Serpientes y escaleras - Las dirigencias de los partidos

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Las dirigencias de los partidos

¿Qué tanto importa la conducción política local de cara a la sucesión del 2024?

 

Las dirigencias de los partidos

Aunque la decisión respecto a la candidatura a la gubernatura de Morelos en la contienda electoral del 2024 la tomarán las dirigencias nacionales de los partidos, el rol de sus representaciones locales juega un papel importante en el proceso de sucesión. El papel de las dirigencias partidistas locales frente a la sociedad es, en casi todos los casos, intrascendente, pero puede representar un lastre difícil de cargar por quien sea el candidato o candidata.

En términos partidistas la que veremos en el 2024 en Morelos será una elección reflejo de lo que suceda en el plano nacional, es decir, con las mismas alianzas y casi con el mismo número de contendientes por la primera magistratura. En el país Morena lleva la delantera en las encuestas y enmarcados en el proyecto de cuarta transformación se puede repetir la alianza del 2018, encabezada por el Movimiento de Regeneración Nacional y sumados los partidos del Trabajo, Verde y Nueva Alianza. Frente al partido gobernante estará la alianza opositora que encabeza el Partido Acción Nacional con el Revolucionario Institucional y el Partido de la revolución Democrática; en solitario caminaría Movimiento Ciudadano.

Localmente puede suceder lo mismo, con las variables que representan los partidos con registro estatal y que en su mayoría se sumarían en un bloque contrario al que representará el proyecto de Morena. Aquí también podría aparecer un tercer candidato a la gubernatura bajo las siglas del partido Movimiento Ciudadano, cuyo objetivo, igual que en el plano nacional, sería dividir el voto opositor para ayudar al Movimiento de Regeneración Nacional.

Las alianzas que se construyan de cara al 2024 no se van a decidir en Morelos; los dirigentes locales de los partidos podrán intervenir en la definición de las diputaciones locales, los ayuntamientos y los cabildos, pero atenderán la orden de sus comités centrales en lo referente a la candidatura a la gubernatura y la representación en el congreso de la unión. En estos casos, además, pesará la opinión de quien resulte candidato presidencial.

Esta circunstancia no es nueva, ni deriva del bajísimo nivel de los dirigentes estatales de los partidos locales, se trata de una directriz histórica, de algo que siempre ocurre y que prevalecerá el 2024. ¿Entonces cuál es el papel de los dirigentes estatales?

La dirigencia más activa y ordenada de Morelos es aquella en donde no existe una definición formal del presidente del partido, me refiero a Morena. En el PAN, PRI y PRD existen dirigencias formalmente constituidas y validadas por sus consejos políticos, pero de escasa representación en su militancia, nula presencia social y poca capacidad profesional; de los tres dirigentes no se hace uno.

En el partido de la Cuarta Transformación hace unos meses se llevó a cabo la elección de consejeros electorales, fue un proceso complejo, competido, plagado de acarreo y acusaciones mutuas que concluyó con un resultado muy cerrado que ganó Ulises Bravo Molina, hermano del gobernador y representante de una nueva corriente morenista afín a Cuauhtémoc Blanco. Frente a él estuvieron todos los demás grupos políticos, empezando por el de Rabindranath Salazar Solorio.

Ulises Bravo ganó y se convirtió en la cabeza del partido, pero derivado de una impugnación una autoridad judicial invalidó su registro y en consecuencia fue relevado del triunfo, aunque unos días después la dirigencia nacional le brindó su apoyo y mandando al diablo las instituciones, determinó que Ulises Bravo sería, de facto, el líder de Morena en Morelos, de ahí que en sus eventos lo presentan como el “presidente legítimo”.

La anulación de los votos que lo hicieron consejero no detuvo a Bravo Molina, ni cambió su proyecto político, por el contrario, parece haber avivado en él una fiereza política que hasta entonces no se le había visto y que le ha permitido, con Jaime Juárez como su principal operador electoral, construir un andamiaje político con 24 de los 36 presidentes municipales de Morelos.

