Las dos protestas
En opinión de Aura Hernández
“No soy negro, soy hombre.
Martin Luther King
El domingo pasado en las redes sociales y en los medios de comunicación fue posible conocer el talante de dos protestas antigubernamentales, una en México y otra que tuvo su epicentro en el corazón mismo de los Estados Unidos.
Ambas protestas tuvieron como protagonistas a segmentos antagónicos de la población de ambos países. En los Estados Unidos, miles de personas, en su mayoría pertenecientes a la población afroamericana, protestaron por el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco porque lo que consideraron un crimen de odio, un crimen por razón del origen étnico de la víctima.
En México por el contrario los argumentos de los marchistas esbozaron una protesta en la que lo pareciera que lo que se combate es el origen social y hasta étnico de quién ocupa la presidencia de la república en este momento y una oposición trasnochada al comunismo y al riesgo de afectación a su economía.
En Estados Unidos las protestas que tienen casi una semana de estar ocurriendo, tuvieron protagonismo en muchas ciudades de su territorio y pasarán a la historia por la violencia de su expresión, tanto que obligaron al presidente norteamericano a resguardarse en el búnker diseñado contra ataques terroristas o nucleares.
Más de veinte ciudades decretaron toque de queda ante la virulencia de las protestas de población y muchos estados de la Unión activaron su guardia nacional, para tratar de controlar a los manifestantes en unos días tan agitados que pasarán a la historia de la lucha contra el racismo en acciones que rememoran a Martin Luther King y a Rosa Park.
Tan potente ha sido este movimiento en contra de la discriminación por razones de origen étnico, exacerbado por el empoderamiento del movimiento supremacista blanco que le dio la llegada de Donald Trump al poder, que sin duda marcará un antes y un después en la lucha la igualdad racial en Estados Unidos.
En el país de las libertades y de los derechos civiles, el racismo es una deuda pendiente que a pesar de Barack Obama, es un lastre para el gobierno y para la sociedad norteamericana porque su raíz está nada más y nada menos que en la propia cultura de su población.
En México, ocurrió también una movilización de protesta en varias ciudades de la república para exigir al Presidente que dimita y entre los argumentos pudimos advertir la oposición a que en México se instaure el socialismo.
La protesta que se dio en plena pandemia de coronavirus, tuvo como característica que se realizó en automóvil y fue promovido por la organización “Frena”. En la Ciudad de México, según lo reportaron medios de comunicación y redes sociales, se observó autos de lujo con pancartas “amlo no te queremos”, “Amlo vete ya”, “No al comunismo, por mis hijos”.
En su gran mayoría las manifestaciones del domingo fueron muy parecidas a las organizadas en varias ciudades españolas por el partido ultraderechista Vox, que entre otras cosas mantuvo una férrea oposición a la instauración de la renta mínima universal que promueve el gobierno ibérico para apoyar a las personas más desfavorecidas económicamente frente a la crisis del coronavirus, y que es antiabortista y considera al gobierno de coalición del Psoe y Podemos como la peor desgracia para el orgullo hispanista.
En México, ante la falta de argumentos, las personas que participaron en las protestas del domingo, se acercan a la clasificación de los “vergonzantes” que hizo Jorge Zapeda Paterson de los enemigos del presidente de la república: son “todos aquellos que sienten pena ajena por tener un presidente tan poco presentable en sociedad (es decir en su sociedad). No habla inglés, se come las eses, se viste en Milano no en Milán, es provinciano y peor aún, lo parece. No son los más politizados, ni necesitan serlo. Diez minutos de escuchar al mandatario es todo lo que requieren para odiarlo”.
Y yo pregunto, ¿es este argumento suficiente para organizar una oposición seria frente a un gobierno con el que el que no estemos de acuerdo? No tengo duda que este gobierno tenga tal vez características a las que tenemos la obligación de combatir, pero, ¿puede hacerse respetar una oposición, que no sabe expresar sus argumentos y que enarbola solo un discurso clasista e incluso racista, que es lo contrario a las luchas que en este momento enarbola el movimiento afroamericano en Estados Unidos?
La marcha del domingo en varias ciudades de México desprestigia a cualquier movimiento de oposición seria, porque pareciera fundarse en el prejuicio y en el clasismo y hace gala de su enorme egoísmo y mezquindad, porque si algo mostraron es su poca empatía por las causas sociales y que su protesta es en defensa de su bolsillo y de sus privilegios de clase.
Contrario al fenómeno masivo que se suscitó en Estados Unidos y bajo del cual subyace la lucha a favor de la igualdad racial que inició Luther King, en México las movilizaciones del domingo serán flor de un día, por la pobreza de su discurso y por la ausencia de solidez ¿dónde estaban esa huestes cuando protestamos contra la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa? ¿Dónde estaban cuando los escándalos de corrupción?
No sé dónde estaban entonces, pero les aseguro que no en la calle, y menos protestando.