El Tercer Ojo - Las dicotomías ¨izquierda/derecha¨, ¨democracia/autocracia¨ o la disputa por el discurso ideológico-político: Más allá de los eufemismos.

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Las dicotomías ¨izquierda/derecha¨, ¨democracia/autocracia¨ o la disputa por el discurso ideológico-político: Más allá de los eufemismos.

Estimados lectores de esta columna semanal; como sabedores somos de ello, en el proceso electoral realizado el fin de semana pasado en la hermana República de Colombia triunfó el “candidato de la izquierda” Gustavo Petro, no se pudo menos que festejar por ciertos sectores sociales de nuestra región latinoamericana dicho resultado. Como nos es dable sostener, consecuentemente se asumió el corolario implícito en esta ecuación de que el “candidato de la derecha” fue derrotado y con ello se vislumbra un nuevo horizonte en Colombia.

Asimismo, este éxito político electoral se adicionó a los triunfos que le precedieron en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Honduras, México, Perú, Uruguay y, muy pronto, se espera o desea, en Brasil con la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva.

Téngase en cuenta que tradicionalmente se reconocen dentro de este lado de una “geometría política”, la “izquierda”, a Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Con base en una simple representación gráfica de este panorama, se asume, inopinada y alegremente, que el mapa de Latinoamérica se tiñe de rojo y se orienta hacia la izquierda.

Por su lado, quienes se adhieren ideológicamente del otro lado de la “geometría política”, a la “derecha”, presuponen que más bien se orienta hacia el extremo de las autocracias, las dictaduras o, en el mejor de los casos, los populismos que condenan irremediablemente a las naciones gobernadas por “los autócratas” al fracaso económico y social.

Ello supone que la querella por ganar el discurso ideológico-político trata de imponer la dicotomía que conviene a sus intereses. O bien, es la disputa entre la “izquierda” y la “derecha”, o es el forcejeo entre la “democracia” y la “autocracia”.

Según lo refiere el medio La Silla Rota (con base en una nota de la agencia EFE del 20/06/2022): “Para Duque, el “problema” que tiene hoy América Latina no es un debate “entre izquierda y derecha”, sino un debate “entre autócratas y demócratas”.

La “redes sociales”, entre ellas Twitter y Facebook, han sido la caja de resonancia de estas dicotomías y de las consecuentes ideas, actitudes y anatemas en uno u otro sentido.

Los autócratas, sigue Iván Duque, utilizan la democracia, llegan al poder y, sutilmente, la pueden convertir en ‘dictocracia’, y cuando logran poner en su servicio a las instituciones dan ese paso hacia la dictadura, ese fue el proceso chavista y madurista en Venezuela”.

Como podemos apreciar, amables lectores, el mensaje de uno y otro lado, además de buscar imponer su discurso ideológico-político, oculta –sea voluntaria o involuntariamente— los intereses económicos de clase que subyacen en las profundidades de unos y otros representantes de dicha geometría.

Empero, no únicamente ello, también mantienen en el fondo de las perlas discursivas el conjunto de las diferencias históricas, políticas, económicas, ideológicas y culturales entre todas y cada una de estas naciones, así como entre todos y cada uno de los gobiernos que ostentan. Es decir, tras los términos “izquierda”, “derecha”, “democracia”, “autocracia” o “dictadura” se ocultan las formas históricamente distintas de acceder al poder político; las ideas, concepciones y prácticas de ejercicio del poder, tanto hacia fuera de sus naciones —con respecto a la política internacional y las relaciones con los EE.UU. y sus intereses— como al interior de las mismas; la categoría que adoptan para denominar su forma de gobierno y proyecto de nación; etcétera.

No tengo duda, por ello, de que bajo estas circunstancias, estas dicotomías se tornan en eufemismos que separan de la realidad política, económica y social de cada uno de los partidos políticos, líderes y naciones en cuestión, los discursos que como tal ocultan, más que revelar, el carácter y naturaleza de cada uno de ellos.

¿Qué significa que todas las naciones enunciadas sean gobernadas por candidatos de izquierda, o partidos políticos considerados de izquierda?

Si, como podemos constatar, la diversa y amplia mayoría de estas repúblicas, a lo largo del último medio siglo y lo que llevamos de esta nueva centuria, a salto de mata entre golpes de estado, invasiones militares imperialistas, triunfos electorales de izquierda, triunfos electorales de derecha y, otra vez, triunfos electorales de izquierda y derecha, permanecen dentro del conjunto de países que mantienen las relaciones de dominio/subordinación interna y externa, que promueven políticas económicas de carácter capitalista bajo la máscara de unos “ajustes con rostro humano”, o que no superan su carácter de naciones con economías de naturaleza caracterizada por el “desarrollo del subdesarrollo”; reitero la pregunta: ¿Qué significa que todas las naciones enunciadas sean gobernadas por candidatos de izquierda, o partidos políticos considerados de izquierda?

¡Vamos!

¿Qué significa hoy ser de izquierda? y ¿Qué significa ser de derecha?

Responder a estas interrogantes nos conducirá a un proceso de trascendencia, más allá de los adjetivos, hacia la claridad ideológica y política de proyectos de nación que tengan como horizonte no a caudillos, ni partidos políticos a la usanza que sirven de trampolines para que saltimbanquis y chapulines salten de uno en uno buscando acomodarse a los tiempos, ni políticas de carácter populista. ¡No! Se trata de precisar los grandes proyectos de nación que superen las nociones de una “democracia representativa” y de circos electoreros que buscan la producción de votantes.

En fin, y a pesar de todo ¡Qué bien que ganó esas elecciones Gustavo Petro!