La Accesibilidad urbana, ¿limitante para la educación inclusiva?
En opinión de Ermila Luna
Finaliza octubre, en noviembre muchas figuras estarán hablando sobre los temas de discapacidad e inclusión, serán políticos, periodistas investigadores, académicos, las personas con discapacidad y sus aliados. La mayoría de los personajes que tomarán la palabra dirigirá en su mirada hacia la escuela encontrando ahí situaciones de exclusión, de rechazo, mal funcionamiento, falta de interés de parte de docentes y administrativos, etc.; pero muy pocas veces dirigirán la mirada a los espacios públicos y el entorno en el que interactuamos, lo cual obliga a hablar de Accesibilidad no sólo para las personas en condición de discapacidad, sino para cualquier ciudadano.
La ley general para la inclusión de las personas con discapacidad en México nos dice que la Accesibilidad se refiere a las medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, al transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información y las comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abiertos al público o de uso público tanto en zonas urbanas como rurales. Dicha definición retomada de la (CDPD), dice que estas medidas son identificación y eliminación de barreras se aplicarán a los edificios, las vías públicas, el transporte y otras instalaciones exteriores e interiores, escuelas viviendas instalaciones médicas y lugares de trabajo
Estamos en los últimos meses del año, a partir del mes de enero tendremos nuevos presidentes municipales en el estado, sería pertinente saber cuantos de ellos en sus plataformas políticas incluyeron alguna estrategia para favorecer la inclusión, la respuesta seguramente es negativa, las promesas frecuentes fueron: alumbrado, hacer nuevas calles y pavimentación.
La poca o nula Accesibilidad permea en la mayoría de los municipios, incluidos los más importantes, la carencia de banquetas en buen estado, rampas adecuadas y ubicadas en los lugares adecuados, pasamanos en los lugares necesarios y con la reglamentación necesaria, Señalética en Braille, guía podotáctil, semaforización, etc., son escenarios similares.
El panorama descrito hace ver que la situación de la educación inclusiva no recae el 100% en la escuela, tiene que ver con la posibilidad que existe para que los padres puedan llevarlos; las realidad es dolorosa pues la discapacidad en nuestro día a día esta relacionada directamente con las carencias económicas. Si un pequeño tiene una discapacidad visible, si utiliza silla de ruedas o muletas y debe usar transporte público, “la ruta” no se detendrá para que puedan transportarse; no podrá llegar a la escuela por qué las banquetas están en pésimo estado no existen rampas adecuadas y corren mayor riesgo al bajarse al arroyo vehicular; y, si esto fuera poco la gran cantidad de vendedores impiden el paso.
Lo antes expuesto muestra cuan costoso es para los padres en términos económicos y de esfuerzo el llevar a los niños con discapacidad a su escuela, tomar a diario un taxi sale de su presupuesto, por eso invito a los interesados en el tema: “no fijen su mirada solamente en la escuela”.