¿Qué sigue después del 6 de junio? Ver el bosque, no solo el árbol

En opinión de Aura Hernández

¿Qué sigue después del 6 de junio? Ver el bosque, no solo el árbol

Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión.

Paul Aster

 

Si algo demostraron las elecciones del 6 de junio pasado, es el valor del voto. Acudir a las urnas se consolida como el acto más importante del instrumental ciudadano para hacer posible la democracia. Sin embargo, no es lo único.

Vivir en democracia es una actitud frente a la vida pública, sin que ello excluya la práctica de la misma en nuestros espacios privados. En nuestras familias, en nuestra comunidad, en nuestro entorno laboral, en nuestro desempeño profesional. Vivir la democracia cotidianamente debería ser nuestra siguiente aspiración ahora que al parecer ya conquistamos la democracia electoral.

Pero, ¿por qué celebrar un acto que desde hace mucho está contemplado en el marco normativo nacional, como el decidir quién encabezará, en nuestro nombre, los destinos de nuestro municipio, de nuestro estado, de nuestra nación?

Pues porque simple y sencillamente, somos una especie de párvulos en esto del ejercicio de la democracia electoral. Podríamos afirmar que en pleno siglo XXI esta es nuestra primavera democrática. Llegamos tarde, por ello hay que apretar el paso.

Para quienes, como yo, nacieron en la segunda mitad del siglo XX, la falta de democracia electoral constituye una experiencia autobiográfica que se convertía en un círculo vicioso: la falta de respeto a nuestro voto desalentaba la participación. Poco se reconocía el valor del voto pues era usado sólo para legitimar ante “la opinión pública”  y el mundo exterior la “normalidad democrática”  de nuestro país.

Pero esta vez, igual que en el 2018, el país entero dió una lección a toda la clase política del momento. Demostró que se puede, o por lo menos intentar, cambiar el rumbo cuando algún partido político en el poder no cumple con las expectativas.

independientemente de que podamos, o no, estar de acuerdo con el resultado, tanto en la Ciudad de México (Cdmx) como en el estado de Morelos, se dieron fenómenos muy interesantes, y si nos atenemos únicamente a las cifras duras tendremos, por ejemplo, que echar por la borda el mito de los “bastiones”.

En la CDMX el fenómeno se debe desde mi punto de vista, entre otras razones, al hecho de que hay un gran número de votantes que nacieron después de 1997, cuando la izquierda llegó a gobernar esa caótica y bella ciudad y por lo tanto, ser contestatario y de oposición equivale a combatir al partido en el poder, en esta caso Morena y antes el PRD, los cuales, con todo lo que se puede decir,  consolidaron una ciudad de derechos.

En el caso de Morelos, el fenómeno más relevante ocurrió en la ciudad de Cuernavaca, donde un candidato con credenciales propias, ayudó a un partido a sobreponerse frente a un electorado harto de imposiciones, de saqueos, de improvisación y de abandono. Hay grandes expectativas ciudadanas con el triunfo del abogado José Luis Uriostegui y también el convencimiento de muchos de que no las defraudará.

Por su parte, el Congreso de Morelos de mayoría morenista que durante tres años dilapidó su capital político con conflictos internos y enfrentamientos de origen político y también monetario, tendrá que navegar con un parlamento dividido y tendrá que aprender a hacer política y construir acuerdos para avanzar.

El Ejecutivo por su parte, deberá asumir la responsabilidad de nulos resultados parlamentarios después de tres años de socavamiento del capital de los noveles diputados. Ahora lo tiene mucho más complicado y gobernará en solitario, veremos si será posible.

Es innegable que también los resultados electorales, incidirán directamente en la conformación del Poder Judicial del estado de Morelos que lleva varios meses con una integración incompleta. Desde diversos espacios hay quien clama, a sabiendas de que será beneficiado, que sea la nueva legislatura quien concluya el proceso de selección de los magistrados que ya deberían estar en funciones.

Sin duda influirá también la innegable filiación política de muchos de los máximos juzgadores del estado, que desde hace meses cabildean en el Congreso tratando de influir para que sea elegida gente cercana a ellos para  lograr, por decirlo elegantemente, una administración tersa del Poder Judicial.

A pesar de todos estos inconvenientes lo destacable de los resultados del 6 de junio, para Morelos y para el país, es el empoderamiento de la ciudadanía que ha tomado conciencia de lo importante que es participar y así, incidir en el tipo de sociedad en la que quiere vivir. Eso es una gran noticia porque significa  que las y los mexicanos decidimos tomar el destino en nuestras manos.

Ver el bosque.

Sin embargo algo que para mi ensombrece nuestra fiesta democrática, a juzgar por los resultados, es el hecho de que pareciera que en México, está rindiendo frutos las campañas de las derechas en el mundo por recuperar los espacios perdidos a partir de una campaña sistemática en contra de los triunfos de candidatos emanados de sectores populares, como ocurre en el caso de Perú.

Esta intentona de recuperar espacios para el neoliberalismo tiene rostro y nombre: se llama Atlas Network, y en ese contexto ocurrió la carta que en días pasados un grupo de expresidentes de la región de hispanoamérica firmó una carta en apoyo al “triunfo de Keiko Fiujimori”, rumbo a la presidencia del país sudamericano, aún cuando los resultados oficiales informaban de una ventaja significativa del profesor rural Pedro Castillo

De acuerdo con el portal de noticias, Público.es la organización  Atlas Netwok, fundada por el británico Anthony Fisher en 1981, tiene representantes en América y ha hecho presencia en países con elecciones como Ecuador y Perú y mantiene un activismo significativo en varios países latinoamericanos a través de representantes del Partido Popular y Vox de España, cuya cabeza más visible es José María Aznar.

En un artículo denominado “El lobby anticomunista ‘Atlas Network`, recure a Casado y Ayuso para amplificar su discurso en América Latina”, el portal da información sobre la conformación y los recursos de la organización que ha logrado reunir a personajes como Iván Duque, Keiko Fujimori o Mario Vargas Llosa, Guillermo Lasso de Ecuador y tiene entre sus aliados a USAID. El artículo es por lo menos inquietante.

La democracia en nuestro país ha tenido un costo muy alto y  nos concierne a las y los mexicanos, es necesario fortalecerla ...y ver el bosque, no solo el árbol.