Serpientes y escaleras - El que se ríe se lleva

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El que se ríe se lleva

La prudencia de la gobernadora se está malinterpretando por la oposición.

 

El que se ríe se lleva

La expectativa que genera el gobierno de Margarita González Saravia es alta a partir de la postura que la gobernadora mantiene frente a la sociedad. La dama nunca compró el pleito de sus adversarias, evito responder los agravios de campaña y una vez electa reiteró su disposición al diálogo con todas las fuerzas políticas y todos los sectores sociales. A pesar de su buena voluntad no tendrá un sexenio sencillo.

Los escenarios que rodean a la futura jefa del ejecutivo anticipan momentos complejos que no se resolverán solos, ni de forma automática. La primera señal de alerta provino del congreso local con la modificación de leyes que afectarán a Morena en la cámara de diputados, pero también involucran al ejecutivo.

Más allá del hecho, sobresale la decisión del PAN de ir en contra de Morena y de su gobernadora, postura a la que se suma el PT y Movimiento Ciudadano. La jugada opositora de la cámara de diputados expuso debilidades en el equipo político de González Saravia y adelantó como estarán los bloques legislativos en el próximo parlamento.

Acción Nacional tendrá cuatro representantes y seguramente se sumarán a ellos el PT, MC y quizá el PRI; si esto se confirma la oposición podrá complicar los trabajos legislativos desde el inicio y de esa manera dificultará la marcha del gobierno de Margarita González Saravia. Modificar la ley orgánica del congreso para evitar que Morena presida los órganos de gobierno fue una jugada pensando en la numeralia que veremos en la legislatura 56 y en las acciones que la gobernadora necesita hacer en la cámara de diputados.

Paralelamente hay que observar la manera como se mueve la administración saliente y la actitud de un buen número de sus integrantes, quienes en lugar de proporcionar con claridad la información de las dependencias, simulan, otorgan datos a cuentagotas y en algunos casos ocultan detalles de la situación en la que se encuentran las secretarías con el obvio interés de complicar el trabajo del próximo régimen.

No es claro si esta línea es una indicación del gobernador Cuauhtémoc Blanco o se trata de una decisión individual de los secretarios que jugaron del lado de Lucía Meza y apostaron por la derrota de Morena; en cualquier caso es una postura que tendrá repercusiones tanto para los que se van como para quienes llegan.

El proceso de entrega recepción ha comenzado de manera oficial y aunque en el discurso todos manifiestan disposición, en los hechos falta mucho para que veamos una transición tersa, sobre todo en aquellas áreas donde se otorgaron contratos, se realizó obra o existe la sospecha de manejos poco ortodoxos.

Lo que parecía un cambio en paz comienza a complicarse por las faltas que se habrían cometido en algunas áreas de la administración estatal y que serían objeto de observaciones futuras. La narrativa comenzó con las acusaciones en contra del titular de la Comisión Estatal de Agua y continúan con los supuestos actos irregularidades cometidas en la Secretaría de Salud; en el primer caso su titular, Jaime Juárez, habría recurrido ya a un amparo para evitar ser aprehendido.

Todo lo que vemos va de la mano: la campaña por la gubernatura ha sido una de las más agresivas en la historia reciente de Morelos, porque no se trató solo del duelo electoral entre dos fuerzas partidistas, sino de la intervención directa de figuras de poder, en algunos casos del gobierno estatal, que aportaron recursos e información para lastimar a la candidata de la 4T.

Margarita González Saravia se dio cuenta desde la campaña que no solo enfrentaba la ferocidad de la candidata opositora, también estaba el golpeteo de figuras que aparentemente estaban de su lado, pero que se habían pasado al FAM para sumar fuerza, estructura, información y dinero en su contra. Uno de esos casos es el de Rabindranath Salazar.  

La candidata morenista aguantó el golpeteo opositor, las traiciones internas y el fuego amigo de varios secretarios del gobierno estatal; dejó pasar los agravios bajo la idea que todo había quedado atrás en la campaña, pero ahora enfrenta nuevamente la guerra sucia de quienes desde el ejecutivo pretenden heredarle problemas a su administración. Lo ocurrido en la cámara de diputados hace un par de semanas es parte de la misma historia, porque Penélope Picazo fue proyectada a una magistratura desde el ejecutivo en complicidad con el bloque opositor y la intervención directa de quien operó las otras dos magistraturas del TJA.

La combinación de factores alrededor de la gobernadora anticipa momentos difíciles para su gobierno a pesar de su buena voluntad; la prudencia con la que actúa es confundida con falta de carácter y a partir de ello desde la oposición y desde algunas áreas del gobierno estatal le comienzan a sembrar problemas.

Quienes no la conocen confunden la decencia de Margarita González Saravia con otra cosa, suponen que la dama está distraída en una campaña de agradecimiento y no se da cuenta de las acciones que realizan en su contra. Se equivocan: la gobernadora está enterada de lo que sucede, tiene claridad absoluta de cómo están ocurriendo las cosas y seguramente tomará decisiones al respecto.

No hay duda que su administración observará acciones e irregularidades cometidas por el gobierno de Cuauhtémoc Blanco y que también luchará contra una oposición que intentará trabarle los acuerdos parlamentarios y tratará de ponerle piedras a su gobierno. En el primer caso se trata de una acción lógica que además sería aplaudida por la ciudadanía y demostraría que nunca fue la candidata de la continuidad; respecto a la oposición es urgente que la gobernadora muestre que decencia no es lo mismo que tibieza.

