Repaso - SECCIÓN 19 SNTE: LOS QUE PODRAN CONTENDER
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
No hay que hacerse bolas: el próximo secretario general de la Sección 19 del SNTE habrá de ser alguien que haya desempeñado o desempeñe un puesto estatutario dentro del Comité Ejecutivo Seccional. Así lo determina el “Reglamento para la elección de directivas seccionales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación” en su Artículo 9, inciso a), que a la letra dice: “Para ocupar la Secretaría General del Comité Ejecutivo Seccional se requiere: II. Haber ocupado un cargo a nivel seccional”.
Mientras lo anterior no se modifique, se cierran las posibilidades para hacer realidad la exigencia legítima de un buen número de profesores, en el sentido de abrirle paso a “nuevos liderazgos” Por lo tanto, para este asunto las reglas del juego están claras, si bien no convenzan a todos. Quien se salga por la tangente, seguramente le aplicarán lo dispuesto en el Artículo 3, en el que se estipula que las disposiciones del referido reglamente deben acatarse necesariamente, porque: “no podrán ponerse en práctica normas organizativas o de funcionamiento que no estén consignadas o en contravención a este ordenamiento.”
Como se afirma por ahí en tono realista: “esto es lo que hay”. Suponer que otros pueden ser los criterios para este proceso, primero los inconformes tendrían que echar abajo el susodicho reglamento en lo que piensan que tiene de antidemocrático. Parece que lo han intentado e interpuesto algún recurso legal ante las instancias correspondientes, pero creo que, hasta el momento, ninguna iniciativa de esa índole ha fructificado.
Todo indica que la renovación seccional se dará conforme a ese marco normativo que, por cierto, permite el registro de más de una planilla para disputar el control de la Sección 19. En demérito de esa saludable posibilidad, prevalece aún la idea, desde el Comité Ejecutivo Nacional, de integrar una planilla de unidad, tan falsa como un peso de 90 centavos, porque lo que se estila no es un proyecto común para beneficio de los agremiados, sino una burda distribución de cuotas de poder al interior, en este caso, de la Sección 19, que es lo que ha sucedido invariablemente.
¿Existen las condiciones reales para una contienda en la que puedan participar dos o más planilla? En principio sí. Hay protagonistas presuntamente de diversas expresiones sindicales, que ya se están asomando, sin que lo digan abiertamente, porque si no el referido reglamento les aplica “la voladora”, ya que les prohíbe decir quiero y hacer campaña antes de los tiempos que se les permita. Pero a lo mejor no, porque varios, expertos en triquiñuelas, saben que apuntarse con antelación representa la probabilidad de que lo llamen a negociar y a aceptar alguna o algunas carteras para su grupo dentro de la estructura sindical.
Esta será la incógnita a despejar: ¿por cuál banda intentarán correr los interesados? Pongamos por caso a Felipe Castro Valdovinos. Si no estoy mal informado, es afín a la corriente elbista, llámesele como se le llame, de modo que sería improbable que se le considerase como presunto candidato en el otro lado del campo de batalla, donde impera la corriente en Morelos que sigue a Alfonso Cepeda Salas. Si así es, ya estaremos viendo a Castro Valdovinos encabezando una planilla distinta a la “oficial” y jugando las cartas que tenga para presentarse ante el magisterio estatal y pedir su voto a favor.
¿Y si no? ¿Y si en realidad Felipe Castro espera que se concrete la falsa planilla de unidad para ser tomado en cuenta, al margen de la supuesta filiación sindical y partidista que se le atribuye? ¿Y si sucede lo mismo con otras expresiones cuyos líderes no se pondrían rejegos para negociar y evitar una planilla “opositora”? Evidentemente, en este escenario, todo resultaría una mascarada.
Quiera Abraxas que lo anterior no suceda, que el que esté de un lado siga allí y juegue con los suyos por su parte, para no intentar mezclar el agua con el aceite.
Ante la difícil asunción de “nuevos liderazgos”, lo que deben analizar los trabajadores sindicalizados de la educación es quiénes son confiables, de los que andan ya levantando la mano en ese contexto de haber sido ya miembros de un comité ejecutivo seccional.
La lista parece que ya está definida, si bien la veo muy variopinta: los “preferidos” de Gabriela Bañón, a los que veo con menores posibilidades (por ejemplo, Rosa Argentina Becerra Bahena); los que se han mantenido leales al actual Comité Ejecutivo Nacional, aunque no necesariamente cercanos a la aún secretaría general de la Sección 19 (por ejemplo, Joel Sánchez Vélez y Marco Aurelio Mares); y aquellos ubicados desde posiciones coyunturalmente independientes o históricamente disidentes (por ejemplo, Felipe Domínguez y Yosmin Castillo).
- De refilón
El tema de la corrupción no debe soslayarse. Sería conveniente que a los aspirantes a la Secretaría General de la Sección 19 se les exigiese una rigurosa manifestación de sus ingresos y bienes patrimoniales. Entonces, en realidad, sabríamos quién, por la rentabilidad de sus anteriores encargos, posee más de lo que puede tener y adquirir el mejor pagado de los maestros, cuyo sueldo sea el único ingreso que reciba para satisfacer sus necesidades básicas. De ese modo, aunque no totalmente, se cerraría al paso a aquellos que presumen de honestos, pero son consumados roedores del dinero ajeno.
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