Cuando sea demasiado tarde… - Los músicos del Titanic.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Henos por aquí nuevamente, apreciado lector. Acérquese en torno a estas líneas que por lo general no ofrecen mucho consuelo, pero tengo entendido que a veces un par de sonrisas amargas consiguen. Pues bien, ha llegado nuevamente el sábado y tengo nuevamente la oportunidad de satisfacer este vicio de escribir. Me han preguntado por qué ya no hago reseñas de películas o de videojuegos, y la razón es porque el estado de emergencia en el cual se encuentra el país es demasiado alarmante como para hablar de otra cosa. Tal vez es que tengo más tiempo para pensar y escribir ahora que ya no coordino un posgrado (spoiler: no lo vuelvo a hacer), pero cada semana que pasa no deja de darnos oportunidad de llevarnos las manos a la cabeza en más de tres ocasiones. Así que, without further ado, vamos allá.
La mañana del viernes nos dio a todos la oportunidad de sentir verdaderamente cómo se van a poner las cosas los siguientes 11 meses y 3 semanas. Un grupo de individuos decidió manifestarse cerrando la carretera federal y la autopista a la Ciudad de México EN AMBOS SENTIDOS DURANTE TODO EL DÍA, con la bandera de reclamar la tala ilegal de árboles, supongo que en el Chichinautzin. Como usuario constante de la pista de carreras que comunica Tlalpan con Santa María Ahuacatitlán, reflexioné al respecto de la carencia de progenitora de los responsables del tal acto. Sin embargo, hay que ser sensibles a que la tala ilegal de árboles ha destruido casi por completo la reserva, o por lo menos la ha modificado de manera visible en los últimos 20 años, al grado que, gracias a la desaparición del glaciar que yacía en la cima del Iztaccihuatl y la tala inmoderada, la provisión de agua se ha encontrado severamente comprometida. Me imagino que todas las comunidades que hay en la franja que solía ser verde entre la Ciudad y la gloriosa Cuernavaca resentirán tales hechos. Si observa usted las imágenes satelitales, puede comprobar que la herradura verde que rodeaba por el sur a la capital del país ha desaparecido por completo. ¿Ha sentido un poco de calor estos días, apreciado lector? Su servidor, por lo pronto, ha comenzado a refrigerar el papel de baño.
Hablando de la Ciudad de México, presentó ya su renuncia Claudia Sheinbaum para poder competir por la silla grande. Desde hace tiempo que he aprendido a observar las señales que la vida nos da, ¿recuerda usted cuando un andamio cayó sobre la bandera que ondea sobre el Campo Marte durante el sexenio del “pretty boy” Peña Nieto? Pues dos días antes de que cuajara la renuncia de tal individua, se vuelve a colapsar el servicio del Metro y derivado de ello, ríos y ríos de personas deben invadir las vialidades circundantes a las estaciones afectadas para buscar cómo llegar a casa después de un largo día de trabajo. Los videos son escalofriantes, la gente simplemente decidió caminar entre los coches, y toda la movilidad se colapsó. Eso no fue impedimento para que se realizara un mitin en torno al Monumento de la Revolución (que no se le escape la ironía al respecto del propósito inicial de tal construcción) para celebrar con bombo y platillo el inicio de la campaña por la presidencia de la Sheinbaum. Los bemoles del domingo en el cónclave de Morena ya convenientemente olvidados.
Leí por ahí que la instrucción del prejidente López fue que todo aquel que buscara un cargo para el 2024 tenía que renunciar esta semana, lo que ocasionó que cerca de 60 puestos quedaran vacantes en cosa de días, desde Secretarías hasta Senadurías. El ganón fue Martí Batres, quien a base de dedeo ocupará la Jefatura de la Ciudad de México, aunque no me queda muy claro si la dedeada le será suficiente para ocupar el cargo, creo que tiene que ratificar la cámara de diputados. Esta semana sabremos más al respecto, pero no dude usted que varias cosas se detengan varias semanas en lo que las personas que vayan a ocupar las vacantes le agarren la onda a las nuevas actividades, ya ve usted que muchos llegan a aprender.
Por lo demás, Ciro Gómez Leyva se sigue preguntando por qué lo mandaron matar hace medio año y no se han encontrado los culpables (el señor hasta debe pensar que los están buscando), y al parecer el presidente Volodomir Zelenski ha ordenado iniciar la contra-ofensiva para recuperar los territorios ucranianos perdidos bajo la invasión rusa. Si tan sólo Eugenio Derbez se animara a ser presidente de México, por lo menos todos veríamos las mañaneras, ya deje usted la estrategia militar.
Así que hidrate bien a los suyos (con este calor nos podemos dispensar los abrazos), porque el país no ha muerto, pero en cosa de nada será un charco de cera derretida de color rojo.