En la ventana
En opinión de Carlos Morales Cuevas
La mañana no tiene puerta ¿cómo iba yo a verte entrar por ella?
Sobre todo, en esta habitación,
bunker de la lujuria que mantiene la boca abierta,
y tú sigues en la ventana,
yo me limito a resbalar despacio, muy despacio,
mi aliento y mi mirada lenta, muy lenta, sobre tu espalda.
Desespero de tanto esperar que me regrese el alma al cuerpo
(me encanta el crujido que provoca al entrar);
no sé si sea adecuado llamar “alma” a tu cuerpo.
Qué importa, nunca te veo entrar en la mañana,
mas, sí te veo erguida, inmensa frente a la ventana,
siempre cubriendo tus pechos desnudos con un trozo de cortina,
atenta, muy atenta, y cómo no, si el mundo se mueve afuera.
Abril puede morir mañana,
pero el denuedo de verte mirar por la ventana,
vivirá después del viento, de la noche, del frío…
por cierto, pronto volverá la realidad
y me acurrucaré en mi ostracismo habitual,
mas volveré para contarte del azar, de la poesía,
los abusos, el sistema y, sobre todo,
volveré para verte mirar por la ventana.