La ética en el gobierno

En opinión de Juan Salgado Brito

La ética en el gobierno

 

Las relaciones entre sociedad y gobierno parecieran deteriorarse cada vez más, en mucho por falta de comunicación y conexión de algunas autoridades con la ciudadanía, sumándose a esto la descomposición política que en varios niveles del poder se padece por la corrupción, la falta de oportunidades, las injusticias y la impunidad escandalosa y que tanto lastima a la población; seguramente por eso el interés del presidente López Obrador de impulsar la Cartilla Moral del Gobierno de México que constituye la guía ética para la transformación del país a partir de una nueva cultura cívica que antepone al ser humano como objetivo central de todo esfuerzo gubernamental. Así, buscando parar la decadencia que se vive en varios estratos de la sociedad y de las esferas del gobierno se propugna el involucramiento de todas y todos para el perfeccionamiento y fortaleza de las instituciones, pero sobre todo de la vida nacional.

 

Alfonso Reyes, ilustre intelectual y maestro escribió entre otras de sus obras la Cartilla Moral, que viene a ser “un tratado sobre la moral humana, donde destaca el respeto y el amor a nuestra persona, la familia, la sociedad, la patria, la humanidad, la naturaleza y la educación”; son estos principios y valores los que inspiran la guía ética del gobierno de la 4T, mismos que pretende hagan suyos los gobiernos Estatales y Municipales, desde luego siendo al mismo tiempo un código de conducta para los servidores públicos de todos los niveles y actores de los sectores social, público y privado. No es tarea fácil adecentar la vida pública entre muchos que han llegado a sus cargos de manera fácil creyendo y sintiendo que no le deben nada a nadie y solamente son colegiados de la vanidad, la ambición, la soberbia y la arrogancia, sin embargo, haciendo conciencia entre la gente sobre el deber y responsabilidad que tienen los gobiernos de conducirse con ética, transparencia y honestidad, se les podrá exigir que así sea y así será.

 

La ética en el gobierno debe prevalecer no como un signo o moda temporal de una administración, debe ser imperativo indiscutible de toda expresión de autoridad para preservar valores sustanciales como el respeto, la dignidad, la libertad, la confianza, la honestidad, la justicia, la seguridad, la lealtad y muchos principios y valores más que todos debemos procurar  que se mantengan por el bien del Estado y de la sociedad.