Mentiras e incoherencias
En opinión de César Daniel Nájera Collado
Desde criticar a través de su Twitter en 2017 a Peña Nieto por callar ante la xenofobia de Trump, para tan solo pocos años después, durante su visita a Estados Unidos en 2020, declararlo su amigo y mencionar que Trump nunca buscó “imponer nada que viole o vulnere nuestra soberanía”; pasando por su repetitivo discurso de mandar a los cuarteles al ejército para que durante su mandato instaurase una institución, regida y organizada por militares, llamada la “Guardia Nacional”, que da vueltas por las calles con una frecuencia bastante extraña, López Obrador ha mostrado todo menos ser un hombre coherente.
Cierto es que tomó las riendas del país cuando este ya se encontraba en una situación extremadamente complicada, fruto de las anteriores administraciones corruptas e irresponsables. Sin embargo, es ahora cuando reluce que las promesas emitidas por el presidente se han quedado en eso, y que constituían una mera estrategia de campaña electoral. El Poder Ejecutivo tiene más influencia de la que ha tenido en mucho tiempo, recordándonos esas épocas que López Obrador supuestamente aborrece tanto, pero que emula a tal grado que el retroceso es totalmente visible. Si ya dispuso tanto poder para sí, que al menos demuestre el menor atisbo de esfuerzo e intención por cumplir lo que él prometió. Nada más