Columna Desde la Torre - Gaslighting
En opinión de Roberto Enrique Rodríguez Guerrero
El director general de Cuestione Andrés Pascoe, explicó por qué nos mienten, nos dan datos falsos, y nos hacen creer cosas que no son. Cuando dudas es porque estás loco o loca; eres una persona paranoica que estás siendo manipulada por alguien más. No importa cuán obvio sea el engaño, la culpa es tuya ¿te suena familiar? Es lo que se llama Gaslighting o luz de gas, y se refiere a un fenómeno muy común lamentablemente, en muchas relaciones: un abusador, con frecuencia el hombre, hace creer a la mujer que lo que percibe es por locura, celos, o algún delirio. Pero no, solo sucede dentro de las parejas: le puede pasar a un país entero, y eso es lo que estamos viviendo. Antes de explicar por qué vivimos en el gaslighting y que podemos hacer al respecto, vale la pena decir de donde viene el término “Gas light” es una expresión de una obra de teatro que se estrenó en 1938, escrita por el británico Patrick Hamilton. En su momento resonó en un público porque atendía un tema que era demasiado familiar para las personas: estar con alguien que siempre te hace sentir que estás alucinando. En la obra la protagonista llamada Bellas, es sistemáticamente engañada por su marido, haciéndole pensar que está loca, que ha perdido la memoria o que ve cosas, todo con el fin de ocultar el hecho de que él es un criminal. Ubicada en 1880, la obra recurre al efecto de la luz de gas, que el marido baja o sube para hacer que Bella sienta que está viendo cosas, pero la verdad, es que su marido está ocultando que asesinó a su vecina y que está buscando las joyas que escondió antes de morir. Así, le hace creer que los ruidos que escucha por las noches son parte de su delirio, cuando en realidad es el delincuente buscando su botín. Ella pide ayuda. Nadie le hace caso. Es vista gracias a su marido, como una loca más, una celosa que duda de él. Hasta que aparece algo crucial en cualquier narrativa: el aliado. Un detective que es el único que le cree a Bella, y la ayuda a desenmascarar a su propio marido y ella se venga. Es un tipo de manipulación emocional en el que una persona intenta cambiar la realidad de otra para confundirla y tener un mayor control sobre ella.
A partir de esa obra el término gaslighting se volvió popular entre los psicólogos para definir algo muy particular: un patrón de abuso emocional en que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción, juicio o memoria. Eso hace que la persona se sienta ansiosa, confusa o incluso depresiva. Pasa en las parejas, pero pasa también en los grupos sociales. Hoy México entero es justo víctima de eso, una masiva acción de gaslighting, contra la población. ¿Cómo? Muy sencillo: desde el palacio presidencial, se nos dice lo mismo: si críticas al presidente o a la llamada cuarta transformación estás siendo parte de un gigantesco complot. “Créeme a mi” nos dice el mandatario, porque todo aquel que me cuestione sea quien sea, es un mentiroso. “somos distintos” es como el “no soy como tu ex” en versión gobierno. “AMLO: no somos iguales, que no me confundan, porque eso si calienta”.
La sociedad sabe que los gobiernos anteriores fallaron profundamente, pero ahora tiene que admitirse a sí misma que este no está cumpliendo con su más grande promesa: el bienestar social con justicia. Una vez reconocido el problema viene enfrentarlo, esto demandará mucho valor por parte nuestra, haciéndonos responsables de exigir que se cumplan las promesas, que se respeten los poderes, y las instituciones y se rompa la espiral de mentiras. Ese es nuestro derecho, pero también nuestra obligación.
La pandemia agudizó lo que ya venía mal, Andrés Manuel López Obrador desaparece el Seguro Popular y desmantela por completo el sistema de salud, dejando sin los medicamentos a los pobres, los millones de mexicanos sin acceso al otro mundo, el de los pudientes. Perversidad que solo se engendra en un demente, quitar los medicamentos a los niños con cáncer. Pésimo manejo de la economía tiene un alto costo con 5.5 millones de mexicanos que integraban la clase media y hoy están en la pobreza. Economía estancada que durara posiblemente dos décadas en restablecerse.
El engaño y la irreflexión sobre las relaciones y decisiones que afectan al país, como la cancelación del aeropuerto, de la planta cervecera en Mexicali; la renegociación de los contratos de los ductos de Texas a Tuxpan en materia de gas; la cancelación de las subastas eléctricas y de las rondas petroleras. Nos muestra al presidente enfermo; “México no se está moviendo hacia la tendencia global y en cumplimiento de los compromisos adquiridos con el cambio climático”, la inversión es insuficiente para paliar la crisis. Y aunque usted no lo crea, los bloqueos carreteros y enfrentamientos que amenazan gravemente los derechos humanos y la integridad, el presidente autorizó a su gobierno “indemnizar” a los delincuentes que utilizan esas estrategias para presionar el incumplimiento del gobierno. Comprobado, un país en que los diferentes gobiernos acostumbraron a mentir y al pueblo aceptar sus corruptelas porque nos hicieron sentir que la sociedad mexicana es la responsable, la culpable de todos los ilícitos que cometen los presidentes de la República, pero López Obrador se guisa aparte, sobrepasó lo visto y escuchado de sus antecesores, con la “casa gris” que su hijo José Ramón López Beltrán con su esposa Carolina Adams ocupó en Houston, Texas, entre 2019 Y 2020, propiedad de un ex trabajador de Baker Hughes, proveedora de Pemex, el conflicto de intereses derrumbó el manto de honestidad, la corrupción inicia desde la familia del presidente de la República. Reiterado está que López Obrador no tiene la calidad ética, moral y cualidades para gobernar México.
La última y nos vamos: La radiografía de López Obrador, inconfesable, abrió varios frentes y en todos fracasó, su proyecto de cambio social y económico se encuentra paralizado, en lugar de detener el crimen organizado, con su estrategia de abrazo no balazos el único logro, los 19 cárteles se expandieron y actúan a sus anchas en el territorio nacional. AMLO es el precursor de la metástasis del caos que sufre el país, degeneración que en solo tres años se propagó, tiene el tejido social hecho trizas. Si se toca la bandera de campaña de un gobierno honesto y cero corrupciones, en su administración este concepto es una falacia, incongruente en achicar la administración pública, devolver al Estado la rectoría de la economía, frenar los abusos del mercado y de la iniciativa privada, mejorar el poder adquisitivo de los sectores mayoritarios, es el gobierno del nada, nada. La manipulación de López Obrador dejo de ser sutil, ahora nos muestra la realidad, el lado obscuro y peligroso al que nos está llevando, la relación gobierno –sociedad es una analogía tóxica, logrando el objetivo de la 4ta. Transformación, los que producen y mantienen al país para AMLO son los malos y quienes no hacen nada son el pueblo bueno y sabio. Nos encontramos en el túnel de la confrontación, sin tener idea del grave peligro se encuentra la nación mexicana.