La UAEM lidera investigación de microorganismos extremófilos
El Centro de Investigación Dinámica Celular (CIDC) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), se posiciona a la vanguardia en el estudio de microorganismos extremófilos, particularmente hongos y bacterias, que habitan en ambientes con condiciones extremas de temperatura, salinidad y acidez.
Bajo la dirección del profesor investigador Ramón Batista García, el Laboratorio de Microorganismos Extremófilos se enfoca en tres pilares fundamentales: la biodiversidad, la conservación y el potencial biotecnológico de estos seres vivos.
"Nuestro objetivo es estudiar la diversidad de hongos en estos ecosistemas, conservar esta diversidad y, por otra parte, estudiar los mecanismos fisiológicos que les permiten sobrevivir a estas condiciones tan adversas", explicó.
La investigación del CIDC, no solo busca comprender los mecanismos de supervivencia de estos microorganismos, sino también explorar sus aplicaciones biotecnológicas.
"Podemos encontrar valor en este estudio mediante la exploración de potenciales aplicaciones biotecnológicas, como biofertilizantes en el contexto del cambio global o para degradar contaminantes emergentes como microplásticos o compuestos farmacéuticos", señaló el investigador.
Esta colaboración internacional es esencial para el laboratorio, dijo, ya que se fomenta la movilidad académica de estudiantes, la participación en redes de colaboración para proyectos internacionales, especialmente europeos, y la realización de tesis con investigadores extranjeros.
"Todo esto coadyuva a fortalecer la calidad de nuestros posgrados en el centro, el laboratorio es un espacio muy internacional porque tenemos estudiantes de Cuba, República Dominicana y Venezuela, además de México”, explicó.
Actualmente, el laboratorio participa en un proyecto internacional financiado por la Iniciativa Darwin del Reino Unido, en colaboración con Bolivia y Perú. En este proyecto, el equipo de la UAEM, lidera el estudio de poblaciones de hongos en el altiplano andino de Perú y Bolivia, recolectando muestras en sitios remotos a altitudes de hasta 5,000 metros, incluyendo lagunas saladas y suelos cultivables del desierto de Uyuni.
Resalta la investigación centrada en la diversidad de hongos en suelos, aguas y asociados a plantas, particularmente la quinua, un cultivo agrícola clave en la región.
Batista García, concluyó que la ciencia debe ir más allá de los muros universitarios, buscando oportunidades y aportando desde una posición creativa e innovadora. “Para los estudiantes, el laboratorio busca imponer retos que garanticen una formación altamente competitiva a nivel global”, dijo.
Los microorganismos extremófilos son organismos que viven en entornos extremos, como altas temperaturas, altas presiones, altas concentraciones de sales o sustancias químicas tóxicas. El estudio de estos microorganismos es importante porque nos permite entender cómo la vida puede existir en condiciones que serían hostiles para la mayoría de los organismos conocidos.
El conocimiento sobre los microorganismos extremófilos ha llevado a importantes avances en diversas áreas, como la biotecnología y la medicina. Por ejemplo, los enzimas producidos por microorganismos termófilos se utilizan en la industria de la detergencia y en la producción de biocombustibles.
Además, el estudio de los microorganismos extremófilos nos permite entender mejor la diversidad de la vida en la Tierra y cómo los organismos se adaptan a diferentes entornos. Esto puede tener implicaciones importantes para nuestra comprensión de la evolución y la ecología.
Los microorganismos extremófilos también tienen aplicaciones en la bioremediación, que es el proceso de utilizar organismos vivos para limpiar contaminantes del medio ambiente. Por ejemplo, algunos microorganismos pueden degradar hidrocarburos y otros contaminantes orgánicos.
El estudio de los microorganismos extremófilos también puede proporcionar información valiosa sobre la posible existencia de vida en otros planetas. Los entornos extremos en la Tierra pueden ser similares a los entornos que se encuentran en otros planetas, por lo que el estudio de los microorganismos que viven en estos entornos puede ayudarnos a entender cómo la vida podría existir en otros lugares del universo.
La investigación sobre los microorganismos extremófilos también ha llevado a importantes avances en la medicina. Por ejemplo, algunos microorganismos extremófilos producen compuestos que tienen propiedades antimicrobianas y antitumorales.
Además, los microorganismos extremófilos pueden ser utilizados como modelos para entender mejor la fisiología y la bioquímica de los organismos en general. El estudio de estos microorganismos puede proporcionar información valiosa sobre cómo los organismos se adaptan a diferentes entornos y cómo responden a estrés.
El conocimiento sobre los microorganismos extremófilos también puede tener implicaciones importantes para la industria alimentaria. Por ejemplo, algunos microorganismos extremófilos pueden ser utilizados para producir alimentos más seguros y nutritivos.
La investigación sobre los microorganismos extremófilos sigue siendo un área activa de estudio, con nuevos descubrimientos y aplicaciones que se realizan regularmente. Un ejemplo de la importancia de esta área es el descubrimiento de microorganismos que viven en los lagos subglaciales de la Antártida, lo que ha abierto nuevas posibilidades para la búsqueda de vida en otros planetas y lunas del sistema solar.