El presidente aun no lo entiende
En opinión de José María Román
El tema seguirá dando de qué hablar, porque apenas comienza. AMLO en una cena de anteanoche llevada a cabo en Palacio Nacional y en la Mañanera de ayer, en una de sus clásicas ocurrencias, habló sobre la posibilidad de que México se salga del tratado del libre Comercio que tenemos celebrado las tres naciones de América del Norte. De su plática debemos concluir que al presidente aún no le queda claro en que consiste la soberanía Nacional en lo que respecta al manejo de los hidrocarburos.
Habló y habló fuerte sobre las razones, en mi opinión equivocadas, respecto de que se atentaba la soberanía del país con las actuales condiciones que se tienen sobre la explotación de los recursos nacionales. Desde que inició su vigencia la actual Constitución del 17 (eso aún no lo sabe AMLO, ni alguien de su círculo se ha tomado la molestia de explicárselo), se contempló la soberanía de la nación sobre todos los recursos del subsuelo. En eso, nadie lo discute, excepto el presidente. Lo que hace la nación y que la ley lo establece y la constitución lo permite, es concesionar La explotación de esos recursos y las razones son simples: O no hay dinero suficiente o no se tiene la tecnología para explotarlos. Ante esa situación se acepta la inversión privada tanto nacional como extranjera para que previo el pago de los impuestos que fija el congreso, exploten los recursos de toda índole que hay en el subsuelo. Eso es lo que pasó en la falsa llamada expropiación petrolera porque no existió esa expropiación y si nacionalización todas las instalaciones que existían para explotar los recursos petroleros que en aquel entonces explotaban básicamente los ingleses. Para eso se tuvo que endeudar la nación y de paso hubo miles de mexicanos que aportaron en lo personal con dinero y objetos, incluso animales, para que se pudiera pagar lo nacionalizado que en esencia fueron instalaciones e inversiones que hicieron los extranjeros y nacionales para sustraer el petróleo.
Las consecuencias de lo que implicaría salirnos del Libre comercio que tenemos celebrado sería, para México, enorme y los impactos de tal decisión serían brutales tanto en la finanzas del gobierno como en el bolsillo de millones de mexicanos. Eso sin contar los efectos colaterales que implicaría para más de 32 millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos. El argumento presidencial dice, que nos necesitan, que es vital la mano de obra nacional en el interior de EU básicamente que es el socio mayor, y eso no es cierto. Si EU en lo particular abre su frontera, hay en el mundo suficientes millones de seres humanos que están ansiosos tocando las puertas de esa nación para entrar y suplir con creces a los nacionales. Ellos, los estadounidenses tienen los recursos, nosotros y las naciones del mundo la mano de obra que busca aún a costa de sus vidas entrar a laborar allá, tienen también las condiciones y sobre todo y eso es lo que cuenta, el capital para desarrollar su economía. Nosotros en el mejor de los casos, la mano de obra, pero con la desventaja que no somos los únicos que la ofertamos a los mal llamados Americanos. Cae por su peso el argumento de AMLO porque por principio no nos arrebata soberanía la explotación de recursos del subsuelo.
La solución es simple y así debe ser, en primer lugar sin enfrentamientos y sin caprichos y con congruencia, mirar lo conveniente y lo inconveniente de esa parte del tratado, convocar sin poner musiquita vulgar en la mañanera y hablar, explicar y si no está conforme por aspectos económicos, presentar al congreso una iniciativa que incremente los impuestos a los que se sirvan de esas concesiones de producción de energía fósil y punto. Si se quiere evitar que se lleven mucho dinero o considere que es demasiado lo que reciben, esa es la solución. Pero, no debe olvidar AMLO, que la base del tratado es la igualdad, porque lo que apliquemos, nos la van a aplicar igual, ya sea con nuestras empresas nacionales que allá en EU trabajan y conviven en paz o con aranceles en todo lo que mandemos a EU y posiblemente el Canadá que ya se sumó al reclamo americano. Otra sanción que en reciprocidad medio anunció Trump es aplicar impuestos a las remesas que envían y envíen los nacionales que allá trabajan y eso les pegaría directamente a los pobres benefactores mexicanos. A los EU no les va a temblar la mano para hacerlo pero seguramente no andarán exhibiendo su pobreza cultural como lo hizo AMLO con Chico Ché y el ¡Hay qué miedo!, esas payasadas nos dicen el poco nivel que tenemos para enfocar un problema tan delicado como la explotación de los recursos, o como dijera Juan Gabriel: ¡Pero qué necesidad!...señor Presidente.