El peligroso retroceso de la transparencia en México
En opinión de Tania Jasso Blancas
La semana que pasó, mientras el país se debatía entre las noticias sobre la depreciación del peso y las tensiones diplomáticas con Estados Unidos, otro tema crucial pasó casi desapercibido: la inminente desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y otros organismos autónomos. Este hecho marca un punto de inflexión alarmante para la democracia en México.
Para aquellos que ya tenemos algunos años de vida, no podemos evitar recordar un México sin contrapesos, donde el poder absoluto se concentraba en la figura presidencial. Aquella época, que parecía relegada al pasado, resurge hoy bajo la sombra de un gobierno que ha decidido eliminar mecanismos fundamentales para la rendición de cuentas. El INAI ha sido uno de los pilares más importantes en la lucha contra la corrupción, permitiendo destapar casos como la "Estafa Maestra" y la infame "Casa Blanca" de Peña Nieto. Ahora, la posibilidad de acceder a este tipo de información se desvanece junto con la autonomía del instituto.
¿Quién se beneficiará realmente de esta decisión? La respuesta es tan evidente como preocupante. La concentración de poder en el Ejecutivo, bajo el pretexto de un supuesto ahorro económico, no es más que un retorno al autoritarismo que tanto nos costó superar. Sin un INAI independiente, ¿quién fiscalizará al gobierno? ¿Quién garantizará que los recursos públicos no se desvíen nuevamente hacia intereses oscuros? Transferir las funciones del INAI a la Secretaría de la Función Pública es como poner al zorro a cuidar el gallinero.
Lo más grave de esta situación es la falta de reacción de la ciudadanía. Parece que el discurso oficial ha sido tan eficaz en vendernos la idea de que los organismos autónomos son un gasto innecesario, que hemos olvidado su verdadera función: protegernos de los abusos de poder. No se trata solo de transparencia; se trata del derecho fundamental de cada mexicano a saber qué se hace con su dinero, cómo se toman las decisiones y quiénes son los responsables de los actos de corrupción que tanto daño han hecho al país.
Este retroceso es un recordatorio de que la democracia no es un regalo, es una conquista que debe ser defendida todos los días. Y hoy, más que nunca, necesitamos alzar la voz, no solo para salvar al INAI, sino para proteger el derecho a la información y, con él, la libertad de todos los mexicanos.
México enfrenta un dilema histórico. Si permitimos que desaparezcan los contrapesos, estaremos allanando el camino hacia un régimen donde el poder no solo será absoluto, sino también, y quizás de forma irreversible, opaco. La historia nos ha enseñado que el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. No podemos permitir que México regrese a esos tiempos oscuros. Es momento de reaccionar, de exigir transparencia, y de recordar que, sin vigilancia ciudadana, no hay democracia que sobreviva.