Aún sin la formalidad del cargo, Ulises Bravo se ha convertido en el líder del partido de la 4T en Morelos y es un factor político de peso de cara al 2024 por su cercanía con el dirigente nacional de Morena Mario Delgado. Su figura no es aceptada por los morenistas tradicionales, lo cual en lugar de amedrentarlo lo ha impulsado a construir una nueva base obradorista más allá de los círculos tradicionales, ampliando con ello la presencia de un partido que genera simpatías, pero antes del 2022 tenía muy poca militancia formal y carecía de trabajo interno.

La diferencia entre lo que hacen y dejan de hacer las dirigencias estatales va a ser importante en la construcción de la candidatura gubernamental del 2024 y la estrategia general que los partidos desplieguen en campaña. En todos los casos será desde México que se defina al abanderado de las coaliciones, pero del trabajo político local que hagan las dirigencias dependerá que la decisión sea bien aceptada y la candidatura tenga fuerza más allá de la formalidad.

Jonathan Márquez, Sergio Prado y Dalila Morales son dirigentes de papel, ocultos en el burocratismo partidista y alejados de la vida política estatal; de los tres el único que intenta salir de su oficina para hacer algo es aquel cuyo partido perdió el registro en la pasada elección, aunque carga con el enorme lastre de ser un alfil del excandidato a la gubernatura Rodrigo Gayosso. Jonathan fue designado por dedazo, apadrinado por los hermanos Polanco, amigos personales del corruptísimo Alejandro Moreno y la dama panista no mueve un dedo sin la autorización de los ambiciosos hermanos Martínez Terrazas, los dueños del PAN en el estado.

Del lado de Morena el trabajo de Ulises Bravo es bueno, pero no suficiente para garantizar un buen escenario interno en el 2024; en el Movimiento de Regeneración Nacional coinciden figuras con diferentes ideologías, de origen distinto y en muchos casos radicales en su forma de pensar y actuar. Controlar los ánimos morenistas no es cosa sencilla, el esfuerzo que ha hecho el presidente legítimo por alinear a todas las fuerzas obradoristas y a la mayor parte de las representaciones gubernamentales de ese partido es importante, pero debe prolongarse hasta después de que se definan las candidaturas, porque en la 4T veremos la efervescencia política más fuerte.

Un problema latente en el Movimiento de Regeneración Nacional radica en la expectativa de muchos actores que tienen la mira puesta en el 2024; me refiero no solo a los seis precandidatos a la gubernatura, que por sí mismos representan seis núcleos de poder obradorista, sino a los fundadores del partido, los nuevos militantes, a la corriente cuauhtemista y a quienes de manera natural pretenden competir por un gobierno municipal, una diputación local o quieren formar parte de un cabildo.

La primera lucha partidista en todos los partidos comienza por la candidatura al gobierno estatal, pero de ahí derivará en el jaloneo por las otras posiciones; de quién resulte electo candidato (a) al gobierno estatal derivarán las demás posiciones, sobre todo en lo referente al congreso, porque será con ellos con quien el próximo ejecutivo va a gobernar.

Es aquí donde el rol de las dirigencias estatales cobra relevancia: corresponde a ellos ir construyendo la unidad interna, limar asperezas y preparar al partido para que la orden que venga de México sea bien recibida.

Los presidentes estatales son quienes procesarán localmente la decisión que se tome a nivel central y luego a quienes corresponderá, junto con el candidato al gobierno estatal, armar el rompecabezas en los doce distritos, las treinta y seis alcaldías incluidos sus cabildos y las diputaciones plurinominales, tomando en consideración los compromisos e intereses de su abanderado a la gubernatura.

Nada fácil.

·         posdata

La diputada Mirna Zavala renunció a su militancia en el Partido Encuentro Social y así se lo notificó a los órganos de gobierno del congreso local. Su salida no sorprende a nadie, sobre todo luego del rompimiento de Hugo Eric Flores con Cuauhtémoc Blanco.

