El 9, ¿quién jijos las mueve?
En opinión de José María Román Román
Hablando de mujeres y desgracias, desde luego no es AMLO el Presidente que desdeñó su tragedia y su necesidad, no el Presidente tabasqueño que ignoró su drama y que todo lo que no promueva o tenga su visto buen, es de la derecha o de los conservadores. Para él, la tragedia y sus muertes, es de los conservadores. Es lo absurdo que vivimos en este México que como anuncia Alicia Vázquez Luna, con el consabido “Me dueles México” golpea la razón.
No hay enemigo más cruel y más presente en la sociedad que los asesinos de niñas o de jovencitas que a diario son cuando no destazadas, sí cruelmente ultimadas como una macabra danza de perversión y como un aviso diario al sistema establecido de que el orden y las condiciones de vida de la sociedad no corresponde al gobierno federal, menos a los estatales y mucho menos a los inútiles y descabezados municipales. Es por eso que riegan la tierra patria con su sangre y en la cara del sistema que nos gobierna.
La realidad es que AMLO no quiere ver la realidad, quiere mirar solamente su realidad y aunque golpea a la conciencia las matanzas del sexo femenino, no hay más realidad que lo que siente y cree que es, nunca lo que se mira en las calles y menos aún la crueldad con que nuestras niñas, hijas y hermanas son ultrajadas y desaparecidas o ejecutadas por razones del consabido abuso o por la condición de ser mujeres. Para el gobierno federal, esas cifras no le duelen, no le importan, no son ya votos una vez que las asesinan, por lo mismo, ya no serán sujetas a becas o apoyos gratuitos y menos aún cuentan porque ya no votan. En ese momento en que dejan de tener la opción del voto por la opción del infierno con que las ejecutan, ya no es del interés del gobierno. Esa es la realidad que se mira y esa es la que tenemos en nuestras calles.
No, no las mueve AMLO y su proyecto de nación de la 4t, en éste caso la 4t es solamente el baile macabro de cifras alegres de que todos somos felices. En la 4t, todo es amor y felicidad porque la psicología de quien ejerce el poder se le antojó que así sea, que así es y que así debe ser en las esferas del poder, aunque en las esferas de la calle y del poder real, sean otra cosa, sea el asesinato, sea el abuso. Cualquier jovencita o cualquier ser humano del sexo femenino que cae en desgracia por éstos hecho lesiona a la sociedad, lesiona a nuestras conciencias y debería sensibilizar al jefe de la Nación. No es así y debemos aceptar y resignarnos a que eso es lo que tenemos como principio moral y ético en el mando supremo del País.
La nación se desangra con éstos hechos y aunque no son ellas, las asesinadas la mayoría (87% dicen los que cuentas las cifras) sí es impactantes el fenómeno. Es cierto que mueren más los hombres que las mujeres en esta sociedad llena de criminales gracias a la inactividad de los gobiernos, pero ellas duelen más por su condición porque se mira como las niñas de escasos 5 o 7 años son víctimas de éstos perversos que por lo general se van impunes una vez que cometen el hecho, gracias a ese criterio presidencial que las desprecia y que no las ubica en la calidad humana que merecen.
No, no las empuja AMLO a sellar el pacto de protestar en la calle el próximo 9, no. La empuja la necesidad, el miedo, la rabia y el coraje de la inactividad del gobierno, de todos los gobiernos para con los criminales. Las mueve el hambre justicia, de esa hambre de la que hablaba Colosio y que quizá le haya costado la vida, de ésa urgente necesidad de restablecer el orden para vivir en paz con las familias de las que habla el Obispo por Cuernavaca, las mueve la indiferencia del gobierno y la resistencia a ver objetivamente las cosas. Ser mujer es en México un peligro, sobre todo un peligro porque los criminales, ese mundo que no se ha podido combatir el gobierno son fuente constante de ataques. Son más fuertes que el gobierno, son los criminales los jefes del gobierno, son los que mandan, los que permiten a los políticos que hablen y que callen y que cuando quieren imponen sus reglas como ya queda demostrado con el asunto de los LeBaront o el asunto de Sicilia, o los Ayotzinapos por mencionar solo los más relevantes por las protestas que generan. No todas son LeBaront por desgracia, no todas tienen la posibilidad de alzar la voz como los normalistas de la matanza de Iguala, pero el 9, todas en conjunto harán un esfuerzo que todos debemos respetar, que todos debemos apoyar, para ser de la mujer y a la mujer parte de un mundo digno y justo donde vivan con respeto y orden bajo el amparo de la ley, pero no de la ley de los abrazo y no balazos que pregona AMLO, sino la ley que implica la lógica de vivir en una sociedad en que las respetemos, las apoyemos y sobre todo, siempre les entreguemos la razón de la justicia.