Cuando sea demasiado tarde… - México en Crisis
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Vamos, que ha estado buena la semana, ¿no? Entre la violencia y el cambio climático, la gloriosa República Mexicana se encuentra bajo asedio. Esta semana varias personas me hicieron el comentario sobre el actuar de la gente en general, pareciera que estamos todos en promedio más enojados que de costumbre. ¿Cómo no vamos a estar enojados si todo está al doble? El kilo de tortilla se vende a 30 pesos, la gasolina se sigue acercando a los 25 pesos el litro, y las instituciones se siguen desmoronando. Diría que hemos aprendido a comportarnos violentamente porque la situación está de miedo, la gente conduce muy bruscamente, todo el mundo lleva prisa, ya casi nadie piensa en los demás. Yo sé que lo que le voy a contar no le va a ayudar en mucho a relajarse, pero igual y valdría la pena que nos tomáramos unos momentos para atender nuestras emociones porque en cosa de nada empezará a haber riñas en la calle o accidentes viales ocasionados por la violencia, más que por la impericia o las condiciones infraestructurales.
¿Ha notado usted que comienzan a aparecer más videos de personas que se defienden de la delincuencia? Años antes empezó a florecer una colección de videos de varios lados del país en el que se puede observar cómo los pasajeros de algún transporte público golpean entre varios a un individuo que trató de hacerse de sus posesiones. Era cuestión de tiempo antes de que alguien se percatara de que hay 20 personas en un camión, mientras que los asaltantes sólo son uno o dos. Pues bien, estas semanas han florecido videos de personas dedicadas a la delincuencia siendo arrollados por vehículos automotores, ya sea por la víctima misma o por un buen samaritano (o psicópata en potencia) que haya decidido aprovechar la oportunidad. En poco rato vamos a estar observando gente que porte armas ilegalmente a manera de protección. El crimen organizado porta ametralladoras ultra sofisticadas que uno sólo puede apreciar en la televisión, el mercado ilegal de armas en breve estará atendiendo a la población civil.
Tal hecho tendrá consecuencias desastrosas para el bienestar social. De por sí empezamos este texto refiriendo que habrá más riñas entre particulares, ¿qué pasará cuando una parte, o la otra, porte una pistola semiautomática para “su protección”? Yo no tengo permiso de armas y desconozco por completo la dinámica para obtener una, pero si, así como se expiden licencias de conducir se expiden licencias de armas, la cosa no va a tener buen final. Además, si de por sí el hecho de que usted conduzca un vehículo automotor no implica que porte licencia de conducir, y viceversa. Por ello insisto en que destinemos todos unos minutos al día a respirar. Vamos, su servidor también tiene formación como Psicólogo Clínico y en definitiva le recomendaría a todos acudir a su terapeuta de preferencia y confianza, pero la realidad de la estadística de personas que acuden a terapia no es alentadora.
Aprovecho la oportunidad para hacer el comercial: uno no va a terapia cuando encuentra su vida desbordada; así como uno debe de hacerse análisis clínicos anualmente para revisar su estado de salud, uno debería acudir a un psicólogo, aunque sea para saber que todo está bien. Estamos muy acostumbrados a solucionar los problemas cuando ya son problemas, en vez de pensar en anticiparnos a los problemas antes de que lo sean. Sobre todo, porque lo que debe de sobrevivir es la bondad dentro de nosotros, radica en uno la persona que uno desea ser. Elijamos ser personas de bien, porque mantener la paz dentro de nosotros va a ser una tarea que nadie más podrá hacer por nosotros, aún frente a las adversidades pasadas, presentes, y futuras.
Si no está usted al tanto de la violencia que se vive en ciudades del norte del país, le sugiero se dé usted una vuelta por las redes sociales, a ver con qué se encuentra. Invariablemente de las estupideces que escupe el presidente López todas las mañanas, la violencia se ha recrudecido en gran medida en el país. Esta semana asesinaron a sangre fría al hijo del alcalde de Celaya, en algunas ciudades se incendiaron comercios y tiendas de conveniencia. Al parecer el término “calentar la plaza” se tendrá que sustituir por “echar la plaza en aceite hirviendo” o alguna terminología similar.
Así que como siempre, apreciado lector, si no tiene usted a qué salir este fin de semana, le ruego no lo haga. En mi glorioso estado de Morelos sigue habiendo el muerto nuestro de cada día (o dos, o tres), pero ahora tendrá usted que sumar a sus preocupaciones el estado de crispación social en el cual nos encontramos, no vaya a ser que haga usted enfurecer al conductor equivocado por razones desconocidas. Mejor abrace fuertemente usted a los suyos y vaya a terapia porque la Psicología no ha muerto, pero la violencia política y social poquito a poquito la están matando.