Concepto Social de la Discapacidad - Motivos…de ingreso a la Escuela Normal: Eduardo Mercado & Carmen Jaimes

En opinión de Eliseo Guajardo Ramos

Concepto Social de la Discapacidad - Motivos…de ingreso a la Escuela Normal: Eduardo Mercado & Carmen Jaimes

La semana pasada asistí a la Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería-UNAM, a la presentación de “Motivos, expectativas y condiciones de ingreso a la escuela normal”, coordinado por el Dr. Eduardo Mercado & Dra. Carmen Jaimes, editado por NEWTON, Edición y Tecnología Educativa. Una investigación sumamente interesante y podría decir, si se continúa -como toda investigación sólida- de gran impacto en el sector de las normales del país.

Se trata de una Red de investigadores de 8 escuelas normales (REDIEN) , que inició con un Cuerpo Académico y se siguió con algunos otros más, hasta constituir una red de Cuerpos Académicos. Que tuvo sus preocupaciones en pleno periodo de la pandemia del COVID 19 en un Seminario permanente de docentes investigadores.

Levantaron datos de estudiantes de recién ingreso a la Normal en las licenciaturas de Preescolar, Primaria Intercultural Bilingüe, Secundaria en las especialidades de Historia, Matemáticas, Química, Formación Ética y Ciudadana, inglés y Pedagogía. Fue una muestra -voluntaria- por conveniencia de 881 sujetos.

Los datos sociodemográficos de la encuesta fueron de una revelación significativa sobre la heterogeneidad de la población que está ingresando a estas instituciones. Desde la identidad de género (Masculino, Femenino, Gay, Lesbiana, Trasvesti, Transgénero. Habiendo población para todas las categorías solicitadas. Las edades fluctúan desde 17 hasta 28 años. Identidad de grupo originario (mestizo, indígena y afromexicano). Estado civil (soltero, casado, unión libre, divorciado, viudo). Número de hijos.

También, datos socioeconómicos (vivienda, dependencia económica, máximo nivel de estudios de la madre, el padre, actividad laboral de los progenitores). Datos de salud y deficiencias sensoriales. Tipo de estudios previos a la licenciatura, como los tipos de bachilleratos.

Uso de dispositivos y dominio de las aplicaciones. Desde computadoras de escritorio, Lap Top, celulares, etcétera. Uso de redes sociales y tiempo de dedicación. Integrantes de redes sociales. Actividades culturales y recreativas. Asistencia a teatro, cine, conciertos, etcétera. Visita a bibliotecas, museos, salas de cine, etcétera. Por último, familiares dedicados a la docencia.

Los datos docimológicos están disponibles en el libro y son de una gran riqueza. La interpretación de estos ya configura una información que podría llevar a hipótesis para otras investigaciones que las confirmen o no. La interpretación de los investigadores está en el material, pero el lector puede, con los mismos datos, llegar a otras conclusiones. Todas discutibles por unos y otros. Ya sabemos que las buenas investigaciones más que a certezas y respuestas nos levan a nuevas preguntas. Y es lo que sucede con este Libro de Eduardo y Carmen.

Se me ocurre una pregunta ¿Qué sucede si este mismo cuestionario se les aplica a todos los aspirantes de ingreso, a los que aprueban y a los que no aprueban y no ingresan a la escuela normal? Y me atrevo a elaborar una hipótesis: no hay diferencias significativas entre los aspirantes que ingresan y los que no ingresan. Porque el recorte entre uno y otro grupo lo da la línea de corte de la prueba psicométrica de conocimientos, tipo CENEVAL. Y este tipo de pruebas mide el Nivel, no el Perfil de la población candidata a ingresar.

Los datos de Eduardo y Carmen, o, mejor dicho, de Mercado & Jaimes, sí nos conducen a un perfil, que podría ser enriquecido cuando deliberadamente quisiéramos tomar en cuenta el perfil para la selección de los futuros profesores en las diferentes licenciaturas.

Esta reflexión me hace recordar los que decía G. Brosseau, refiriéndose a los alumnos con fracaso escolar. Decía, que la población de los niños que la escuela expulsaba no se justificaba midiendo sus capacidades, porque era como si quisiéramos explicar por qué se sale el líquido de un vaso rajado, midiendo la química del líquido de dentro de fuera y no fijarse en la rajadura del vaso.

Y si de perfiles de los docentes hablamos, tomaría en cuenta, también, las investigaciones del Dr. Héctor Jacobo García. Sobre las conceptualizaciones pedagógicas -espontánea, técnicas, disciplinares- de los docentes principiantes y los docentes experimentados. Pero las extendería a los aspirantes a docentes que ingresan y no ingresan. Para obtener un perfil más fino para seleccionar a lo que se ha dicho que la calidad de la educación radica fundamentalmente en los docentes, y principalmente, en la selección de los mejores para que sean los docentes.

Jacobo García y otros investigadores conocidos advierten que todos tenemos alguna noción pedagógica de cómo se enseña en la escuela básica. Son ideas espontáneas, incluso, tomadas de cómo pensamos que a nosotros nos enseñaron eficazmente cuando fuimos alumnos de la escuela básica. Aunque sea esa idea, pero todos tenemos alguna. Esta idea inicial, se modifica con la reflexión sobre la práctica de la enseñanza. Esta reflexión puede ser empírica o sistemática. La sistemática puede ser técnica o disciplinar. La disciplinar proviene de los cursos de actualización que los docentes toman a lo largo de su vida profesional. Pero los docentes que no toman cursos pueden sistematizar vicariamente su experiencia y convertirla en su propia técnica de enseñanza. Los que no reflexionan, pues siguen con las mismas ideas espontáneas iniciales.

Las ideas espontáneas se pueden aproximar a una rudimentaria idea de pedagogos clásicos que perduran en la historia de la educación universal (occidental). Eso fue lo que realizó Jacobo en su tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid, dirigida por Juan Delval. Lo hizo a través de entrevistas clínico-críticas de la epistemología genética de Piaget. Estas ideas que obtuvo de estudiantes normalistas y de la UPN, en Culiacán, Sinaloa. Las clasificó en las siguientes categorías clásicas: Dewey, Neill, Kerschensteiner, Rafael Ramírez y Cláparede. Detallar cómo lo hizo y cómo las interpretó para asemejarlas a estos pensadores pedagógicos, es tema de otra entrega.

Me alegra conocer personalmente a estos investigadores en educación, como son Eduardo, Carmen, Jacobo y hasta a Juan Delval. El primer alumno de Piaget de habla hispana que llegó a Ginebra.

¡Enhorabuena por la investigación educativa empírica -no empirista- en México!

 

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