Secreto a voces - Mariátegui y la revolución indigenista (3)

En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz

Secreto a voces - Mariátegui y la revolución indigenista (3)

Entre las prácticas socialistas y la comunidad latinoamericana, indígena, no existen distancias. Se puede transitar de una a otra sin mediaciones. Esto no ocurre en el pensamiento socialista dogmático, de origen europeo, que contempla la existencia de etapas entre una y otra postura. De la comunidad primitiva se transita al esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y luego la sociedad socialista. Ideas que han caído en desuso y que únicamente contemplan a la historia  centrada en Europa y no son sensibles a una verdadera historia de la humanidad en su conjunto. Bueno, pues lo anterior, es una de las más grandes aportaciones de Mariátegui a las ideas transformadoras de nuestros tiempos y de los movimientos indígenas y de la revolución boliviana en curso, pacífica.

La obra de Mariátegui aparece como un faro de luz que abarca a otros sujetos que no eran una minoría en algunos países conquistados por los ibéricos, como es lógico comprenderlo. Los 7 ensayos de interpretación sobre la realidad peruana (1928), constituyen algo semejante en importancia para Latinoamérica y el Caribe con respecto al Manifiesto Comunista de Carlos Marx para Europa, aunque en este caso hablamos de los indios y su conversión en sujetos de acuerdo al contexto latinoamericano. Aunque Mariátegui pertenecía al Partido Comunista de su país adoptó el marxismo de una forma creativa retomando la experiencia local y a los sujetos sociales que eran la mayoría en su país.

En el Perú de Mariátegui existía una clase obrera incipiente que se había desarrollado en la costa. Perú es y ha sido una nación agrícola y minera con poco desarrollo industrial. El ferrocarril quedó en manos de ingleses. Si bien es cierto que durante la colonia se explotó el oro y la plata de las montañas, la existencia de guano y salitre en las costas facilitó el desarrollo de una economía costera de la que se apropiaron extranjeros y que, infelizmente, se perdió con Chile parte durante la Guerra del Pacífico. Arribó población de Asia, en razón de la ubicación geopolítica del Perú. Era más fácil la comunicación de Europa por el Atlántico que a través del Pacífico con Perú. No había Canal.

Recordemos que estamos hablando de principios del siglo XIX y XX y que, la industria, inclusive ahora, no ha llegado a naciones latinoamericanas y caribeñas; y, si lo ha hecho, es de manera incipiente. La adopción del marxismo y la creencia en la clase obrera como fuerza hegemónica en Latinoamérica y el Caribe fue un desatino y, todavía ahora, mantenerse dogmáticamente apegado a esas creencias no es muy sano. Marx creía, y lo repite Fausto Reinaga, que el marxismo es un método para crear, no un dogma. No obstante, Marx, se mantuvo siempre en la creencia de la evolución lineal de todas las naciones hacia el capitalismo, cosa que no ocurrió.

La aportación de José Carlos Mariátegui a la revolución indigenista es eso: el hacer visible para el caso latinoamericano a los indígenas como sujetos capaces de hacer lo que, para Marx, la clase obrera estaba predestinada a llevar a cabo con respecto al capitalismo: enterrarlo. Ahora bien, creo que como hemos visto en la entrega anterior, el surgimiento de la filosofía indianista de la cabeza de Fausto Reinaga (inspirado en el mismo Mariátegui) comete el mismo error de Marx con respecto a la clase obrera, el de atribuirle a los indígenas (eran mayoría en el Perú de Mariátegui) el papel de sujetos únicos y portadores exclusivos de la descolonización y creadores de un Estado indio, sin contemplar a otros grupos sociales excluidos.

Lo que hace Mariátegui, en la obra ya referida, es deconstruir los mitos que existían sobre los indios, y esto que digo es parte de la obra que ya se ha escrito sobre el tema. Lo que hago es solo referir las conclusiones que se pueden extraer de su obra, acompañado de interpretaciones de ese mismo trabajo de otros autores. El mito principal que cuestiona Mariátegui es la creencia de que el atraso en que vive la población india es debido a que son indígenas. Y aquí Mariátegui, responde de manera categórica: tal juicio es una narrativa inventada por el imperialismo que justificó la conquista y la situación actual del indio.

