Escala de Grises - El cuidado

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - El cuidado

Durante el último trimestre del 2022, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) levantó la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC), misma que ya se encuentra en la fase de procesamiento de datos. Según lo publicado por Animal Político, el objetivo principal de la encuesta es conocer más detalles respecto a los trabajos de cuidado en el país.

 

¿Cómo se realizan? ¿Quiénes los realizan? ¿Cuánto tiempo invierten en ellos? ¿A cuánto dinero equivalen? ¿Los cuidados son una cuestión meramente privada o el Estado debería estar involucrado? ¿Son responsabilidad de las mujeres únicamente? ¿Son un factor que contribuye a la desigualdad?

 

A pesar de que los resultados pueden inferirse con tan solo ver las dinámicas cotidianas en un hogar promedio y de que el INEGI no hace políticas públicas, la ENASIC representa un proceso histórico en la estadística con perspectiva de género. De acuerdo con Graciela Márquez Colín, presidenta del Instituto, será posible conocer los resultados este mismo año.

 

Una vez que se den a conocer las conclusiones y hallazgos de la encuesta, será posible visibilizar las desigualdades sistemáticas que han formado parte de nuestro país (y el mundo, en general) desde siempre. Pongamos tan sólo un ejemplo. Según los datos del mismo INEGI, en México, cada mujer realizó trabajos de cuidado no remunerado equivalentes a más de 71 mil pesos anuales; mientras que cada hombre realizó lo equivalente a 28 mil pesos.

 

Las diferencias son claras y, lamentablemente, también están normalizadas. Las labores domésticas y de cuidado se han adjudicado a las mujeres, lo que les representa la imposibilidad de buscar opciones en el mercado laboral o participar plenamente en la vida social.

 

Aunque es sabido que en nuestro país el trabajo doméstico no remunerado equivale al 27.6% del PIB nacional, los resultados de la ENASIC pueden ser evaluados por las instituciones y los tres niveles de gobierno para, a partir de ellos, desarrollar políticas públicas y programas sociales que tengan como objetivo principal disminuir las desigualdades en esta materia.

 

El trabajo no remunerado, además de ser realizado mayoritariamente por mujeres en la esfera privada, se refiere a aquellas labores y tareas que involucran el cuidado de personas dependientes (como infancias, personas mayores, enfermas o con alguna discapacidad). Bajo esta línea, es posible asegurar que el Estado, independientemente de su carácter masculino, también tiene la responsabilidad de tomar acciones al respecto.

 

¿Cómo garantizar un cuidado digno para aquellas personas que así lo necesiten? ¿Cómo involucrar a los hombres en las actividades que también les corresponden como parte de una familia o de la misma comunidad? ¿Cómo hacer efectiva la corresponsabilidad? Esas son algunas de las preguntas que podrían empezar a plantearse.

 

Ahora, no todo queda en manos de las instituciones o el gobierno mismo. Como elementos que forman parte de la sociedad también es momento de replantearnos nuestras acciones y la responsabilidad que nos atraviesa en las esferas de las que formamos parte. ¿Qué implica el cuidado?

 

La desigualdad de género también se refleja en la distribución del trabajo, en los espacios que ocupamos y en el tiempo que invertimos a cuidar o ser cuidades. Los estereotipos de género continúan atravesando nuestra realidad en diferentes aspectos que fortalecen problemas estructurales.

 

¿Cuáles son las consecuencias? El impacto que esto tiene en la vida de las mujeres puede resumirse en el poco tiempo que pueden invertir para su vida personal o profesional, obstáculos para continuar con su formación profesional, menores ingresos y mayor participación en el trabajo informal, según la Organización de las Naciones Unidas.

 

Por ello, es indispensable que se diseñen políticas públicas que incluyan acciones a nivel tanto público como privado. Destinar recursos suficientes al cuidado de personas dependientes, en lugar de quitarles presupuesto o desaparecer programas como las Escuelas de Tiempo Completo podría ser una gran forma de empezar. No sé. Se me ocurre.

 

Bajo esta línea, también resulta urgente que se implementen programas efectivos para cambiar los estereotipos de género y quitar la idea de que las mujeres cuidan y los hombres proveen. Es tiempo de dejar a un lado la romantización de todas aquellas labores que se han adjudicado a las mujeres por mera cuestión biológica.  Las responsabilidades son compartidas.

 

No es amor, es trabajo:

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