un buen político en la secretaría de gobierno. Ninguno de los personajes que acompañan en este momento a las candidatas tiene el perfil que se requiere para manejar la política interna del estado.

·         nota

El duelo en la capital y los dos distritos de Cuernavaca se pone interesante porque las cosas parecen estar menos claras que hace unos días. La fuerza de la campaña capitalina recae en la figura de José Luis Urióstegui; lo acompaña uno de los hermanos Martínez Terrazas, la diputada Andrea Gordillo y el exgobernador Sergio Estrada Cajigal. De los tres no se hace uno.

Aunque del lado de Morena la oferta es muy mala, encabezada por la exdiputada Alejandra Flores, a quien ni los propios morenistas quieren y se combina con las impresentables figuras de la exsecretaria Cuauhtemista Sandra Anaya, el senador Ulisista Sergio Pérez y la regidora del señor de las ligas Patricia Torres, la fuerza del partido puede hacer la diferencia.

En Cuernavaca está asentado el bastión más grande del PAN, situación que se combina con el hecho que en ese municipio se concentra el rechazo más grande contra el presidente Andrés Manuel López Obrador; pero aunque las condiciones parecerían favorables para la alianza opositora, la crisis por falta de agua potable en la capital puede convertirse en un ingrediente que mueva las cosas en la elección.

José Luis Urióstegui es un buen hombre, una figura respetable, pero ha quedado mucho a deber como alcalde; su desempeño profesional al frente del ayuntamiento ha sido mediocre en buena medida por el terrible equipo del que se ha hecho acompañar, empezando por los titulares de Seguridad y Agua Potable.

En los últimos meses la imagen del gobierno municipal comenzó a mejorar con la inyección millonaria de recursos en obras, pero este avance se opacó cuando los trabajos realizados comenzaron a mostrar fallas y se agudizó la falta de suministro de agua potable.

El candidato del FAM es favorito en la carrera, pero la ventaja de cinco puntos con la que arrancó puede no ser suficiente si la crisis de agua continúa y la violencia que se ha vuelto característica de la capital no disminuye.

·         post it

Doce colonias más de la capital se quedaron sin agua porque la CFE cortó el suministro de energía eléctrica a cinco pozos, denunció la directora del Sapac. El motivo de esta acción es la falta de pago del organismo administrador de agua a la dependencia federal.

La acción federal puede parecer injusta, pero está apegada a derecho porque el adeudo existe. Entendamos qué sucedió: la CFE requirió a Sapac el cumplimiento del acuerdo firmado, no el pago total del adeudo; advirtió que de no ponerse al corriente actuarían. En lugar de dialogar o conciliar el sistema de agua se amparó y derivado de ello la FCE actuó. La culpa es del gobierno del Cuernavaca.

El alcalde Urióstegui necesita colaboradores con mayor nivel que le ayuden a anticipar y resolver problemas; en el Sapac y en otras dependencias su equipo solo aviva la crisis.

·         redes sociales

¿Cambió el debate la percepción sobre las candidatas a la gubernatura de Morelos?

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