De chapulines y 700 millones
En opinión de Roberto Salinas
El pasado 1 de septiembre inició el último año de la 54 legislatura, por tercera ocasión, los discursos fueron de trabajar por la sociedad, de dejar las diferencias para anteponer el interés de la sociedad, incluso hubo discursos de transparencia, honestidad y responsabilidad.
Al iniciar el tercer año de legislatura, se concretaron también doce cambios de partidos en los que nueve legisladores han participado. El partido que más chapulines ha recibido en sus filas es el Partido Encuentro Social, sí, el partido en el gobierno, el que cuenta con muchos cargos, programas, recursos y capacidad de imagen, fue privilegiado con recibir a dos Diputados de Morena, el primer chapulín fue el Diputado Andrés Duque, quien desde el mes de julio de 2018 anunció su ingreso al PES, le siguió el Diputado Marcos Zapotila quien antes de convertirse en Diputado de Morena fue militante del PRD.
Mientras a nivel federal el PES hace berrinches porque el Partido del Trabajo le roba diputados, en Morelos, los legisladores José Luis Galindo Cortez y la Diputada Érika García Zaragoza decidieron dejar la ideología del PT para encontrar nuevos horizontes en el PES. La bancada del PES que llegó con solo dos legisladores, Alfonso Sotelo y Maricela Jiménez (quien fue relegada del partido) se consolida con cinco legisladores promotores de golazos a la corrupción.
El chapulineo también fue generado por diferencias con sus partidos políticos, de los que la Diputada Naida Díaz fue expulsada del PSD, quedándose sin partido y recientemente recibida en el PRD y la Diputada Ana Cristina Guevara quien decidió huir de Movimiento Ciudadano para quedarse el último año legislativo, no como “independiente” sino identificada como “sin partido” al igual que el Diputado José Casas que después de brincar de Morena al PT su ideología le marcó que el camino correcto era quedarse sin partido.
Pero, no es solo el chapulineo lo que ha marcado al Congreso, la transparencia, honestidad y responsabilidad con la que se autocalifican, es otro indicador del mundo alterno en el que viven algunos legisladores. El Diputado Alfonso Sotelo proclama que es una legislatura transparente, pero no quieren transparentar el detalle de uso de más de 700 millones de pesos. Nos dicen que pagaron 82 millones de adeudos de la anterior legislatura, pero no dice en qué y cuáles son las denuncias que se han presentado.
El ejercicio de la transparencia no es solo lo que los funcionarios nos quieran dar a los ciudadanos, no es tampoco cumplir con lo básico que marca la Ley de Transparencia (que tampoco cumplen), la transparencia es un ejercicio de responsabilidad, de diálogo y de rendición de cuentas de quienes nos gobiernan. No es transparente negarse a informar el uso detallado de 130 millones de pesos en prestaciones económicas que superan los 89 millones de sueldos, o negarse a informar el detalle de gasto en 48 millones en servicios oficiales, 23 millones en ayudas sociales y 42 millones en comunicación social y publicidad.
Por eso no han bastado para lograr acuerdos los 665 millones que se han ejercido en el Congreso desde septiembre de 2018 a junio de 2020. Mientras más recursos tienen en el Congreso peores resultados vamos a ver ya sea por falta de acuerdos o bien, por acuerdos como los que tuvo al 53 legislatura controlados por la mayoría del PRD.
Por ello la transparencia y rendición de cuentas jugaría un papel importante, permitiría evidenciar quiénes están a favor o en contra de los cambios que necesita Morelos, permitiría exponer a los que anteponen su voto a intereses económicos. Pero mientras sigan jugando el juego de la opacidad y complicidad, seguirán inmersos en intereses económicos que se alejan de un bien para Morelos por un beneficio particular y perverso.
Roberto Salinas Ramírez