Serpientes y escalera - Campañas fantasmas

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escalera - Campañas fantasmas

El ambiente electoral se siente… pero solo en los eventos de las candidatas

 

Campañas fantasmas

Las campañas municipales podría otorgarle al proceso electoral la chispa que no tiene a pesar de que las aspirantes a la gubernatura llevan seis meses en promoción; formalmente las contendientes tienen solo sesenta días para realizar proselitismo, pero en los hechos ambas están dedicadas a la promoción de su candidatura desde septiembre; ninguna hasta ahora ha logrado despertar interés en su propuesta. Salvo en los actos políticos de Margarita y Lucía, en el resto de la sociedad la contienda pasa desapercibida.

Piénsalo por un momento lectora lector querido: ¿Sientes y escuchas en las calles, en las mesas, en las casas o en el trabajo, que la contienda por la gubernatura ha despertado el interés en la gente?

Pongámoslo en perspectiva: en el 2018 la intensidad del proceso electoral se sentía tanto en la carrera federal como en la estatal, era común hablar del tema, discutir sobre los candidatos y hacer referencia a los partidos; por la razón que se quiera, pero hace seis años Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez El Bronco estaban en boca de todos. Hoy eso no pasa con Claudia, Xóchitl y Máynez.

Localmente la historia era igual: el duelo entre Cuauhtémoc Blanco, Rodrigo Gayosso y Víctor Caballero generaba interés, despertaba polémica y ocupaba mucho tiempo en las charlas; expresiones a favor y en contra se escuchaban por todos lados acompañadas de historias y la inevitable referencia al gobierno saliente de Graco Ramírez Garrido. Quizá por morbo, deseo de cambio o enfado, pero la campaña era intensa.

Nada de eso se ve ahora, ni en lo presidencial ni en lo estatal; entre los constantes tropiezos de la candidata Xóchitl Gálvez, el soporífero mensaje de Claudia Sheinbaum y la mediocrísima participación de Jorge Álvarez Máynez, la carrera presidencial se mueve en un limbo que no ha logrado captar el interés de la ciudadanía.

Lo que ocurre en Morelos es peor: por un lado está el duro mensaje de la candidata opositora Lucía Meza Guzmán, dedicada en cuerpo y alma a atacar al gobierno de Cuauhtémoc Blanco y decidida a demandar a cualquiera que se le pare enfrente con tal de llamar la atención; por otro la desangelada campaña de Margarita González Saravia, nutrida en asistencia, pero solo con militantes, sin despertar el interés de la gente común.

Aunque la contienda estatal representa una lucha feroz que implica el control del estado en los próximos seis años, con todo lo que ello implica para la sociedad, en el panorama ciudadano esa carrera no ha logrado despertar interés más allá de las estructuras que acompañan a las contendientes. Quizá sea la falta de creatividad entre quienes conducen los procesos o la aburridísima manera de comunicar los eventos, el punto es que estamos ante el proceso electoral más desangelado de los últimos tiempos.

Operativamente hablando los bandos echan mano de lo que tienen para ganar: Margarita González Saravia está flanqueada por colaboradores a quienes ha entregado su confianza absoluta y la tienen secuestrada, situación que no es bien vista en México porque la realidad que estos personajes le cuentan a la candidata y lo que el partido observa desde el plano nacional son distintas, por ello la llegada de Adán Augusto, que vienen a tratar de poner orden antes de que sea tarde.

También del lado de Lucía Meza hay focos rojos a la vista, que preocupan al equipo y se notan en el comportamiento de la candidata: lo que inició como una campaña manejada con precisión relojera se ha convertido en una retahíla de ocurrencias que no ayudan al proyecto, con personajes que en lugar de fortalecer el proyecto lo ubican del lado de la corrupción y la perversidad política.

Es tan notoria la desesperación de la candidata del FAM porque los números no le van a dar para ganar que ha aceptado la ayuda de cualquiera, sin importar su pasado, su imagen pública o los intereses que los mueven. Todavía hace algunas semanas la senadora rechazaba cualquier nexo con el exgobernador Graco Ramírez y su gobierno, pero ahora es notoria la presencia de muchos graquistas en sus eventos, en su equipo y en su estructura.

La falta de interés en el proceso electoral podría reflejarse en la votación: Morelos es una entidad en donde el ciudadano participa activamente, de ahí que en cada jornada electoral superamos la media nacional de votación. ¿Pero qué pasa si a la gente no le llama la atención la campaña y derivado de eso no votan?

En el espectro de los partidos está considerado un voto duro obradorista que sufragaría en favor de Morena, que apoyaría a los candidatos de la 4T y representaría el primer paso para que ese partido gane; pero también existe un voto inconforme con la situación como se ha manejado el país y que está sumamente molesto con el gobierno del estado; se trata de un sector decidido a votar contra Morena sin importar quienes sean sus candidatos. ¿De qué lado hay más votos?

Las candidatas están haciendo lo que les corresponde para ganar, pero sus estrategas están quedando mucho a deber: el diseño de campaña no ha despertado el interés colectivo, las propuestas pasa desapercibidas para la mayoría y la comunicación es terrible; a la vuelta del tiempo esa situación impactará en la gobernabilidad, porque gane quien gane será una gobernadora con poco arrastre y con tanto golpeteo, también deslegitimada.

A pesar de la guerra sucia, los ataques mutuos, las descalificaciones y los eventos masivos, a las campañas por la gubernatura les falta chispa y conexión entre las candidatas y el pueblo.

