Escala de Grises - México feminicida
En opinión de Arendy Ávalos
Luego de que se reportara su desaparición el 31 de marzo, el cuerpo de Yolanda Martínez Cadena fue localizado. La joven de 26 años fue vista por última vez en San Nicolás de los Garza, en el área metropolitana de Monterrey. A pesar de la insistencia de su familia para comenzar las labores de búsqueda, la Fiscalía de Nuevo León sostuvo que Yolanda se había marchado por su propia voluntad. Nada podía estar más lejos de la realidad.
Mientras Gerardo Martínez, padre de Yolanda, organizaba jornadas de búsqueda y protestas, con el objetivo de visibilizar el caso, las autoridades neolonesas seguían acomodadas en cada letra de la palabra negligencia. Y es que otra de las hipótesis por parte de la fiscalía estatal fue que Yolanda había huido de una presunta violencia familiar.
De acuerdo con la versión oficial, fue el domingo 8 de mayo cuando una mujer encontró un cuerpo —en evidente estado de descomposición—, mientras recogía leña en unos matorrales. Tras notificar a los servicios de emergencia, personal de la fiscalía acudió al municipio de Juárez (11 kilómetros alejado del lugar donde Yolanda fue vista por última vez.
A pesar de que debían realizarse una serie de análisis para identificar el cuerpo, Gisela Núñez Espinoza (fiscal estatal especializada en feminicidios) informó que la ropa coincidía con el atuendo de Yolanda: una blusa negra, pantalón de mezclilla azul y tenis negros. Del mismo modo, se reveló que, de acuerdo con las primeras indagaciones, la muerte el feminicidio de Yolanda pudo ocurrir pocos días después de su desaparición. Al cierre de esta edición, la causa de muerte de Yolanda Martínez seguía sin confirmarse.
La indignación por el caso de Martínez Cadena se sumó a la provocada por los feminicidios de Debanhi Escobar y María Fernanda Contreras, las dos jóvenes también desaparecidas en la entidad. Tras un aumento en las denuncias por desaparición de mujeres, el gobierno de Nuevo León se enfrenta a las críticas y señalamientos por parte del estado y el país entero.
Por su parte, Gerardo Martínez continúa con las denuncias en contra de la Fiscalía estatal. De acuerdo con él, se perdió tiempo valioso de búsqueda debido a la negligencia del personal que afirmaba una huida por parte de Yolanda (a causa de problemas familiares); situación que parece replicarse a nivel nacional.
Aunque los medios de comunicación y la opinión pública se han concentrado en el norte del país, la violencia de género es un problema que ataca cada rincón de México y que no parece desvanecerse ni atenderse. La gravedad de las desapariciones, los feminicidios, los abusos sexuales, el acoso y todas las expresiones de machismo y misoginia en la sociedad se vuelve cada vez más evidente, hasta para quienes tienen los ojos cerrados.
Las aristas del problema son heridas profundas que se nombran bajo los nombres comunes de negligencia, corrupción, indiferencia e ignorancia. Cada día, a través de plataformas digitales, se comparten más fichas de búsqueda que desaparecen bajo la aparente custodia del Estado. Cada día, en este país, asesinan a 11 mujeres cada día. ¿Qué otro nombre podríamos ponerle a los Estados Unidos Mexicanos, entonces? No hay más: México feminicida.
México sin libertad de expresión
En un país donde las desgracias parecen no ser suficientes, el pasado lunes se reportó el asesinato de Yessenia Mollinedo (directora del medio El Veraz) y Johana García (camarógrafa) en Cosoleacaque, Veracruz. La Fiscalía del estado informó que ambas mujeres fueron atacadas con arma de fuego, mientras estaban en el estacionamiento de una tienda.
La misma instancia también comunicó la apertura de una investigación al respecto, bajo la promesa de que se seguirían todas las líneas para resolver ambos asesinatos. En el proceso participarán fiscales, peritos y policías ministeriales, con el objetivo de esclarecer las causas y localizar a las personas responsables del delito.
Con los asesinatos de Yessenia y Johana se acumulan once crímenes en contra de periodistas en lo que va del 2022. Además, han sacudido una serie de interrogantes alrededor de la libertad de expresión en México (o lo que queda de ella). Organismos internacionales, organizaciones, activistas y la sociedad, en general, han destacado la crisis que el periodismo padece en el país desde hace más de dos décadas.
México continúa posicionándose en el primer lugar de la lista titulada “Los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo”, incluso en el mismo nivel de aquellas naciones que están en guerra. Este crimen, además de poner sobre la mesa el peligro al que se enfrentan las personas especialistas en periodismo, también se encuentra con la violencia de género; pues la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) condenó como feminicidio el asesinato de ambas periodistas.
El llamado a las autoridades es el mismo y, a pesar de que se repite constantemente, sigue sin atenderse. Es imperativo y urgente implementar mecanismos de protección efectivos, que garanticen la seguridad de les periodistas; así como la no repetición de crímenes tan graves como los dos asesinatos recientes, como los once que han ocurrió este año, como los 34 casos durante la presente administración.
No se mata la verdad matando periodistas:
@Arendy_Avalos en Twitter