Parálisis Cerebral y vida independiente: Una mirada vivencial

En opinión de Cristina Isabel Domínguez Reyna

Parálisis Cerebral y vida independiente: Una mirada vivencial

A lo largo de la historia, han existido distintas maneras de percibir y conceptualizar la discapacidad; Autores como Valencia, L. A. (2014), en su artículo “Breve historia de las personas con discapacidad de la opresión a la lucha por sus derechos”, realiza un recorrido histórico que denota el lento pero contundente avance en la visualización de la discapacidad, así mismo, otros autores, han hecho lo propio, dando distintas perspectivas.

La Parálisis Cerebral (PC), es una discapacidad motriz, definida como: Un grupo de trastornos permanentes del desarrollo del movimiento y de la postura, que causan limitaciones en la actividad y que son atribuidos a alteraciones no progresivas ocurridas en el desarrollo cerebral del feto o del lactante, los trastornos motores de la parálisis cerebral están a menudo acompañados por alteraciones de la sensación, percepción, cognición, comunicación y conducta, por epilepsia y por problemas musculoesqueléticos secundarios (Rosembaum, Paneth et al., 2007, p. 9).

El modelo social de la discapacidad, recalca las barreras del entorno como causantes de las distintas discapacidades, dejando de “culpar” al individuo que vive con esta condición de vida, pero, ¿Qué implicaciones y repercusiones a nivel personal y social tiene la Parálisis Cerebral? Más allá de aspectos físicos que limitan la movilidad y otras áreas de la vida, según sea el caso, las barreras del entorno, son un impedimento mayor que la propia condición, pues es más difícil lograr una independencia si no existen las condiciones adecuadas en el entorno, las banquetas  (cuando las hay) se encuentran en pésimas condiciones o están ocupadas por vendedores ambulantes, de igual manera no cuentan con rampas o están muy mal diseñadas; no se cuenta con transporte público que permita el desplazamiento de un lugar a otro, está solo la Ruta de la Salud, pero tiene una ruta delimitada (de la Paloma de la Paz al Hospital Centenario del ISSSTE); no hay rampas para acceder a espacios públicos, incluso algunas instituciones educativas no cuentan con ellas; en la mayoría de edificios públicos y privados de la ciudad de Cuernavaca no se cuenta con elevadores.

Dicho lo anterior, y tomando en cuenta lo decretado en la Convención de los derechos de las Personas Con Discapacidad, es necesario establecer políticas públicas que ayudes a hacer realidad, esta y otras realidades de este sector, lo que traerá beneficios tanto en lo particular como en lo familiar y social, haciendo valer los derechos de todo ser humano y dando autonomía sin  distinción alguna.

El vivir con una discapacidad, es muy caro y el precio de ser independiente, lo es aún más… ¿Cuánto tendremos que pagar por nuestra libertad?