Ambas dirán lo contrario, presumirán que en sus eventos hay mucha gente, que el ánimo se desborda y la participación es entusiasta; pero es engañarse solas, porque en el fondo saben que se trata de eventos organizados por ellos mismos, con gente que acude porque forma parte del mismo proyecto y en muchos casos se trata de las mismas personas que se mueven de un evento a otro para llenar las plazas.

Again: a la campaña le falta chispa, está muy aburrida.

·         posdata

El frente opositor apuesta ahora a los debates para tratar de ganarle a Morena; antes optaron por golpear al gobernador, por hablar de la inseguridad, por demandar al comisionado de seguridad y por decir que estamos frente a un gobierno fallido.

“Mínimo tres debates debe haber” dicen del lado de Lucía Meza, mientras que en el equipo de Margarita González confirman que solo acudirán a uno a pesar de que el Impepac determinó que habría dos obligatorios.

¿Puede un debate cambiar el sentido de la elección? La respuesta es no.

Lo primero que hay que considerar en esta historia es el poco impacto de los debates; a poca gente le interesa observar este tipo de ejercicios, aunque la mayoría sí quiere saber quién ganó, como si se tratara de un encuentro deportivo, de ahí la importancia de ganar el post debate y eso depende total y absolutamente de los equipos.

No hay que pensar mucho para adivinar cuál será la dinámica del debate entre candidatas a la gubernatura: la representante del PRI, PAN y PRD se lanzará con todo, hablará de inseguridad, violencia, corrupción y tratará de hilar la figura del gobernador Cuauhtémoc Blanco con la de Margarita González Saravia diciendo que ella trabajó para él en el ayuntamiento y en el gobierno estatal. No veremos ataques directos contra Margarita González porque no hay motivos para hacerlo: es una dama decente, de carrera impecable. Por eso todos los golpes que le lanzan son indirectos.

La representante de Morena podría ir también tras su rival, destacando su estrechísima relación con el exgobernador Graco Ramírez, haciendo referencia a todos los graquistas que hay en su equipo, resaltando el pasado oscuro de los panistas y priístas que la acompañan, recordando alguno de los pasajes oscuros de ella como diputada federal o estatal, el apoyo incondicional que otorgó al gobernador perredista para endeudar al estado y su incongruencia política al estar con partidos políticos y líderes nacionales a quienes hasta hace poco criticó y definió públicamente como corruptos, delincuentes y traidores. Pero eso no sucederá. 

En la única oportunidad que estén frente a frente en campaña, Lucía Meza atacará a la candidata de Morena y colocará en la mesa los temas que, considera, la pueden catapultar a la gubernatura, alegando que todos representan un fracaso del gobierno actual, pero sobre todo exaltará la imagen de Cuauhtémoc Blanco para motivar el voto de odio en contra de Morena.

Margarita González hará lo opuesto: se centrará en propuestas, se mantendrá en el mismo esquema de resaltar los logros del gobierno federal y quizá solo por alusión responda alguna de las acusaciones que le hagan. Si se mimetiza con lo que hizo Claudia Sheinbaum, es decir, si ni siquiera voltea a ver a su adversaria, puede ganar el debate.

El libro de campaña es claro: quien va ganando no debate. La representante de Morena acudirá a un solo debate y tratará de minimizar los daños de su rival; si en su equipo son inteligentes, trabajarán desde antes en el post debate y en su contenido, para hacer ver que son mejores. Eso sin duda lo hará el equipo del FAM.

Pero a menos de que ocurra algo extraordinario o alguna de las candidatas caiga en una falla garrafal, el debate no influirá significativamente en el resultado de la elección. Lucía Meza apostará fuerte al debate y tratará de hacer caer en un error a Margarita González, ésta deberá aguantar y cuidar no engancharse. El triunfo de este ejercicio depende de lo que los equipos de comunicación hagan cuando termine el debate.

·         nota

Comenzó la carrera por la presidencia municipal de Cuernavaca y los distritos locales y federal que la conforman: de un lado está José Luis Urióstegui, el alcalde con licencia que a pesar de los gravísimos problemas que ha enfrentado su administración, no ha sido tan mal gobernante; el problema del abogado ha sido desde el principio la cercanía con los hermanos Martínez Terrazas y el terrible desempeño de algunas áreas del ayuntamiento, como Seguridad, Agua y Obras Públicas.

La contendiente es Alejandra Flores, una dama sin experiencia en administración pública, con un pasado lamentable en el congreso local, donde brilló por su mediocridad, su arrogancia y la nefasta influencia de su pareja. La única razón por la cual valdría la pena votar por este proyecto es Javier Bolaños, pero ni su presencia podría compensar las malas decisiones que tomó la 4T en toda su fórmula capitalina.

Paradójicamente la ventaja con la que arranca Urióstegui la campaña es de tan solo 5 puntos sobre su adversaria, a pesar de que la dama no ha iniciado campaña.

Pasa lo mismo que en la carrera estatal: la lucha es contra la marca.

·         post it

Las magistradas del Tribunal Estatal Electoral amonestaron a Lucía Meza Guzmán por actos anticipados de campaña.

Pero la sanción no sirve ni implica nada, como todo lo que hace el TEE.

·         redes sociales

También Melissa Montes de Oca fue impugnada en su candidatura, porque ocupa una posición destinada a personas con discapacidad.

De todos modos va a perder.

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