Casos y Cosas de Morelos - AMLO asegura que no nos fallará
En opinión de Sergio Dorado
Todos los signos recurrentes predicen que el PRI está cerca de la extinción. Aunque algunos miembros dinosaurios todavía creen en la resurrección, la evidencia muestra que está totalmente carcomido por su propia corrupción, área inmoral en la que obtuvieron de manera paulatina gran distinción, hasta llegar al punto del cinismo extremo que el pueblo ya no soportó, y en el 2000, hubo la primera reacción cuando Vicente Fox, un dicharachero mandilón de carpa, arrebató a los priistas la Presidencia de la República.
Duro golpe a la hegemonía fue el dejar el poder después de 71 años, pero todavía contaban con un buen número de gobernadores, legisladores y presidentes municipales, a lo que aunado a la acomodación del mandilón de marras, o sea El Fox con Botas, como miembro activo de la corrupción priista, PAN y PRI se volvieron uno y lo mismo. El PRI, en consecuencia, tuvo que esperar dos sexenios panistas al hilo para recuperar La Silla Grande con el pillo Enrique Peña Nieto y una Gaviota mancornadora, que ya está en renta de nuevo.
Fue Enrique Peña Nieto el culpable de arrastrar al PRI al despeñadero en tan solo un sexenio. Su Gaviota y él, más que en los serios problemas de México, sólo pensaron en ellos y en su arribo a lo que en mis tiempos se denominaba el Jet Set; es decir, el mundo de la abundancia desmedida, de yates soñados, la “casa blanca”, la revista Hola, mujeres exóticas y tentaciones así de redondas, que en el espíritu priista, con el tiempo, se volvieron la única razón de la cosa pública.
Andrés Manuel López les metió una paliza de antología en el 2018, tanto, que el dinosaurio parece hoy más una cuija que el Tyrannosaurus Rex de antes. Ya ni miedo da, pues sin poder, ya no es nada, un espectro desagradable del pasado, si acaso. Más bien vive escondido en el perfil bajo para que la justicia no lo alcance a ver en el fondo del hoyo. La sociedad más consciente, que crece con el tiempo, está asqueada de la corrupción, y con esto, el PRI está deshecho. Está muerto.
A López Obrador le he criticado y seguiré criticando acciones incongruentes tal como lo de las instancias infantiles o el tren maya, recortes presupuestales y hasta pifias como la del discurso didáctico desconcertante que situó a México antes del Big Bang en la línea del tiempo universal; o incuso errores morfológicos en el discurso de sus “Mañaneras”, que ojalá no nos critique el rey de España en redes sociales, con la RAE en el pecho, y quejumbroso por el pisoteo al castellano.
Por el lado económico todo parece indicar que le espera un futuro próximo difícil a México. Incluso hay expertos que llegan a predecir un cero por ciento de crecimiento, lo cual puede ser certero, pues las relaciones económicas del mundo tienden a centralizarse, de modo que los países subdesarrollados sufren la salpicada de los grandulones. Y con el bárbaro y desquiciado del Norte, Donald Trump, la cosa empeora. Ya nos cercó en una esquina del ring con lo del 5% en aranceles. No parece le irá bien a López Obrador desde su esquina económica. Aquél es un gigante, tanto que trae entre manos la revancha de Goliat contra el chaparrito de David, que desde entonces se cree muy salsa, el condenado.
Por otra parte, el ataque a la corrupción es sin duda el acierto mayor que ha tenido hasta ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador, y con ello ha tenido todo el apoyo del pueblo, como en el caso del “huachicol”, donde a pesar de la escasez de combustibles, no hubo protestas mayores, y con paciencia el pueblo esperó el restablecimiento de la normalidad
Pero si se va contra la corrupción, que se vaya desde el copete hasta las pezuñas dentro de los zapatos Russian Calf New & Lingwood, que cuestan 1,550 euros; o unos John Lobb, más baratitos, de 1,448 euros. O sea, 270 euros menos, por si es usted político tacaño. ¿O cómo ve unos zapatos italianos Tanino Crishi?; o sea, más apropiados para el ratero “codo”, con un precio de sólo 1,250 euros.
Si empieza desde la cima de la escalera hacia abajo, recuperaría la aceptación que aunque despacio va en descenso.
Tiene razón el presidente: Un país con corrupción da prosperidad a solo unos cuantos, y México, después de tanto abuso público perpetuo, ya merece una mejor distribución de la riqueza. Tan grande acierto fue éste, el del presidente, que gracias a ello, ganó la Presidencia de México con holgura. Casi la totalidad de los mexicanos le compró la oferta de ir contra la mafia del poder en cuanto se convirtiera en el Ejecutivo de México.
Dice que no nos va a fallar…