Agrega, Mariátegui:

“La suposición de que el problema indígena es un problema étnico, se nutre del más envejecido repertorio de ideas imperialistas. El concepto de las razas inferiores sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista. Esperar la emancipación indígena de un activo cruzamiento de la raza aborigen con inmigrantes blancos es una ingenuidad antisociológica, concebible sólo en la mente rudimentaria de un importador de carneros merinos. Los pueblos asiáticos, a los cuales no es inferior en un ápice el pueblo indio, han asimilado admirablemente la cultura occidental, en lo que tiene de más dinámico y creador, sin transfusiones de sangre europea. La degeneración del indio peruano es una barata invención de los leguleyos de la mesa feudal” (p. 30-31).

En general, los 7 ensayos, se trata de un texto creado en un lenguaje marxista y con categorías analíticas haciendo referencia a la evolución europea que se confunde o acopla a la realidad latinoamericana que es distinta. Dice que el problema de fondo que empobrece al indígena es la propiedad de la tierra. Los indios peruanos fueron despojados de su tierra. Participaron de ese despojo la Iglesia, el Estado y los “gamonales” (caciques locales), poseedores de grandes extensiones de tierra a partir de la influencia política que ejercían localmente. Los indios fueron utilizados como parte del trabajo agrícola no pagado, en las minas cuyos metales antes de la conquista no tenían más que un valor ornamental y se reeditaron formas de esclavismo existentes en Europa.

Mariátegui Cita a González Prada, intelectual peruano, que para nada era un hombre apegado a las ideas socialistas de Mariátegui, quien expuso que “No podía suceder de otro modo: oficialmente se ordenaba la explotación del vencido y se pedía humanidad y justicia a los ejecutores de la explotación; se pretendía que humanamente se cometiera iniquidades o equitativamente se consumaran injusticias. Para extirpar los abusos, habría sido necesario abolir los repartimientos y las mitas, en dos palabras, cambiar todo el régimen Colonial. Sin las faenas del indio americano se habrían vaciado las arcas del tesoro español". Los abusos continuaron a pesar de la actividad humanitaria de algunos frailes como Bartolomé de las Casas.

Sobre la independencia y los indígenas, Mariátegui es muy claro. No tiene dudas de que los indios fueron claves en la independencia, pero también de que los resultados últimos de la gestación de un Estado independiente fueron capitalizados por criollos y mestizos. Por lo que es necesario replantear al sujeto social indígena. Sin bien es cierto la independencia declara el reparto de tierras y la abolición del trabajo forzado gratuito (en México, el fin de la esclavitud de parte de Hidalgo y Bolivar), la verdad es que las élites han sabido dejar el texto sin traducirlo a la vida práctica, hacerlo demagógico. En Perú, como en México, el liberalismo atacó la propiedad indígena. Acá, las desigualdades inspiraron la revolución mexicana, indígena sin duda sobre todo en el sur del país. La experiencia neoliberal en México fue el ataque más reciente a la propiedad ejidal y comunal de la tierra.

Por lo que, para Mariátegui, la solución a los problemas indígenas son la tierra, pero de la misma manera con un gobierno, para él y su tiempo, de tipo socialista que plasme las demandas de los indios y los campesinos que son la mayoría, de principios de siglo, de la población en el Perú. En Latinoamérica comunidad y sociedad socialista no tiene mediaciones. Cuatro de cada cinco personas pertenecen a estos segmentos de la población peruana. En la actualidad, la proporción de población indígena con respecto a la mestiza ha cambiado. Según datos recientes que he consultado la población indígena representa un 26 por ciento aproximadamente de la población en el Perú, sin tomar en cuenta al campesinado que, como se ha expuesto, son segmentos de la población agraria distintos.

El pensamiento de Mariátegui y de otros filósofos y pensadores fue poco a poco sembrándose en la región andina y en otras partes de Latinoamérica y el Caribe, Asia y África, la recomposición del pensamiento, y de la población indígena, en el marco de las revoluciones pacíficas como ocurre en Venezuela, Bolivia, Ecuador y México. (continuará).