Como representante popular independiente Mirna Zavala no pierde ni gana nada, se mantendrá dentro del mismo bloque legislativo afín al gobernador, pero sin sumarse por el momento a las filas del Movimiento de Regeneración Nacional.

El futuro político de la diputada independiente no cambiará, aunque en el futuro decidiera formalizar su simpatía por el Movimiento de Regeneración Nacional; su participación en el 2024 se antoja difícil, porque forma parte de un congreso profundamente desprestigiado y no tiene argumentos políticos o personales para que la 4T la proyecte.

Igual que el resto de los integrantes de la legislatura 55, Mirna Zavala perdió de vista el panorama, dejó correr los tiempos, se despreocupó por su imagen y olvidó que el poder es pasajero. A pesar de ser una de las legisladoras más preparadas, la vorágine del desprestigio la arrastrará más allá de la siguiente elección.

·         nota

“No me preocupa la oposición, no existe, no tiene candidato, ni tiene posibilidad de ganar el 2024; me concentro en la candidatura, ese es el reto”

La expresión la escucho de uno de los aspirantes obradorista al gobierno estatal; su confianza es amplia porqué así lo dicen las encuestas (sic). Es imposible que la oposición recupere Morelos… “simplemente no hay forma”.

¿Con cualquier candidato gana Morena? pregunto

¡No! ¡Con Víctor no! Afirma tajante y añade “carga con la imagen del gobernador y como sucedió con Graco, eso la gente lo observa y lo va a calificar”. ¡Solo dos podemos ganar en Morena! Asegura categórico.

La confianza que tienen algunos aspirantes morenistas es enorme, pero inconsistente porque asumen que solo en torno a su figura es posible ganar; el análisis que hacen respecto a la postulación y los números del partido es favorable, según ellos, siempre y cuando el partido “tome una buena decisión y no elija a alguien equivocado”. ¿Y si no sucede así? Vuelvo a preguntar. ¡Así va a ser, ya lo veras!

El exceso de confianza es un pecado capital en los procesos electorales; asumir que la postulación de un candidato gubernamental depende de un análisis de posicionamiento ajeno a intereses políticos es un grave error de cálculo que no solo impide observar bien las cosas, a la vuelta de tiempo genera rompimiento interno. Antes que la encuesta, en todos los partidos sobresale el interés político de quien toma las decisiones.

La ventaja que tiene Morena es real cuanto a las siglas, pero no será definitiva hasta que se combinen partido y candidato. Aún en esos casos hay ocasiones que el panorama cambia en la elección.

¿En verdad la decisión sobre el abanderado de la 4T al gobierno de Morelos en el 2024 será ajena al interés del presidente Andrés Manuel López Obrador y a quien Morena impulse en la carrera presidencial? ¿En serio creen todo se definirá en base a una encuesta?

Yo pienso que no.

·         post it

La candidatura al gobierno estatal no es cosa menor, ni barata. Cualquiera que sea postulado deberá tener en cuenta que para competir se requieren muchos millones de pesos, no importa por el partido por el que compitan.

Quien gane la elección podrá recuperar su inversión desde el gobierno, pero quien pierda habrá tirado a la basura un enorme capital económico y gran parte de su imagen pública.

Por cierto ¿Cuántos candidatos perdedores a la gubernatura de Morelos se mantienen vigentes en la vida política?

·         redes sociales

Continúan los reclamos ciudadanos por el suministro de agua potable en la capital. La directora del Sapac es una abogada con muchos años de trayectoria en el servicio público, pero de ninguna manera experta en temas hidráulicos ni en administración pública; a un año de gestión tampoco domina la institución que tiene a cargo.

Entre los cambios que refiere el regidor Hugo Manzo se debe considerar al equipo de primer nivel del Sapac.

No solo la directora está fallando en sus tareas.

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