Serpientes y escaleras - Cuernavaca, la vara alta
En opinión de Eolo Pacheco

No importa quien sea, el próximo edil de Cuernavaca será precandidato a gobernador
Cuernavaca, la vara alta
Escuche con atención el informe de cien días de José Luis Urióstegui, fue un mensaje breve, conciso, con datos interesantes, pero sobre todo con una actitud renovada. Es poco lo que se puede hacer e informar en cien días, pero en este caso se trató de la continuación del esfuerzo realizado el trienio pasado y el enfoque humanista que la administración tendrá los siguientes tres años. El abogado está dejando la vara muy alta para su sucesor.
Nada de lo que dijo Urióstegui en el mensaje del martes fue nuevo, hubo aspectos llamativos, pero en su mayoría se trató de un recuento de lo que se informó en diciembre, con la misma precisión en el desempeño financiero y los logros alcanzados a partir del saneamiento económico de la ciudad, el incremento de la recaudación y el pago de deudas.
En el primero de sus dos periodos de gobierno, José Luis Urióstegui Salgado enfocó sus baterías en rescatar al municipio de la grave situación económica en la que estaba; antes de asumir el cargo el abogado sabía que no sería sencillo administrar una ciudad en quiebra, pero una vez al frente de la comuna dimensionó la realidad y entendió que el problema era mayor al previsto en el peor de sus escenarios.
A pesar de ello no se achicó y en mancuerna con el tesorero trazó un camino cuya prioridad fue sanear las finanzas de Cuernavaca, resolver los pasivos, atender laudos, solventar demandas añejas y volver más eficiente el trabajo del ayuntamiento. El esfuerzo no estuvo ajeno a críticas ni presiones, porque implicaba mover el avispero y actuar en temas que los últimos cinco alcaldes evadieron por ignorancia, perversidad o corrupción.
El plan de rescate financiero se basó en un aumento de la recaudación, hecho que se logró con distintas estrategias y el trabajo personal de José Luis Urióstegui; con más dinero en las cuentas, el alcalde comenzó a devolverle a los contribuyentes sus aportaciones con obras en las colonias que más pagaban, para que los beneficios fueran tangibles y más personas se acercaran a pagar. Y sucedió.
Como otros presidentes municipales que lo antecedieron, el abogado tuvo la oportunidad de hacer uso discrecional del dinero que le llegaba, lo pudo canalizar hacia acciones que le redituaran dividendos políticos individuales, que hicieran lucir más a su partido o como muchas veces ha ocurrido, que abultaran las cuentas personales del alcalde. Pero no lo hizo.
En tres años José Luis Urióstegui disminuyó en alrededor de 800 millones de pesos la deuda histórica de la ciudad, resolvió casi todas las demandas laborales y mercantiles presentadas en contra del municipio e implementó un plan de obra cuyo precedente más cercano fue con Sergio Estrada Cajigal en 1997, con la diferencia que nada de lo que se construyó en esta última etapa requirió de nuevos endeudamientos. El punto débil del alcalde Urióstegui en su primer periodo fue la comunicación: hizo mucho, pero transmitió mal y eso se reflejó en las urnas.
En esta nueva etapa la historia puede ser distinta si Urióstegui combina el trabajo de escritorio con el manejo de la percepción. Y hay señales de que así será: en algún momento de su discurso el abogado se refirió a la disminución de los índices delictivos, pero aceptó que pese a ello la percepción sigue siendo desfavorable. Tenemos que mejorar la percepción, dijo.
Y es que en estos tiempos la percepción es un elemento clave para todo y para todos, es indispensable en instituciones públicas y privadas, indispensable para que los gobiernos sean bien valorados por los ciudadanos. Si el ayuntamiento de Cuernavaca pone más atención en este tema puede sacar provecho de todo lo que está haciendo, tienen elementos de sobra para hacer resaltar el trabajo y argumentos para confirmar que tenemos un buen alcalde. Si lo hacen, además de gobernabilidad, lograrán una rentabilidad electoral que puede ser decisiva en el 2027 y clave para el proceso de sucesión del 2030.
José Luis Urióstegui no será alcalde en el siguiente periodo de gobierno, pero quien lo releve estará en la carrera por la gubernatura; el PAN tiene en él a su mejor carta, pero sin el cobijo de la ciudad bajará su rentabilidad. Si lo sustituye otro panista y durante los próximos tres años hace mancuerna con Urióstegui, ambos potenciarán su capital político y serán figuras muy importantes en la boleta del 2030. Para que eso suceda, por supuesto, José Luis debe mantenerse vigente en un cargo de elección popular y cercano al ayuntamiento de Cuernavaca.
Del lado opuesto está Morena, quien como partido obtuvo más votos que el PAN en la elección del 2024 en la capital; la diferencia en el resultado fue la alianza: la 4T se dividió y perdió, mientras que la oposición se unió y ganó. Lo que pasó en la capital se repitió en muchos municipios.
En Morena hay varios aspirantes a la candidatura, mujeres y hombres dentro y fuera del gabinete, algunos con capital político, capacidad y proyección para competir, otros no tienen nada que hacer en esta historia, son ocurrencias personales o representan intereses de grupos. En cualquier caso, sin importar el tamaño de la pretensión, la última palabra corresponderá a la gobernadora.
Cuernavaca es un municipio clave por muchas razones: es un factor de peso en el voto metropolitano porque representa entre el 45 y el 50 por ciento del electorado del estado y es la plataforma más llamativa de cara a la gubernatura. Para Morena recuperar la capital es clave, porque sin ella su capacidad para refrendar el triunfo en el estado será muy complicado a pesar del trabajo que haga Margarita González Saravia.
