Repaso-La inutilidad de los “nuevos” partidos políticos
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
Si la vida democrática en nuestro país y en nuestro estado se calificara de acuerdo con la posibilidad que se tiene de constituir nuevos partidos políticos, saldría reprobada. En su gran mayoría los esperpentos que han asumido esa figura y tenido la oportunidad de incrustarse en el hacer cotidiano de la sociedad, ha resultado un fiasco. Eso sí, mientras disfrutan de su borona del pastel, constituyen un filón de oro para quienes los regentean. Los recursos que se les asignan, así sean mínimos en comparación con los que reciben otros partidos más “fuertes”, son suficientes para vivir con holgura. Después, si pierden su registro, los liderzuelos por lo general buscan otros acomodos para seguir mamando de la ubre que constituye el erario público.
Ese vivir en el borde de la inexistencia lo podemos apreciar en Morelos con el Partido Humanista, el Partido Social Demócrata, el Partido Nueva Alianza, el Partido del Trabajo, el Partido Encuentro Social y el Partido del Movimiento Ciudadano. Conservaron su registro a nivel local, lograron de milagro alguna diputación plurinominal, tal vez una presidencia municipal y quizá algunas regidurías. Pero, sobre todo para los pocos que los controlan, al mantener su registro usufructúan para sí y sus intereses el recurso económico que les asigna la autoridad electoral correspondiente.
Lo trágico y lamentable para los morelenses es que esos organismos amorfos sirven para nada. No constituyen una alternativa real para el ciudadano exigente y crítico, ni elevan el debate político, ni oxigenan el quehacer partidista, ni proponen innovaciones sustanciales. Son, por lo general, rémoras que se adhieren a otros. Por cierto, la siguiente es una definición de ese término y describe claramente lo que aquí quiero decir:
“Pez de 33 a 90 centímetros de longitud, color gris o negro, cuerpo alargado casi cilíndrico, aletas largas y espinosas, y escamas pequeñas; se adhiere fuertemente a los objetos flotantes o a otros vertebrados acuáticos gracias a un disco oval que tiene sobre la cabeza, para ahorrar esfuerzo en sus desplazamientos y alimentarse de despojos; hay varias especies; es voraz y vive en aguas tropicales”.
Imagínese, alarmado lector, que en los próximos años obtengan su registro otros más de esos partidos de desecho. Por desgracia tal plaga es viable. Ya se difundió que ante el órgano estatal electoral presentaron solicitud de registro cuasimodos como algo que se hace llamar Partido Alternativa Social (PAS) o una cosa que han titulado FUTURO. Ambos son, de acuerdo con quienes han aparecido públicamente impulsándolos, planta de reciclamiento. Puro desecho, pues. En el primero ya asomó por allí la cara Matías Nazario Morales, quien sin declarar abiertamente que se afiliará a esos colores, otros aguzados analistas sostienen que es el inspirador principal de PAS. En el segundo queda claro que el iniciador principal es Fidel Demédicis Hidalgo, ex senador por Morelos. Yo digo que cada quien de esos personajes juega conforme el estilo que les conocemos.
Matías Nazario es experto en andar por los laberintos de los amarres y las negociaciones que lo mantengan, supone él, con posibilidades de seguir en el escenario público y político. ¿Sigue siendo priísta? A lo mejor. ¿Sigue manteniendo estrechas relaciones con la cúpula sindical del SNTE y, por traslación, con los directivos del Partido Nueva Alianza? Es probable. ¿Mantendrá estrechos vínculos con el PAS? Ya se ve. Su jugada futura, al final de cuentas, es tener más cartas de la baraja que pudieran facilitarle un nuevo acceso a posiciones estratégicas. De eso no tengo la menor duda. Es astuto, ubicuo y acomodaticio.
A Fidel Demédicis se le conoce ampliamente. Zorruno, ha sabido manejar el discurso incendiario para proyectarse hombre decidido y revolucionario, pero durante su ya larga trayectoria pocos le reconocen que en verdad haya aportado su cuota para la renovación de prácticas, la transformación de la cultura política en Morelos y el mejoramiento social. Puro rollo, pues. Si bien, hay que decirlo, con esas “cualidades” tiene cierta base territorial que lo apoya.
Júntense lo que ya existe, como lo mencioné líneas arriba, y súmese, si la pesadilla se agranda, a esos y otros partidillos que pudieran resultar validados por la autoridad electoral. El panorama se ve deprimente, pero no para los que andan en esos menesteres. Gente como Matías Nazario y Fidel Demédicis saben muy bien que cualquiera de esos “nuevos” partidos, confeccionados con resabios de otros, para nada serán determinantes en la depuración democrática que necesitamos. No ofrecen nada prometedor. Huelen a reciclamiento de cosas oxidadas.
Sin embargo, para quienes los apadrinan o abanderan, saben que lo poco que logren, si obtienen su registro, será suficiente para ser de los primeros beneficiados. Rémoras, insisto. Como lo hacen o lo hicieron los hermanos Yáñez con el Partido Social Demócrata o Javier Estrada con el Partido Verde Ecologista.
Estamos amolados, sin duda.
E mail: profechon@hotmail.com