La disposición al diálogo de la ejecutiva electa es real y plausible, pero no servirá de nada frente a un panismo corrupto, pendenciero y decidido a hacer negocio con sus votos. Aquí vendrá el primer reto doctrinal de una mujer que rechaza ese tipo de cosas, que rechaza los acuerdos en lo oscurito y no acepta chantajes, pero que como gobernante deberá tratar con figuras deleznables que no entienden de política, que se mueven solo a partir del dinero y atacan para negociar. ¿Qué va a hacer con ellos?

Como persona Margarita González es buena, tiene un pasado intachable y una imagen pulcra; como jefa del ejecutivo tendrá que lidiar con una realidad distinta, deberá alcanzar acuerdos y generar contrapesos que requieren de una operación política dura, pero necesaria; no se trata de perder la esencia, pero sí de actuar en función del escenario. Como diría Juan Salgado: “No se puede ir al burdel con sotana”.

Amén de los gravísimos problemas de inseguridad, los limitados recursos económicos, la falta de desarrollo, el desempleo y las múltiples desigualdades sociales, la gobernadora electa lidiará con una clase política corrupta, carente de ideología que utiliza las siglas partidistas y sus votos legislativos a conveniencia.

Eso sin descontar el fuego amigo que vienen desde la campaña, que continúa en el proceso de entrega recepción y que se prolongará a lo largo de su gobierno, porque quienes saben que cometieron faltas han comenzado a sembrarle problemas.

La buena voluntad de la gobernadora es una señal positiva para el estado, pero la perversidad política de la oposición y la mala leche de algunos funcionarios del gobierno estatal anticipan un panorama difícil.

Los que le juegan las contras a la gobernadora deben tener clara la máxima popular: el que se ríe se lleva y el que se lleva se aguanta

·         posdata

En campaña Cuauhtémoc Blanco prometió una sola cosa: meter a la cárcel a Graco. El suyo fue un discurso sencillo que en ningún caso abordó problemas concretos ni necesidades específicas, se limitó a acusar de corrupto al gobierno saliente montado en la ola obradorista.

Como gobernador pudo hacer mucho más para cumplir su única promesa, pero le resultó más cómodo quedarse en el plano de la acusación simple, en el golpeteo mediático, sin aportar pruebas que respaldaran sus dichos.

Es obvio que Graco Ramírez es corrupto y que el suyo ha sido uno de los peores gobiernos que ha tenido Morelos en su historia; sus faltas están a la vista y el desvío de recursos es multimillonario; a pesar de ello el gobierno actual nunca pudo hacer nada más que acusarlo ante la prensa.

La falta de contundencia se interpretó como complicidad y sucedió lo obvio: la gente comenzó a trasladar la molestia que le provocaba el gobierno de Graco Ramírez al de Cuauhtémoc Blanco y la imagen del futbolista comenzó a caerse a pedazos. El americanista siempre tuvo el apoyo del presidente y el respaldo total del gobierno federal, pero ni así supo actuar contra su antecesor.

En esta nueva etapa la gente observa lo que hará Margarita González Saravia respecto al gobierno que recibirá; recapitular lo sucedido con Graco Ramírez es importante porque eso mismo le puede pasar a la gobernadora.

Varias de las investigaciones y querellas contra Graco Ramírez siguen vigentes y pueden ser retomadas por el nuevo gobierno; hacerlo mostraría el carácter de la nueva administración y la decisión de su titular para acabar con la corrupción y la impunidad. Pero ahora ya no basta que se revise lo hecho por el tabasqueño, la gente reclama que también se indaguen las acciones del futbolista.

Cuauhtémoc Blanco fue incapaz de cumplir su única promesa de campaña y en el pecado llevó la penitencia. Margarita González Saravia porta una historia de honestidad que podría dañarse si no actúa de manera congruente.

¿Qué hará?

·         nota

El panorama para Jaime Juárez es cada vez más complicado: lo que comenzó con acusaciones simples se transformó en un proceso iniciado en su contra en la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización y ahora se suman los procesos que le sigue la Fiscalía Anticorrupción.

“Me río de las acusaciones” dijo varias veces el secretario, al tiempo de presumir que se integraría a la administración de González Saravia. “Son ataques políticos, guerra sucia, mentiras, un chantaje” afirmaba seguro de que nada iba a pasarle.

Jaime Juárez está hoy en el ojo del huracán y seguramente ya no ríe como antes; los procesos que le siguen de manera coordinada la ESAF y la FECC no son cosa menor y en cualquier momento lo pueden privar de su libertad, por ello ha solicitado un amparo para no ser detenido.

Cuentan en su oficina que el secretario anda furioso y decidido a hablar “si no paran esto”, porque según él nunca actuó solo, siempre atendió las indicaciones que le daban y siempre se “reportó”.

“Ahora me dice que él no firmó nada”, le cuenta a su gente, al tiempo de advertir que tiene manera de comprobar sus dichos.

Lo que hoy vive Jaime Juárez se asemeja lo que hace seis años vivió Sergio Beltrán Toto. Aquella vez se trató del hijastro incómodo; hoy es otro familiar incómodo.

·         post it

La gobernadora propone que los fiscales ocupen la posición solo seis años; su idea debe ser valorada y en su caso aprobada por el congreso local.

Como esta hay más iniciativas o acciones que la jefa del ejecutivo requerirá de los diputados. Por eso es importante que sus aliados estén en condiciones numéricas de apoyarla.

Si no es así, muchas ideas de la gobernadora se quedarán en buenas intenciones.

·         redes sociales

“Yo no firmé. No tengo responsabilidad.”

Esa excusa se ha escuchado varias veces en distintos gobiernos. La diferencia ahora es el Criterio de Oportunidad.

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