Veamos: las encuestas que cotidianamente se publican colocan a la presidenta Sheinbaum y a la gobernadora Margarita con muy buena calificación, pero los datos no son del todo reales, forman parte de una estrategia nacional que incide en las encuestadoras y falsea los números.
Explico: en su mejor momento como presidente, Andrés Manuel López Obrador logró el 68 por ciento de aprobación y cerró su sexenio con 67 por ciento, muy lejos de Enrique Peña Nieto que culminó su mandato con 22 por ciento. AMLO es el gobernante más popular de la historia reciente a pesar de que muchas de sus decisiones y actos de su gobierno fueron polémicos. Con esa base ¿cómo creer que en seis meses la presidenta tiene el 80 por ciento de aprobación, más de diez puntos por encima de AMLO? La presidenta Sheinbaum ha hecho un buen trabajo, pero no tanto como para tener esas cifras.
Lo mismo aplica en Morelos: en seis meses las encuestas ponen a Margarita González Saravia entre los primeros diez mejores gobernadores evaluados de México. ¿En serio? El contraste con Cuauhtémoc Blanco ayuda en la percepción y el esfuerzo incansable de la gobernadora es reconocido por propios y extraños, pero hasta ahora no hay una sola acción de gobierno relevante que sirva de base para un crecimiento así.
Creer en las encuestas ha sido un error clave de los estrategas políticos y ocurrió en la campaña pasada de Morelos; el equipo de Morena jugó con sus propias cifras, infló sus números y aunque logró un triunfo contundente en la gubernatura, perdió 30 de los 36 municipios del estado. Eso confirma que sus encuestas no eran del todo ciertas y que la victoria, más que por una campaña exitosa, fue resultado de la operación con estructura, basada en los programas federales.
Morena no tiene un camino fácil hacia el 2030 y la primera parada será la elección del 2027 en la capital. La ventaja en esa carrera la tiene el PAN y por ello Morena tendrá que ser muy cuidadosa al elegir a su candidato, porque la marca no alcanza para hacer ganar a cualquiera.
Si la 4T se vuelve a equivocar, si se divide otra vez o elige un mal candidato (a) como en el 2024, perderán la elección y pondrán en riesgo la gubernatura en el 2030.
El gobierno de Margarita González va bien, pero no tanto como presumen y Cuernavaca no será un municipio sencillo de ganar, porque José Luis Urióstegui está dejando la vara muy alta para quienes quieran competir en la capital.
· posdata
Con el de Temixco, Israel Piña, ya son tres alcaldes señalados de estar coludidos con el crimen; antes fue el presidente municipal de Cuautla, Jesús Corona y el de Atlatlahucan Agustín Toledano, quienes fueron grabados junto con el entonces titular del Cecyte Raúl Tadeo Nava, reunidos con Júpiter Araujo “El Barbas”, líder de una célula criminal del Cártel de Sinaloa.
Y las historias no derivan de rumores: a Israel Piña lo acusa quien fuera su secretario de seguridad, mientras que Jesús Corona y Agustín Toledano aparecen en un video que circuló por todos lados.
A pesar de ello no pasa nada: todos siguen como si nada, tranquilos, confiados que vivimos en un estado donde la ley no aplica a los políticos.
Cuando alguien tenga dudas de por qué es tan grave la situación de inseguridad y violencia en Morelos, este tipo de cosas lo explican.
· nota
Los precandidatos a la alcaldía capitalina están a la vista: del lado del PAN alguno de los hermanos Martínez Terrazas, Daniel o Adrián, o Andrea Gordillo si les aplican la cuota de género.
En Morena las fichas pueden ser Javier Bolaños, Alan Dupré, Juan Ángel Flores, Víctor Mercado o Karla Herrera, en el orden que se quiera. La decisión corresponderá a la gobernadora.
El resto de los partidos se sumará a uno de estos dos bloques, negociarán posiciones, pero no la candidatura. Competir individualmente dividiría el voto y representaría una candidatura testimonial.
· post it
El asesinato de una persona a manos del nieto del dueño del Club de Golf Tabachines es una prueba interesante para la fiscalía de Edgar Maldonado y para el Poder Judicial de Morelos.
Este no es un caso cualquiera, se trata de un joven influyente, nieto de una de las familias más acaudaladas del estado que, además, tienen muchísimas relaciones personales y políticas, cosa que en otro momento le ha permitido evadir la ley.
Los hechos derivaron de una discusión personal que terminó en asesinato; el agresor disparó en ocho ocasiones contra su acompañante, uno fue tiro de gracia a la cabeza, según lo declararon los padres de la víctima.
A pesar de que los vecinos confirmaron que se trató de una discusión personal o pleito pasional, en algún momento se trató de modificar la historia señalando que había sido un intento de asalto, donde el victimario actuó en legítima defensa porque el ladrón lo habría amenazado con un machete. Falso.
En el proceso intervino la fiscalía, pero luego el tema pasó a la cancha del Poder Judicial y es ahí donde la parte acusada tratará de sacar ventaja; la FGE puso en la mesa los elementos y las pruebas suficientes para que el asesino fuera vinculado a proceso y quedara en prisión preventiva, pero conociendo como son las cosas en Morelos, específicamente con los jueces, en cualquier momento el acusado puede quedar en libertad.
El tiempo dirá en qué termina esta historia.
· redes sociales
Dos muertos en Cuernavaca: el primero en San Antón y el segundo en la avenida Primavera. Un jueves cualquiera en Morelos.
Lo bueno es que, según las cifras, vamos bien.
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